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El jueves 4 de mayo, ante unos 3.000 trabajadores, la CGT de Luján-Gral. Rodríguez realizó un acto por el día los trabajadores frente a la Basílica. Hubo delegaciones locales de trabajadores textiles, un pequeño núcleo de la CTA, una importante columna de la UOM y una presencia predominante de Camioneros. Estuvieron como invitados el intendente de Luján Leonardo Boto y el de Gral. Rodríguez, Mauro García.
La apertura del acto estuvo a cargo de los intendentes. Mauro García se dedicó a advertir a sobre los peligros de una eventual vuelta de la derecha y destacar el acto de “unidad”. Leonardo Boto, lo mismo, advirtió, en un discurso clerical sobre “la vuelta de los sectores antiderechos”, o sea los clericales.
En total, desfilaron alrededor de 10 oradores, con intervenciones cortas que se repetían en llamados a la unidad y menciones a la Virgen. El cierre estuvo a cargo de la conducción de la delegación regional de la CGT y Sec. Gral. de Camioneros de la Seccional Luján, Pablo Osuna. Fue la única intervención de corte netamente político, con críticas al interior del PJ que hizo esfumar rápidamente los aires de “unidad”. Atacó a quienes “se dicen peronistas”, pero “no se hacen cargo” de los problemas que afectan a los trabajadores. En declaraciones radiales señaló “vamos corriendo detrás de la inflación”.
A pesar de esto, el dirigente Camionero insistió en que la única salida posible es dentro del peronismo, sin mencionar candidatos.
Otra parte de su discurso se centró en denunciar la reforma laboral que “los sectores de derecha quieren llevar adelante”; sin mencionar el récord de trabajo en negro que registra el gobierno de los Fernández. En camioneros, sin ir más lejos, las patronales recortan conquistas, como en OCA, donde se han perdido todos los ítems por arriba del convenio, o la ex Wallmart, donde avanza la polifuncionalidad en todos los sectores.
En uno de los párrafos del documento se invitaba a los trabajadores a “pedirle a nuestra madre [La Virgen] por todas las necesidades (reivindicaciones)”. La CGT deja a la clase obrera “en manos de Dios” o, más precisamente, del FMI.