Paritarias: la pauta salarial de Massa se derrumba

Escribe Pablo Busch

La burocracia busca maquillarla para sostenerla.

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La escalada inflacionaria, que promete convertirse en hiperinflacionaria, ha demolido la pauta salarial del Gobierno, de un 60 % anual en dos tramos semestrales del 30 %.

La burocracia sindical, que comulgó con la pauta de Massa, busca ahora la forma de sostenerla a través de acuerdos por trimestre con subas promedio de 20 % y beneficios adicionales que estiren el aumento salarial real. Así evitan cuestionar públicamente el tope del 60 % anual planteado por el Gobierno. Esto vale para todas las paritarias que se empiezan a discutir: Comercio, Construcción, Alimentación, Sanidad. Según Clarín, "los “gordos” (grandes gremios de servicios), los “independientes” (UPCN, UOCRA y Obras Sanitarias) y el barrionuevismo, ya le bajaron el pulgar al techo de 60 % para todo el año (o dos acuerdos semestrales con subas de 30 %) pretendido por el ministro.

La conducción de la UOM, con el kirchnerista Abel Furlan a la cabeza, planteó las paritarias metalúrgicas en estos términos: 20 % por trimestre y revisión. Algunos medios levantaron la versión de que, esta vez, Furlan reclamaría paritarias según la expectativa inflacionaria (REM), lo que quedó desmentido. Los propios dirigentes de la UOM declararon en el plenario que los metalúrgicos no llegan a fin de mes y que lo que piden "es poco".

El cierre de la paritaria de los bancarios mostró un nuevo camino para sumar algo por arriba de la pauta: una compensación parcial por la confiscación del impuesto a las ganancias. Sin embargo, las sumas que cerró Palazzo no alcanzan a compensar lo que les saca el impuesto a los trabajadores y fueron firmadas como “compensación por los gastos extraordinarios de la pandemia”. El punto es que una compensación por ganancias puede disparar un reclamo similar en todas las negociaciones paritarias. La firma de las sumas que pagarán los bancos aliviará parcialmente la confiscación que sufren los trabajadores, sin afectar la recaudación del Gobierno por el impuesto, política con la que está comprometido el conjunto de la burocracia sindical. Es notorio que el bancario Palazzo se bajó de su proyecto de suba del mínimo no imponible a $600.000, para desarrollar un planteo sectorial.

La cuestión de los salarios, por otro lado, acumula tensiones explosivas también entre los trabajadores en negro. Según los números publicados por la consultora Ecolatina, "La inflación pulverizó el salario de trabajadores en negro: cayó 35 % en 6 años. El año pasado cayó 7,5 %. Desde 2019 creció la brecha con lo que perciben los empleados formales. Los ingresos de los empleados en negro o informales experimentaron una caída promedio del 7,5 % en 2022 y si se miden desde 2017, el deterioro llega al 35 %".

Está planteada una lucha de conjunto por un aumento del 100 %, para salarios y jubilaciones. La vía de la suma fija, planteada por Yasky y todo el kirchnerismo, no es pan para hoy y augura hambre para mañana. Con la perspectiva de una hiper, los ajustes por inflación deberán ser quincenales.

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