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La resolución de los dos juicios que YPF tenía pendientes en tribunales de los Estados Unidos han premiado a los accionistas de la petrolera y castigado, en cambio, a los contribuyentes argentinos.
Tras el arreglo extrajudicial para dar por concluido el litigio iniciado por el estado de Nueva Jersey contra Maxus -una empresa adquirida por YPF en la década del 90, cuando era controlada por Repsol- por contaminación ambiental, y del fallo de primera instancia, dictado por una jueza de Nueva York, que condena al Estado argentino -y no a la empresa y sus accionistas- a pagar al buffete Buford una cifra multimillonaria, la acción de la petrolera argentina experimentó una suba del 10% en un solo día. El arreglo por Maxus, establecido en US$ 575 millones -pagaderos por mitades entre YPF y Repsol- le habría evitado a la empresa cargos por hasta US$ 14 mil millones. En el caso de la demanda presentada por Buford, testaferro de los Eskenazy, una familia muy ligada a los enjuagues financieros del matrimonio K desde la década del 90, cuando gerenciaban el Banco de Santa Cruz, el Estado argentino podría tener que afrontar un ´resarcimiento´ de US$ 3.500 millones o incluso más.
YPF ´nacionalizada´ ha resultado un negocio redondo. Si bien está lejos del pico alcanzado en 2005, cuando la acción valía US$ 60, YPF -a una década de su ´nacionalización´- “despierta el apetito de sus inversores” (Perfil, 11/4). La acción de YPF acumula un alza interanual del 140% y actualmente cotiza arriba de los US$ 12, cuando durante la pandemia, hace apenas tres años, valía US$ 3, y en marzo del año pasado, US$ 5. Tras el inicio de la guerra en Ucrania, cuando casi todas las petroleras del mundo tuvieron una suba fuerte en su cotización, la ola alcista le fue esquiva a YPF, en buena medida, por los juicios que pesaban sobre la empresa. Eso cambió. El restablecimiento de los acuerdos con el FMI, los tarifazos a repetición en el precio de las naftas y los que se avizoran para el consumo domiciliario de energía, señalizaron el camino de un compromiso político firme del gobierno ´nacional y popular´ con los accionistas. A eso se refieren los interesados cuando hablan del “respaldo” que significa el carácter “estatal” de la empresa. YPF cotiza desde hace 30 años en Wall Street.
“YPF se sacó de encima dos Espadas de Damocles con los juicios en EE.UU.”, destacó, eufórico, el presidente de la compañía, Pablo González. “Un resultado negativo en los dos juicios hubiera determinado una catástrofe [para la empresa]” (Clarín, 8/4). La nueva carga sobre los hombros de los contribuyentes argentinos, en cambio, es una alegría.
A este costo, YPF informó un resultado positivo de US$ 464 millones este trimestre, casi el 70% más respecto de los US$ 274 millones alcanzados en el cuarto trimestre del año anterior (Perfil, ídem). González también asegura que la resolución de ambos juicios allana el camino a un acuerdo con la megacompañia malaya Petronas para la exportación de GNL (Gas Natural Licuado) por US$ 50 mil millones. Según el periodismo especializado, también está bien considerada en el mundo financiero la diversificación de negocios que ha encarado YPF,con la inclusión de proyectos como Litio, YPF Agro, YPF Luz y participaciones en empresas de transporte de gas. La posible exploración marítima, que ha despertado protestas y movilizaciones en la costa bonaerense por parte de trabajadores y organizaciones ambientales, también es bien considerada como parte del “potencial de expansión” de YPF.
La euforia llegó al punto de sondear a González como posible candidato a presidente por el Frente de Todos.
El momento de ajustar cuentas Por Jacyn, 06/04/2023.