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El lunes 13 de marzo falleció Carlos Pedro Blaquier, a los 95 años de edad. Dirigió el ingenio Ledesma e integró su directorio por mas de 50 años. Sobre la base de acuerdos y privilegios económicos, comerciales y financieros que tuvo con todos los gobiernos de facto y civiles desde 1970 a la fecha, pero también de su propia iniciativa como representante del capital nacional, logró convertir al ingenio Ledesma en el más grande del país, diversificando la producción y creando un emporio que genera varios miles de millones todos los años.
La contracara de este proceso de desarrollo la han padecido los trabajadores y vecinos de Libertador Gral. San Martín y los pueblos vecinos: con el acaparamiento de todas las tierras que rodean a la ciudad, la contaminación del aire, el suelo y el agua, la persecución del activismo y un proceso de tecnologizacion de la producción que elimina puestos de trabajo todos los años.
Las trapisondas de Blaquier han hecho escuela en el directorio de Ledesma: su negativa a pagar impuestos, las exenciones impositivas, la “protección” de la producción para asegurar la colocación de sus productos a un precio superior que el del mercado, etc. Hace unos años, el sindicato de Ledesma denuncio que por 10 años la empresa ha pagado una parte de los salarios en negro para evitar así el pago de una parte sustancial de aportes provisionales, y cargas patronales.
Blaquier fue, además, el responsable político de las detenciones de más de 400 personas en Ledesma durante la ultima dictadura militar, 33 de los cuales permanecen desaparecidas hasta el día de hoy. Los episodios que se conocen como “la noche del apagón”, ocurridos entre el 20 y 27 de julio de 1976, contaron con la complicidad, probada ante la Justicia, del propio Blaquier, quien facilitó los transportes de la empresa para la detención de personas, la utilización de los caminos internos de la empresa, y hasta los cortes de luz que se producían previo a los secuestros, ya que la empresa de energía en esa época también pertenecía al Ingenio.
A pesar de la clara complicidad y connivencia de la empresa con la ultima dictadura militar, todos los gobiernos “democráticos” le otorgaron la impunidad tanto a él como a todos los industriales que promovieron y colaboraron con el golpe.
Recién en 2021 y despues de años de tener la causa paralizada, se pidio la elevación a juicio oral por su participación en las desaparición forzada de personas, a los 94 años y ya completamente alejado de la dirección la empresa. La defensa del pope solicitó un peritaje para determinar si Blaquier se encontraba en condiciones de afrontar, entender y comprender el juicio oral y público que pretendía juzgar sus actos, en una maniobra dilatoria para seguir ganando tiempo y evitar una eventual condena, cosa que logró con un examen amañado que también resultó apelado.
Blaquier llegó a ser imputado solo por la fenomenal lucha incondicional de las organizaciones de derechos humanos, los luchadores, activistas, los trabajadores, por los familiares de desaparecidos y particularmente por Olga Márquez de Aredes, quienes no han dejado de movilizarse contra la impunidad y se han movilizado desde la dictadura hasta la actualidad.
En 2012, luego de un allanamiento en sus oficinas, se encontró documentación de una empresa de espionaje privada que hacia seguimiento y tenia carpetas de todos los activistas sindicales bajo la dictadura, y de los principales activistas que participaban de las marchas del apagón, por lo menos hasta 2005. La causa por espionaje durmió el sueño de los justos bajo todos los gobiernos.
La sintonía fina de Blaquier le permitió acomodarse a los virajes de las situaciones políticas y a todos los gobiernos de turno, logrando importantes beneficios para el desarrollo de su emporio.
El planteo de Nestor Kirchner de rescatar a los “Capitanes de la Industria” nacional, le permitió sortear una la crisis y beneficiarse de nuevos e importantes negocios, apalancado por el famoso viento de cola de la situación mundial y los superávit gemelos de Argentina, que fueron a parar a manos de los grandes capitales nacionales, y del capital financiero internacional.
Esto acercó a Blaquier a los gobiernos ´nac&pop´, al punto que Blaquier le dedicó un poema a CFK por su reelección, destacando las “virtudes” de reemplazar la carne vacuna por carne porcina, en plena crisis ganadera. Venia de ser beneficiado con una cuota privilegiada en el corte de bioetanol en combustibles, lo que ha generado beneficios millonarios sobre la base de una actividad subsidiada donde coloca el 100 % de la producción.
En el último periodo fue primero un firme defensor del gobierno de Macri, y ahora ha pegado un viraje que encuentra a Ledesma, junto a otros grandes industriales apoyando las medidas del Frente de Todos.
Hoy tiene a Funes de Rioja, representante de la UIA y de las patronales de la alimentación, saludando el canje de los bonos en pesos para poder financiar a la produccion agropecuaria y agroindustrial. Los que rechazan que el gobierno se endeude con jubilaciones y planes sociales, saludan a dos manos la emisión del Banco Central para el rescate del capital agrario
Esta última decada, Blaquier la vivió fuera del directorio de la empresa, alejado del manejo y con una importante condena social que lo recluyó aún más. Sin embargo no llegó a ser condenado por la Justicia, que a esta altura y por la impunidad de todos los gobiernos, hubiera servido de triunfo político simbólico de todos los luchadores que han mantenido la lucha por el juicio y castigo para Blaquier y sus cómplices.