La agenda y el método de Política Obrera

Escribe Marcelo Ramal

Discurso de Marcelo Ramal en el acto del 1° de Mayo en Parque Lezama.

Tiempo de lectura: 7 minutos

Compañeras y compañeros.

Cuando vemos el cuadro de situación que enfrentan la clase obrera y la humanidad toda, en este Primero de Mayo, y pensamos cuáles son las condiciones y la lucha que tenemos que dar los que estamos por el socialismo a escala internacional, por el gobierno obrero, hay una cuestión que es completamente clara: el escenario es el de una guerra de alcance mundial, de la posibilidad de un choque nuclear, de pandemias y epidemias que son el resultado de la depredación capitalista sobre el medio ambiente que rodea al hombre y a su trabajo sobre ese ambiente. No es evidentemente ninguna vitalidad del capitalismo la que permite la subsistencia de este estado de cosas. De ninguna forma. Más que nunca, compañeros, la crisis de la humanidad es la crisis de dirección de la clase obrera. Significa que todos los problemas políticos, sociales y ambientales se concentran hoy en la política, la orientación y la estrategia de la dirección de la clase obrera en todo el mundo.

Acá se mencionó la lucha de los trabajadores de Francia contra la reforma previsional. Hoy, 1° de Mayo, hay un millón y medio de trabajadores franceses ganando las calles contra esa reforma previsional. ¿Pero saben qué? Los dirigentes de sus centrales obreras han rechazado bajo todo punto de vista llevar adelante una acción de conjunto, una huelga general, simultánea, indefinida, de toda la clase obrera, para derrotar esa reforma. Para ese millón y medio de trabajadores franceses, la ocupación de las calles debería ser la continuidad de una lucha para derrotar a Macron. Pero para esa dirección, la jornada de hoy, de un millón y medio de trabajadores franceses movilizados, debe ser el entierro, el réquiem de la lucha. Veamos las cosas de esta manera: la crisis y su salida dependen enteramente de la orientación política de la clase obrera. Y como este es un acto contra la guerra imperialista, quiero decir con toda claridad que el rumbo de esa guerra y la posibilidad de derrotarla y derrotar a la masacre y la muerte, depende enteramente no de mediaciones, no de las exhortaciones a que uno u otro se replieguen o retiren, sino que depende de la derrota de los gobiernos imperialistas. Y la derrota de los gobiernos imperialistas depende decisivamente de la acción de lucha, huelguística, de la clase obrera contra los gobiernos de la guerra y para derrotar a los gobiernos de la guerra.

Compañeras y compañeros, esta crisis de dirección se plantea en la Argentina en toda su dimensión. ¿Quién puede dudar, qué podemos agregar, al carácter histórico, terminal, de la crisis capitalista en la Argentina? Antes, los planes económicos se llamaban Plan Austral, plan esto, plan lo otro... En cambio, ahora se llaman “Plan Durar”, “Plan Aguantar” ... Y para cuando termine el “Plan Durar”, ¿qué nos espera? El “Plan Dinamitar”. Este es el rumbo, este es el destino que los gobiernos capitalistas, sus ministros, deparan para una crisis inmensa en la Argentina. Este gobierno, particularmente, llevó adelante un rescate fabuloso de los intereses capitalistas a costa de un endeudamiento inmenso. A costa de golpear progresivamente los salarios, las jubilaciones. Han hecho famoso a este chico Maratea porque le sacó a todos los socios y simpatizantes de Independiente unos mangos para rescatar los chanchullos de las mafias que gobernaron al club. ¡Pero Maratea al lado de Massa es un poroto! Massa le sacó a cada trabajador argentino mil o mil quinientos dólares para rescatar a todos los acreedores de la deuda pública argentina.

¿Y qué tenemos hoy? El desbarranque final de esta experiencia. Han liquidado definitivamente las condiciones, la caja, el Tesoro, el Banco Central, y ahora van a viajar a Nueva York para ver si consiguen seguir con esto de “durar”, “aguantar”. El Fondo Monetario Internacional les va a decir que sólo podrá haber algún auxilio con la devaluación de la moneda. Y la devaluación de la moneda implicará nuevos pedidos de devaluación posteriores. Es el desbarranque final de esta experiencia, el salto de la inflación al plano de la hiperinflación. Es en este cuadro que tenemos que entender nuestra política, nuestras consignas.

En primer lugar, el desbarranque económico, la desorganización, la liquidación final de salarios, jubilaciones: ese escenario le plantea a la clase obrera la necesidad de luchar y autoconvocarse para una huelga general. No sacamos la consigna del aire. Es el resultado del examen de un proceso de descomposición económica. Es el resultado del Estado del capital, agotando todos sus recursos y apostándose para un golpe feroz contra la clase obrera, contra sus conquistas.

Y acá volvemos al problema de la crisis de dirección. Porque, efectivamente, nadie quiere la huelga general: “no están dadas las condiciones”, “miremos el termómetro a ver si están las condiciones”... Compañeros, un partido revolucionario, una corriente revolucionaria, no se guía por los hechos consumados. Considera las tendencias de conjunto, el proceso sin salida del capital y traza sobre esa base una política. La política revolucionaria no consiste en correr detrás de los hechos consumados, a los cuales, inevitablemente, vamos a llegar tarde. Hay que preparar con la propaganda, la agitación, la organización de activistas, las luchas revolucionarias que, inevitablemente, van a tener que abrirse camino en esta crisis.

