Del tarifazo a la mega devaluación

Escribe Marcelo Ramal

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La corrida contra el peso de los últimos días de abril no tiene contención. Para alimentar la salida de dólares, el Banco Central liquidó sus últimas reservas disponibles e inició el remate de los títulos públicos en dólares que le confiscó al Anses y a otros organismos. Los pocos dólares que se obtengan con las exportaciones a $300 alimentarán la misma fuga. Para bancar la pérdida con el dólar de $220 que se vende a los importadores, el Banco aumentará su deuda con la banca privada –los intereses que paga en ese concepto se acercan ya al billón de pesos por mes-.

Antes de la reunión pactada con el FMI para ´discutir´ la crisis terminal del acuerdo votado por el Congreso, el gobierno salió a improvisar financiaciones alternativas. Los resultados fueron muy pobres: China le habilitó el pago de importaciones locales con su moneda, pero por un monto menor. Xi Jinping teme por el destino de sus acreencias con Argentina en default. El mismo destino tuvo la incursión de Alberto Fernández en Brasil. Lula describió como nadie el balance de ese viaje: “dinero no se lleva (Alberto), pero sí nuestra intención” (sic). La ´intención´ reside en endosarle la financiación de las exportaciones a Argentina a una improbable garantía… del banco de los Brics, o sea, de Rusia y de China.

En estas condiciones, Massa negocia con el FMI un adelanto de los desembolsos previstos para la segunda mitad del año y patear para el año que viene y para el gobierno que viene los intereses que vencen este año. Para convencer a los funcionarios, Massa llevará como ofrenda un tarifazo que empequeñece al macrismo: los subsidios a la energía eléctrica serán eliminados para 4,5 millones de hogares de “altos ingresos”. Representa un 125 % de aumento respecto de febrero pasado y un 400 % interanual. Una sacudida del mismo orden se espera para el gas natural, en vísperas del invierno. El tarifazo consagra la unión de intereses entre la ´patria regulada´ de los Eurnekian, Vila o Manzano y el FMI, que celebra la supresión de los subsidios. Los diarios destacan que este sacudón de tarifas, antes objetado por los ´camporistas de Energía´, avanza ahora con la venia total del kirchnerismo.

Pero el tarifazo no será suficiente: la condición del FMI para habilitar cualquier respiro financiero es una devaluación del dólar ´oficial´, con el propósito de licuar –desvalorizar- los salarios, jubilaciones y gastos sociales del Estado. Massa podría terminar aceptando una devaluación supuestamente ´moderada’ -25 o 30 %- a los $300 por dólar que cobran los sojeros. Pero los sojeros no venden por menos de 350. La ´corrección cambiaria´ dispararía la inflación mensual por encima del 10 por ciento.

Anticipando ese desenlace, un ex funcionario del FMI, Alejandro Werner, caracteriza que el FMI no brindará ningún rescate sustantivo al gobierno del FdT. Es lo que parecen temer Massa y Fernández al pedir socorro a Brasil y China.

Crisis política

En estas condiciones, no sorprende que Massa siga postergando su precandidatura; su margen en el FdT se va achicando. Un derrumbe del plan Aguantar precipitaría un adelantamiento de los plazos electorales y la supresión de las PASO. Sin internas, la fragmentación que hoy se manifiesta en los principales bloques capitalistas podría trasladarse sin mediaciones a las elecciones generales. La campaña electoral, antes de encausar cualquier crisis, será el teatro de una crisis terminal.

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