Hudson: los humedales, los barrios privados y la reserva natural

Escribe Facundo Perales Noya

Cómo una calle le abrió camino al negocio que atenta contra el medio ambiente y el bienestar popular. La cuestión de la reserva natural y la lucha de fondo.

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Era abundante la biodiversidad que uno podía observar hace años en los humedales ubicados a ambos lados de la calle de tierra que llevaba hacia la costa del Río de la Plata en Hudson, Berazategui. En estos grandes reservorios de agua con alto valor ecosistémico podían observarse multitud de aves, insectos y flora nativa de la región. Llegando a la costa, los humedales daban paso al bosque ribereño, parte de la selva marginal que en tiempos muy remotos supo extenderse desde el Amazonas hasta esas tierras.

Ahora, a ambos lados de la otrora calle de tierra, pavimentada en el 2010 (calle 63) con fondos nacionales, lo que antes era un exuberante paisaje verde hoy son árboles secos y quemados, terreno removido y rellenado. Los humedales y el bosque ribereño son reemplazados por los exclusivos barrios privados en avanzada construcción. Junto a los mojones, índices de concreto que marcan el futuro avance sobre lo poco que queda de este ecosistema, trazan la pintura decadente que anuncia la pantomima de “vida natural” que pretenden desarrollar allí.

Es el ideal al que aspira el mandamás local Juan Jose Mussi y su tropa de funcionarios “populares” para la localidad de Hudson, que en buena medida se ha materializado. Es interesante, porque al parecer, en sus cabezas, no existe ninguna contradicción entre autoadjudicarse el mote de “nacionales y populares” y la constante enajenación de tierras públicas para levantar estos mega emprendimientos privados que de popular solo tienen el ejército de trabajadores precarizados que día y noche atraviesan sus perímetros para cuidar niños, limpiar casas o cortar el césped. Pero al margen de lo que suceda en sus cabezas, el resultado de esta política iniciada en los 90’ dista de empalmar armoniosamente con el autoadjudicado mote hipócrita. Es una política antipopular, antiobrera.

El costo socioambiental está a la vista. Mientras en estos barrios privados la ola de calor se pudo atravesar apaciblemente (abundan las casas con pileta), tanto en el centro como en el resto de los barrios de Berazategui, durante la última ola de calor, un hilo de agua era lo único que se podía esperar cuando se abría la canilla. Es el resultado que la mayor demanda tiene sobre una red que, pese a los treinta y tantos pozos que el municipio dice tener en funcionamiento, es completamente ineficiente.

Ni qué decir del costo que implica el hecho de que los espacios de esparcimiento se vean cercenados por perímetros a diestra y siniestra. Lo que antes eran tierras públicas que podían ser destinadas a parques, hoy se ocultan celosamente tras los muros y alambres. La población trabajadora, que podía utilizar tales tierras para disfrute y distensión, se debe conformar con salir a caminar por las veredas lindantes al perímetro; siempre acompañados, claro, por una moto de seguridad que del otro lado observa e informa hasta el más mínimo de sus movimientos.

En cuanto a lo ambiental, el suelo se remueve, se rellena y su biodiversidad se destruye. La flora autóctona es reemplazada por árboles y arbustos ajenos y dañinos para el ecosistema en el que se introducen. La fauna es expulsada por la destrucción de su medio y la ausencia de la mentada flora autóctona. Con las lluvias, producto de haber levantado el nivel de estos terrenos y de haber construido un perímetro más alto alrededor que evita que el agua baje hacia los mismos, esta corre hacia suelos más bajos amenazando con inundarlos.

Estas consecuencias se ciernen actualmente sobre Hudson. Los humedales y el bosque ribereño están a un paso de su devastación por el lucro privado en connivencia con el gobierno municipal.

Todo comenzó con una calle

El orígen de esta situación se remonta al 2011. Todo comenzó con una calle. Permitir un mejor acceso de los vecinos de Berazategui a la costa del río fue la excusa perfecta para abrirle paso a su privatización. Poco tiempo después, las tierras enmarcadas dentro de una zona de reserva sólo destinadas para uso rural y recreativo, fueron rezonificadas por ordenanzas municipales (como la 4933/13), viabilizando de esta manera la construcción de los barrios privados.

