Nota de tapa de Política Obrera N°68 edición impresa.
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Este Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, encuentra a la clase obrera de Argentina y del mundo frente a una encrucijada dramática.
En Argentina, el gobierno de los Fernández y Massa asiste a su propia bancarrota financiera y política.
Es una quiebra que se descarga con toda su fuerza contra el mundo del trabajo.
De un lado, las corporaciones capitalistas “indexan” todos los meses sus precios, tarifas, ganancias e intereses que obtienen de la usuraria deuda pública.
Del otro, los trabajadores toleramos una inflación del 8 % mensual y todavía más en los alimentos. Los salarios y jubilaciones, en cambio, corren por atrás y por debajo de la carestía.
Pero esa gigantesca confiscación social no les ha servido para evitar el colapso financiero y monetario que tienen a las puertas y que es el resultado de un largo rescate a los intereses capitalistas.
Massa y los Fernández no se privan de denunciar a los “devaluadores” y “dolarizadores” de un futuro gobierno de los Bullrich o Milei. Pero ¡están pavimentando el camino para que ese cimbronazo antiobrero se precipite ahora!
Esa desorganización económica promovida desde “arriba” es, por sobre todo, un arma contra la clase obrera. Quieren imponer, por los hechos consumados, un derrumbe histórico de nuestros salarios, condiciones de vida y de trabajo.
Pero este Primero de Mayo es también el escenario de acontecimientos mundiales decisivos. La guerra de la OTAN con la camarilla procapitalista de Putin ha demostrado largamente ser una guerra de alcance mundial.
Por medio de la violencia y la rapiña, el imperialismo pretende encontrar una salida a una organización social sacudida por bancarrotas financieras y crisis políticas cada vez más agudas.
Las razones de esas crisis las conocemos muy bien: es el rescate de los intereses capitalistas.
Para financiar la guerra, las potencias imperialistas acentúan los ataques a la clase obrera.
Pero en respuesta a esos ataques, se han desatado extraordinarias movilizaciones y huelgas en el corazón del imperialismo. La clase obrera de Francia se ha levantado masivamente contra el ataque a sus jubilaciones.
Los trabajadores argentinos no somos ajenos a esa tendencia. Lo han demostrado los choferes, los trabajadores de la alimentación, la docencia y la salud autoconvocados.
Mientras tanto, las burocracias sindicales persisten en la política de paritarias en cuotas y a la baja, que ha fracasado miserablemente. Eligen defender al gobierno a costa de las reivindicaciones obreras. Ahora, miran para otro lado cuando la hiperinflación toca a la puerta.
La escalada antiobrera debe ser respondida con una acción de conjunto, que deberá surgir de los plenarios y asambleas autoconvocados, es decir, de la fuerza elemental de los trabajadores.
En este Primero, luchemos por una huelga general en defensa del salario y del derecho al trabajo.
Por la indexación mensual del salario y las jubilaciones. Por la apertura de los libros de los monopolios alimentarios e industriales.
Por la anulación de los tarifazos, por un salario igual a la canasta familiar y el 82 % móvil para los jubilados. Abajo los recortes en las asignaciones y planes sociales.
En este Primero, luchemos por la derrota de los gobiernos de la guerra imperialista. Por la unidad de la clase obrera internacional, por gobiernos de trabajadores en todo el mundo.