Escribe Pablo Busch
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Los trabajadores de Granja 3 Arroyos, Planta La China, ubicada en la localidad de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, vienen reclamando contra los despidos, el incremento de los ritmos de trabajo, el mal pago de las licencias, la discriminación en el pago entre trabajadores viejos y nuevos y contra el servicio médico de planta, que viola las licencias de ley y estableció un seguro interno para derivar menos trabajadores a la ART.
Estos reclamos, motorizados y debatidos por los delegados de planta a través de asambleas -que implican una parada de planta- han enfrentado todo tipo de trabas de parte de la empresa: desde descuentos en las horas, hasta amenazas de sanciones y una intimidación permanente contra los activistas a través de cartas documento. En los últimos días, los trabajadores de Granja 3 Arroyos se han encontrado con otro adversario de las asambleas: la nueva Comisión Directiva del STIA Concepción del Uruguay, que comunicó a través de cartas documento que, "en representación del interés colectivo de los trabajadores, no avala en este momento la realización de asambleas informativas", advirtiendo que si se convoca a las mismas será "en violación de la normativa legal vigente".
La nueva Comisión Directiva del STIA Cdelu, antes de lograr una sola conquista para los trabajadores, sale al cruce de sus reclamos, arrogándose una supuesta potestad de convocatoria a las asambleas, que además jamás ejerció efectivamente. La Comisión Directiva actúa como el perro de la huerta, que no come ni deja comer.
El STIA, en nombre de una estrategia ´legal´, busca paralizar completamente la actividad de los delegados. Desde el punto de vista de las reivindicaciones, es una via muerta.
Los principales reclamos que impulsan los trabajadores de La China son: la reincorporación del activista Juan Pablo Lieutier, despedido sin causa alguna, y el otorgamiento de tareas a los trabajadores con tareas livianas, porque se han producido más de 15 despidos encubiertos en el último año. Piden la reducción de los ritmos de trabajo de la noria, que en G3A circula a ritmos infernales; el pago correcto de las licencias -de las cuales fueron borrados los promedios de los premios-; el pago a todos los trabajadores de un porcentaje del 9 % por arriba del convenio y que se paga solamente a los de más antigüedad, entre otros.
Un punto central del reclamo de los trabajadores apunta al servicio médico de la planta, porque se toma la atribución de reducir o desconocer licencias médicas legales. Además, los trabajadores denuncian que la empresa armó un "seguro interno" que es una especie de filtro para evitar enviar a los trabajadores a la ART. De esta manera, los empresarios “reducen” ficticiamente el porcentaje de accidentados, permitiéndoles mantener los ritmos de trabajo a toda marcha y pagando una prima menor por el seguro de la ART. Además, la empresa todavía no se ha ajustado al reconocimiento del derecho de los trabajadores a la guardería, a pesar de que debía arrancar en marzo.
Los reclamos de los trabajadores son tremendamente sentidos. Los intentos de la patronal y del STIA para evitar las asambleas están reñidos con la organización democrática de los trabajadores y de su comisión interna de planta.
Como marcaron los trabajadores de Bagley en Córdoba la semana pasada, los intereses y la voluntad de lucha de los trabajadores terminan pasando por arriba de cualquier artilugio para trabarlos.