Luego comenzó el movimiento del suelo, aparecieron los mojones y las casas que estos anunciaban. Hoy, el megacomplejo de cuatro barrios privados “Pueblos del Plata”, que tiene como principal desarrollador a la empresa Caputo Hnos., se encuentra en avanzado desarrollo. No es, sin embargo, el único complejo en construcción. Crystal Lagoon, del otro lado de la calle 63, es otro de los megaemprendimientos en desarrollo (900 hectáreas).

La organización

Ante tal atropello, surgieron organizaciones vecinales y ambientales para dar batalla a esta política. Son las organizaciones que ante los incendios del 2020 en los humedales tomaron la decisión de cortar la autopista para visibilizar el reclamo; y que con vecinos autoconvocados se le plantaron a los funcionarios en la audiencia pública del 2022, farsa vestida de proceso “democrático”, donde se buscó validar popularmente un proyecto de paseo costero que buscaba conectar la rotonda y playón de estacionamiento construidos en el 2011 con el barrio privado en construcción Puerto Nizuc (ex Puerto Trinidad) a unos pocos kilómetros de distancia por la costa del río. La oposición fue tajante, la municipalidad reculó y el proyecto fue momentáneamente parado.

En febrero se le dio fuego nuevamente a los humedales. El precedente inmediato remite, como se dijo, al 2020. Pero esta vez los focos de incendio fueron muchos más y la ola de calor dificultó enormemente la tarea de los brigadistas. Los bomberos estuvieron batallando semanas, y no fue hasta las recientes lluvias que los focos terminaron de apagarse.

Esto deja una enseñanza vital para el movimiento ambientalista: si ellos no logran imponer su negocio mediante la farsa democrática, entonces lo impondrán mediante el fuego. Hace la excusa perfecta porque, ¿qué ecosistema puede defenderse si fue arrasado y por ende ya no existe como tal?

Es la misma excusa a la que en el último tiempo viene recurriendo el ejecutivo de Ensenada luego de intentar avanzar sobre los campos que se ubican a ambos lados de la ex ruta 19, entre la autopista Bs. As. - La Plata y la costa del río en Punta Lara. Declarada zona de amortiguación de la Reserva de Biosfera del Parque Pereyra Iraola (desfinanciado y atacado sistemáticamente por los gobiernos provinciales -allí también avizoran un negocio-), la ruta que por allí pasaba, hoy destruida, quiere ser reconstruida para “renovar y poner en valor el camino que une las localidades de Punta Lara con Villa Elisa” (Info Blanco sobre Negro, 01/05/22). Justamente por eso comenzaron por llevar topadoras y tirar abajo árboles y arbustos. ¡Vaya manera de reconstruir una calle! Allí también hubo organización: un campamento se instaló por días y noches y logró frenar el avance de las topadoras. Antes, el concejo deliberante de Ensenada había expresado la necesidad e interés público para reconstruir la calle, tanto con votos oficialistas como macristas. El intento de avanzar sobre la zona de amortiguación del parque y privatizarla es oficial. En Berazategui todo comenzó con una calle…

La cuestión de la reserva natural

Todos estos incansables avances desde el Estado y las empresas privadas deben clarificar la lucha que se emprende desde las organizaciones. La destrucción del medio ambiente no terminará si no se termina antes con la necesidad vital del capital de mantener y acrecentar su ganancia, necesidad que lleva a devorar la naturaleza hasta extraer de ella la última gota de ganancia posible. Es por esto que la pretensión de reserva natural que muchas organizaciones levantan como reivindicación para los humedales en Hudson no conducirá a nada si se limita a plantearse dentro de los límites de una ordenanza o alguna iniciativa por el estilo. En el concejo deliberante no está la respuesta. Recordemos que esas tierras estaban protegidas por una ordenanza y luego otra la rezonificó y abrió la posibilidad legal a su privatización.

La lucha por una reserva natural en los humedales de Hudson es la lucha contra el capital inmobiliario y el Estado municipal. Solo la organización obrera contra el saqueo a sus vidas y al medio ambiente en el que ésta se desarrolla y del que ésta tanto necesita logrará tal pretensión. De otro modo, el proyecto de reserva naufragará como lo hace la Ley de Humedales en el congreso nacional.

Las organizaciones ambientalistas de la zona convocan el próximo sábado primero de abril a una movilización por el bosque ribereño y los humedales de Hudson y contra los incendios intencionales del pasado febrero. Política Obrera se hará presente señalando que la lucha contra la destrucción de los humedales y el bosque ribereño debe ser, en el fondo, una lucha contra el capital y su Estado.

¡Abajo los negocios capitalistas en los humedales de Hudson!

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