Pesifican las tenencias de Anses y de numerosos entes del Estado. Nota de tapa de Política Obrera N°66 edición impresa.
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Mientras Cristina Kirchner discurseaba en el CCK acerca de la persecución judicial contra las fuerzas que defienden “la justicia social”, Massa anunciaba, con el apoyo de la vicepresidenta, la pesificación de fondos públicos ante una platea de bancos, fondos financieros y compañías de seguros.
Se trata de 35.000 millones de dólares en títulos públicos en esa moneda, que se encuentran en Anses principalmente, y en el Banco Central, el Nación, las empresas del Estado y decenas de otros organismos.
Esos títulos serán vendidos en licitación pública a capitalistas nacionales y extranjeros a cambio de pesos. Esos pesos serán usados para comprar nuevos títulos, pero en pesos, que el Tesoro nacional volverá a colocar en Anses, Banco Central, Nación y demás organismos.
Se trata de una expropiación forzada del dinero de jubilados y de ahorristas y de una privatización de los activos en dólares en poder del Estado.
Como consecuencia de esto crecerá la deuda externa del Estado, tanto la suscripta bajo legislación extranjera como bajo legislación nacional. Massa informó que retirará de circulación 4.000 millones de dólares de esos bonos con el propósito de aumentar su cotización. La noticia es miel para los capitalistas.
También aumentará la deuda pública en pesos, porque el Tesoro emitirá nuevos títulos para absorber los pesos que recibirán las entidades del Estado que han sido confiscadas. “Des-endeudadas nos queremos”, la consigna de la tropa feminista del oficialismo ha quedado convertida en más fraudulenta de lo que era.
Todo este negociado inmenso, que sí debiera pasar a la Justicia para que ésta dictara una condena fulminante contra el trío de saqueadores, no detendrá la inflación. Porque habrá mayor deuda pública, en dólares y en pesos, que el Estado no puede pagar, y porque será seguida de una devaluación del peso, para fomentar un aumento de las exportaciones.
Argentina asiste a un desfalco de magnitud histórica, comparable a los acuerdos de Rivadavia con Baring Brothers, en 1824; a la estafa de los bonos garantidos, en 1890, que provocó la Revolución de ese año y la renuncia del presidente Juárez Celman; al pacto Roca-Runciman, en 1932, que convirtió a Argentina en colonia tardía de Gran Bretaña, y al corralito de Cavallo, en el 2001.
El macrismo y Milei se han quedado sin programa. Los Fernández y Massa se los robaron por completo. El próximo gobierno, si ganara uno de los perjudicados, será la continuidad del gobierno actual.
El gobierno ‘nacional y popular’ -el peronismo de la “justicia social”- se ha plegado a la tendencia internacional de rescatar y subsidiar a los grandes bancos y capitales con dinero público y privaciones para la mayoría del pueblo.
Llamamos a los activistas y a todo el mundo del trabajo a sacar las conclusiones. Uno, necesitamos preparar una huelga general contra el desfalco, en especial porque apunta a reprivatizar el sistema jubilatorio y porque seguirá devaluando salarios y jubilaciones; dos, impulsar un movimiento de autoconvocatorias, frente a los sindicatos que se han plegado al saqueo; tres, debemos construir un gran partido de trabajadores, para quitar el poder a la clase capitalista y sus punteros y reorganizar el país, sobre bases y cimientos socialistas.