Escribe Darío Molinari
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A comienzo del año escolar, el gobierno porteño logró imponer el pasaje de jornada simple a completa en varias escuelas de diferentes distritos de la ciudad. Este cambio trajo como consecuencia la reducción de la mitad del plantel docente, a través del cese de suplentes y el pasaje a disponibilidad de decenas de titulares.
El cambio compulsivo de jornada -en algunos casos, con oposición de la familia- ha sido promocionado y festejado en diversos medios oficiales. Contó con el financiamiento de Nación, que otorgó partidas presupuestarias para tal fin.
Se trata, sin embargo, de una estafa a la docencia, a las familias y a la opinión pública en general. Veamos: en la página oficial del Gobierno de la Ciudad, en el buscador de establecimientos aparece, por ejemplo, la Escuela 24 D.E 16, como Jornada Completa Intensificada en Ciencias. Sin embargo, el gobierno aún no ha emitido dicha resolución. Solamente consta un decreto de cambio de modalidad a completa (sin intensificación). Lo mismo ocurre con otros establecimientos educativos.
La docencia que ha quedado en esas escuelas, luego de haber renunciado a otros establecimientos para poder tomar el nuevo cargo, se anotició de que el gobierno no pagará, hasta la firma de la resolución, el plus salarial correspondiente por intensificación.
Pero eso no es todo. A pocas horas del comienzo de clases, el gobierno depositó el salario de jornada simple a todo el personal docente. Es decir, depositaron medio salario. Como puede verse, el pasaje a jornada completa se asienta sobre la espalda del trabajo docente no remunerado.
Bajo este cuadro de incertidumbre la deliberación en las escuelas que se encuentran en esta situación va en aumento. Es necesario organizar asambleas conjuntas de las escuelas, para encarar un plan de lucha común por el pago de lo adeudado en la complementaria.
¡No podemos esperar dos meses para cobrar! Con la organización arranquemos, también, el pago del plus por intensificación.