Compañeras, compañeros, quiero recoger algo, un concepto político. Permítanme leerlo: “La tarea de un partido obrero es plantear un camino, no seguir el camino que le imponen los hechos”. ¿Quién dijo esto? Nosotros dijimos esto hace cuatro años, en el documento donde pedimos ser fracción pública del Partido Obrero. No nos hemos apartado, como método, como política, de esa línea y de la lucha que hoy nos tiene aquí.

Compañeras y compañeros, esta crisis se va a desenvolver en medio del proceso electoral. No es que hay una crisis y después vienen las elecciones. Las elecciones van a estar dominadas por esta crisis. Por esta crisis de régimen, de Estado, de las finanzas públicas. Las alternativas van a ser convulsivas. Puede haber un adelantamiento electoral, porque no se resiste un proceso de corridas cambiarias y, eventualmente, bancarias, con el calendario establecido. Puede haber una suspensión de las PASO, agravando la crisis del gobierno, y de Juntos por el Cambio, que quiere ir a las PASO para ordenar un escenario de disgregación política. Pero esto nos plantea un dilema, un gran desafío. Porque si las elecciones pasan a estar dominadas por esta crisis general, la campaña electoral será un gran escenario y una gran oportunidad para desenvolver nuestros planteos en la crisis. Política Obrera, ¿a qué va a esta campaña electoral? Lo podemos decir acá con toda claridad: vamos a difundir un planteo estratégico. Les recuerdo a todos los compañeros y a todos los que nos quieran escuchar, que nuestro ingreso a esta campaña electoral no ha sido con ninguna pelea, ninguna chicana ni ningún devaneo. Ha sido con un programa. Nuestro congreso aprobó un programa que es un planteamiento frente a todas las cuestiones que afectan a la vida de los trabajadores y las proyecta en una perspectiva de poder político para los trabajadores.

Política Obrera va a señalar en la campaña electoral que, si reúne una mayoría del voto popular, vamos a convocar a una asamblea constituyente, libre, soberana. No a un injerto institucional en este régimen en decadencia y en descomposición, sino a una constituyente que sustituya los actuales poderes del Estado, lleve adelante ella, en forma ejecutiva, las transformaciones sociales que demanda urgentemente esta crisis: el repudio de esta deuda usuraria, la reorganización social y económica a partir de un salario que cubra la canasta familiar, jubilaciones del 82 % móvil, la nacionalización y centralización del sistema bancario, del comercio exterior... Estas son las cuestiones que naturalmente vamos a llevar adelante con un método: nuestra campaña va a ser desenvuelta en la voz, en la tribuna, de centenares de compañeros luchadores, vecinos, activistas, a los cuales les vamos a decir: “acá, en las listas de Política Obrera, tenés un programa del cual valerte y queremos tu voz, tu experiencia de lucha, para que tomes en tus manos esta campaña”. Por eso estamos llevando adelante asambleas en los barrios, en todos los distritos, y de ese proceso emergerán candidatos como ya han emergido en los tres desafíos electorales que estamos librando en todo el país. En Tucumán, como acabamos de escuchar, muchos compañeros del limón que son candidatos en nuestras listas. Y así es en Jujuy, en Salta. Y vamos a poblar nuestras listas de los compañeros obreros luchadores de todo el país y, particularmente, de acá, de la provincia de Buenos Aires y en la Capital, para empujar con fuerza el programa que vamos a levantar.

En las condiciones políticas en que se da esta campaña, Política Obrera ve positivamente que se lleve adelante una interna de todas las corrientes de izquierda con el objetivo de constituir un polo frente a los partidos del capital. Ello debe tener como condición la claridad política. Y es esta claridad que buscamos exponer y esclarecer en este acto y en todos lados. Ya dije que fuimos y vamos a esta campaña con un programa. Al oportunismo, a la política de las circunstancias, le oponemos una estrategia política. Al correr detrás de los hechos le oponemos una caracterización, una perspectiva. Y con esa delimitación estratégica, vamos a la lucha política que tenemos planteada.

Compañeros, quiero cerrar, de alguna manera, volviendo al punto inicial, que creo que nunca abandoné. La gran cuestión que tenemos por delante es la crisis de dirección de la clase obrera. Darle una respuesta, darle una salida positiva a esa crisis de dirección, el gran problema de nuestra época, de nuestra historia, es el de las direcciones obreras atadas, unidas por mil lazos a la integración al Estado. El capitalismo no va a poder dar ninguna salida a las masas empobrecidas. Pero sí le ha dado a esa burocracia sindical, política y hasta de izquierda, la pequeña prebenda, la pequeña migaja para tratar de integrarse al Estado. Las huelgas -Francia, Alemania, toda esta realidad que estamos viviendo- es la respuesta positiva, enérgica, de la clase obrera contra esa cooptación, contra esa integración. Y es el único momento, no digo autoproclamatorio, simplemente donde me voy a referir sólo una vez a nuestra corriente; quiero decir que Política Obrera es también una reacción positiva, revolucionaria, a esa integración al Estado, a esa política de cooptación que intentó destruir a la construcción política por la cual dimos nuestra vida, durante cincuenta, sesenta años. Esta lucha, este acto, este desarrollo político, demuestran que no se ha logrado malversar esa historia. El gran desafío planteado por delante es soldar esta experiencia nuestra a la de los docentes de Buenos Aires que van y quieren ocupar el SUTEBA disconformes con la política de su dirección. A los obreros de Bagley que cortan la ruta y le doblan el brazo a la patronal. A los secundarios que salen a la lucha por sus reclamos. Esa es la fusión revolucionaria que debemos encarar y la gran tarea que tenemos planteada en este 1° de Mayo.

Gracias, compañeros.

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