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Los precios de los alquileres, publicados por consultoras y portales del rubro, son contundentes: subieron un 110%, muy por arriba del 89,56% estipulado por el Banco Central e incluso por arriba de la inflación. La escasez de oferta de viviendas para vivir cada vez es más notoria en CABA y en las principales ciudades del país. Actualmente en CABA se estiman que hay sólo 1.500 viviendas en alquiler tradicional (con contratos que duran 3 años) entre departamentos, PH y casas. Por el contrario, creció la oferta de alquileres temporarios y el ofrecimiento de unidades en locación, pero en dólares y por acuerdos que como mucho pueden extenderse un año. Lo mismo ocurre en las principales ciudades del país, y especialmente en los destinos turísticos como Bariloche, Mar del Plata o San Martin de los Andes.
Según los mismos portales, un departamento de tres ambientes en CABA no se consigue por menos de $61.000 por mes, con expensas que pueden llegar a 40 mil pesos. Los números hablan por si solos: con salarios de convenios debajo de los 150 mil pesos, la suba de los alquileres en las ciudades significa una política expulsiva de la clase obrera de las ciudades. Según el vocero de Cammesi, "entre marzo y en abril alquilar un departamento será prácticamente imposible o una pequeña casa o un PH en CABA o en las ciudades más importantes del país como La Plata, Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, Mendoza, Salta, entre otras. Ya hoy es muy difícil conseguir locación para este tipo de inmuebles” (Infobae).
Procrear, la única iniciativa estatal de construcción de vivienda celebra la entrega de 60mil viviendas en lo que va de tres años de gestión; una gota de agua en el mar. Con la posibilidad de acceder a créditos inmobiliarios reducida a la nada por las altísimas tasas de interés -luego de la. Experiencia de los créditos UVVA- las alternativas para las familias obreras son el hacinamiento en viviendas multifamiliares, en villas miserias -con el agravante de lo que este tipo de viviendas representan para las pandemias- o en la migración hacia lugares más alejados.
La Ley de Alquileres, que los propietarios e inmobiliarias reclaman derogar, es esquivada por diferentes mecanismos; en la Ciudad de Buenos Aires, la oferta total de alquileres disponibles se ha reducid, al mínimo: o los propietarios inducen a los inquilinos a alquilar por fuera de lo establecido en la ley, con contratos a plazos menores y con ajustes semestrales de precios, o se vuelcan a las plataformas de alquileres temporarios.
La Ley de alquileres, impulsada por Juntos por el Cambio en 2019, aprobada por el conjunto de los partidos de la grieta en 2020 -bajo el Gobierno de los Fernández estableció un límite a los aumentos, un plazo mínimo de Alquiler de tres años, la obligación de registrar en AFIP el contrato y un límite a las comisiones de las inmobiliarias a la hora de firmar o renovar. La ley de alquileres no estableció ningún tipo de límites a los precios y mucho menos, a la tenencia de propiedades sin uso. Una comisión del Congreso debate una nueva ley sin mayores avances. En las últimas horas, el ex vicepresidente Julio Cobos planteó como una salida la derogación de la Ley por decreto.
Loos propietarios y las administradoras de inmuebles han encontrado en plataformas como Arbnb una vía para ‘puentear’ la Ley de alquileres. La plataforma viola simplemente la ley. Mientras que los portales de alquiler calculan que a oferta entre la oferta de estas aplicaciones es de 1.500 viviendas en alquiler en CABA, un informe de Página 12 la calcula en 70.000 viviendas. En todas las metrópolis del mundo -Nueva York, México, Londres, etc.- se discute como regular estas aplicaciones, para evitar un colapso de la oferta de alquileres, porque disminuye la oferta de alquileres para vivienda y termina resultando expulsiva de las ciudades de la población asalariada. Respecto de las regulaciones, no hay acuerdo en cómo llevarlas adelante. El jefe de Gobierno suscribió un acuerdo con la plataforma en 2019. Firmado en privado, salió a la luz a partir de un pedido de información pública. El acuerdo establece que la Ciudad no podrá tomar acciones legales ni económicas contra Airbnb, ni asistirán a terceros para que lo hagan.
Así como ocurre con la soja, el petróleo, el vino y la minería, las corporaciones de la vivienda buscan internacionalizar el precio de la vivienda para alquiler. Las plataformas son la vía de entrada del capital internacional en la especulación inmobiliaria de los países que regulan el mercado habitacional. El detonante de una rebelión popular podría no ser el precio del tomate o la polenta, sino la dolarización de los alquileres.