Kicillof y el desguace de las escuelas técnicas

Escribe Mariano Hermida

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En la última jornada institucional, la Dirección Provincial de Educación Técnico-Profesional bajó un documento a las escuelas técnicas bonaerenses donde plantea que la Dirección de Escuelas está promoviendo una “actualización” de los actuales diseños curriculares para proceder a una modificación.

En el inciso 3 del punto 2 del texto, se fundamenta que “la carga horaria del plan de estudios vigente supera AMPLIAMENTE (mayúsculas nuestras) el mínimo establecido por la regulación federal y los marcos de referencia 6.480 horas” (Documento de Trabajo para el abordaje institucional. Proceso de Actualización curricular de la Educación Técnica y Agraria). De acuerdo a la ley nacional de educación sancionada bajo el kirchnerismo, en la provincia de Buenos Aires, las escuelas técnicas estarían “excedidas” de horas. El argumento es idéntico al que utilizó Vidal en su última gestión, cuando pretendió, en 2018, recortar contenidos y horas de las Escuelas Técnicas. Su implementación fue frenada por una rebelión de estudiantes y docentes. La consigna que popularizó esa lucha fue “La Escuela Técnica no se toca”.

El eje central del ´kicillofismo´ es demostrar que la deserción escolar es fruto de que los estudiantes pasan demasiado tiempo en la escuela y que esto “desalienta” a los mismos a comprometerse con los estudios. Nada más lejos de la realidad. La deserción escolar (la tasa de abandono en el último año de la secundaria es del 16%) es fruto de las condiciones de vida absolutamente precarias por las que atraviesan nuestros jóvenes y niños. Con 6 de cada 10 chicos bajo la línea de pobreza, el sostenimiento regular de los estudios, se choca con necesidades inmediatas que deben cubrir en sus familias. Por otro parte, el desfinanciamiento y los recortes presupuestarios que año a año vienen realizando oficialistas y opositores de la mano del plan del Fondo Monetario Internacional, mientras se sigue subsidiando a las escuelas privadas, impactan en el vaciamiento de la Educación Pública, que ven como día a día deben sostenerse –en muchos casos- sólo con el esfuerzo de los docentes y las comunidades educativas. El Estado pretende descargarle el fracaso de todas sus políticas educativas a las familias y a los docentes, que constantemente son señalados como los “responsables” del derrumbe educativo.

Como ocurre con las reformas en marcha en Primaria (5ta hora), en la modificación del diseño curricular de la Secundaria y en la Escuela de Adultos, el objetivo de esta reforma es adaptar a las escuelas técnicas a los trabajos precarios que ofrece hoy el mercado laboral para los jóvenes (cuando logran conseguir empleo). Un estudiante egresado de la escuela técnica se recibe con un título de mayor calificación con respecto a una escuela media porque cursa materias prácticas que implican los talleres y la cursada de otras materias. Las escuelas técnicas electromecánicas, de química o de maestros mayores de obras, son en general muy elegidas por las familias porque la calificación del título representa una salida más favorable en términos laborales. Por eso hoy mismo la enorme mayoría rebalsa de estudiantes y tienen problemas edilicios para contener en condiciones adecuadas a los docentes y estudiantes. Al revés de como dice el gobierno, no hay “exceso” de horas, sino falta de escuelas, aulas y mayor inversión para toda la rama. De avanzar la reforma del gobierno provincial, se eliminarían materias del currículum, afectado miles de puestos de trabajo (dónde la mayoría de los docentes no son titulares) y se estaría desvalorizando el título del técnico egresado. A diferencia de otros momentos históricos, el capitalismo en su etapa de declinación, necesita adaptar las “viejas escuelas técnicas” que tenían como principal función preparar a los futuros obreros para desarrollarse en trabajos calificados, a una mera escuela de oficios y saberes, dónde la formación esté fragmentada y recortada, para que las patronales obtengan una mano de obra más barata.

Los sindicatos provinciales frente a esta iniciativa del gobierno se han callado soberanamente la boca. Es una forma decorosa de acompañar en silencio la medida y no exponerse a tener que darles explicaciones a sus afiliados.

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