Salta: Solano-Bodart-Huerga, “la izquierda militante y que lucha”

Escribe Jacyn

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El Partido Obrero “oficial” acaba de calificar su alianza con el MST en Salta como un frente que “integra a la izquierda militante y que lucha”. Dice esto luego de una larga disputa por la presencia en el frente de Samuel Huerga, un ex militante del PO oficial y Política Obrera, que fue recogido por el MST luego de que intentara llegar a la presidencia del Consejo de Orán con el acuerdo de los partidos patronales. Para disipar la divergencia fue suficiente con que el MST admitiera a Claudio Del Plá, del aparato del PO, como candidato a gobernador. En lugar de disimular la basura debajo de la alfombra, el aparato oficial prefiere exhibirla sin impudicia. El PTS decidió no acompañar.

El bolazo de “la izquierda militante y que lucha” es atribuido por Pablo López, en un artículo recientemente publicado en Prensa Obrera, a Gabriel Solano, que lo profirió en un acto público. Cuando Huerga anunció su incorporación al MST, el aparato del PO descargó todo tipo de descalificaciones y amenazó con romper el FIT-U. Pero siempre hay un plato de lentejas cuando se trata de formar un frente “que se planta”.

Según López, entusiasmado, Solano considera a la alianza del PO con el MST en Salta como un modelo, “porque un frente de la izquierda que se reclama revolucionaria no puede hacerse considerando como cuestión principal su influencia en las redes sociales, la presencia en la televisión o una encuesta”. Sí sería esencial postularse para un cargo en el Concejo con los votos del PRO y otros partidos patronales. Es lo que hizo el MST y ahora el PO-Solano. En Mendoza, el MST ha preferido aliarse con el partido de las redes y de las encuestas, o sea al PTS, desairando al PO oficial. Solano se jacta de haber armado un frente de compra y venta de candidaturas y lo hace con orgullo. Es un método de formación de cuadros que rivaliza con cualquier partido de la ´casta´ democrática.

Seis meses antes del exabrupto de Solano, López atacaba la incorporación de Huerga al MST en los siguientes términos: “los principios del MST son volátiles, como lo confirma una trayectoria política marcada por sus idas y vueltas con la centroizquierda. El MST integró Proyecto Sur y el FAP e incluso compartió listas con Juez o Lozano, actualmente en el gobierno. Integró la burocracia de la CTA para posteriormente romper. Y se integró al FIT-U luego del fracaso de estas experiencias” (“Salta: el MST incorpora a Huerga a sus filas”, 2/8/22). El MST no “se integró” sino que “lo integraron” al FIT -que pasó a ser FITU-, en 2019, sin que mediara ningún debate, sea público o privado.

El derrotero, acotado, del MST que describe López, lleva a concluir que el FIT rescató a un grupo desahuciado que durante toda la década anterior había revistado en toda clase de alianzas burguesas y pequeño burguesas. Como es de público conocimiento, el MST se retiró del frente Solanas-Carrió por un problema de ubicación en las listas electorales. La incorporación del MST, por un lado, no se puede separar de la expulsión de la corriente de militantes de Política Obrera – se trata de dos aspectos de un golpe de estado al interior del FIT, para despojarlo de cualquier posibilidad revolucionaria.

“Tenemos divergencias importantes con el MST ya que se trata de la corriente que trata de disolver al FIT-U por la de ampliarlo hacia el centroizquierda”, escribía López en Prensa Obrera en agosto pasado. Tratar una maniobra de frente popular y colaboración de clases como una “divergencia”, no sólo prueba la dificultad de López con el castellano. No es casual que, poco más tarde, Solano etiquetara al FIT-U como “un movimiento popular con banderas socialistas”. Más cerca en el tiempo, cuando se discutía la candidatura de Huerga en el FITU, Claudio Del Plá rechazaba las críticas del MST en los siguientes términos: “Lo que el MST caratula como un acto de divisionismo es en realidad una cuestión de principios, que hace a la tradición y al programa del FIT, desde su constitución, hace una década: la defensa de la independencia política de los trabajadores” (Salta: una autocrítica superficial del concejal Huerga del MST”, 7/3/2023). La “divergencia” se convierte en “una cuestión de principios” para enseguida ser enterrada sin misericordia. Diez días más tarde, el mismo Del Plá caracterizaba el frente PO-MST como “un paso adelante, que integra en una lucha común a las dos organizaciones más importantes de la izquierda, para dar expresión política independiente y reforzar las grandes batallas que se libran hoy en la provincia”. El aparato oficial del PO se expresa como una camarilla de arribistas.

El MST está en campaña reuniendo fondos para financiar la guerra de la OTAN contra Putin.

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