Escribe Mariano Hermida
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Los trabajadores de la salud se encuentran en asamblea permanente para evitar el cierre del Hospital del Niño, de San Justo. Denuncian una política de vaciamiento y de ajuste de parte del Estado que ya lleva más de cinco años.
Este hospital es municipal, está ubicado en Dr. Ramón Carrillo 4175, y tiene una capacidad de atención de 500 niños diariamente y más de 200.000 al año. Se atienden no sólo niños de La Matanza, sino también de localidades como Canning, Ezeiza y Monte Grande. Se trata del único centro de salud pediátrico del oeste. Las condiciones de trabajo y el estado general del hospital que denuncian los trabajadores son espeluznantes.
“La situación es crítica en todos los sectores del hospital, fruto de las condiciones laborales y salariales. No solo los médicos, sino también en enfermería. Para que te des una idea, hay solamente un kinesiólogo por día para la demanda de todo el hospital. Tenemos una sala de internación que tiene 70 camas, una terapia intensiva con 12 camas, nefrología, terapia intensiva neonatal, la demanda de la guardia con internados. Faltan extraccionistas, radiólogos. Es una demanda de todo el hospital”. “Acá la situación es tan crítica que vamos rumbo al cierre del hospital porque no tenemos capacidad humana de cubrir la demanda”, relata Sandra Verta, pediatra del hospital.
Actualmente están trabajando con el 30 % de la planta del hospital. Se registran esperas de 6 a 8 horas. Se forman colas de hasta 150 personas porque el personal no da abasto para atender a los pacientes. Los martes, viernes y domingos, las guardias no cuentan con personal médico nombrado. Actualmente están siendo sostenidas por la dirección del hospital. Los trabajadores denuncian especialidades cerradas, que no cuentan con consultorios de atención ambulatoria en clínica, las salas de internación están colapsadas y son contados los profesionales para atender la demanda de los pacientes. Tampoco el hospital cuenta con camilleros. Hace 4 meses se inauguró un ascensor que nunca se puso en funcionamiento. Los médicos deben trasladar en brazos a los pacientes por las escaleras, incluso los cirujanos para trasladar a sus pacientes hasta los quirófanos. Todo esto ocurre mientras transcurre una epidemia de enfermedades respiratorias.
El hospital sufre el éxodo de decenas de profesionales, que se ven obligados a abandonar el puesto de trabajo buscando mejores condiciones salariales y laborales. Una médica pediátrica cobra $1,100 la hora. Existe un número elevado de profesionales monotributistas. Con sueldos que no llegan a la canasta básica, los trabajadores deben superexplotarse, incluso realizando otros trabajos por fuera del hospital. En reuniones con la secretaria de la salud, los funcionarios, cuando los trabajadores denunciaron las condiciones laborales, les respondieron que debían sostener el hospital con el personal que había y realizando una mayor cantidad de horas extra.
A principios de mayo, los trabajadores del hospital realizaron un paro de 48 horas donde visibilizaron estas denuncias y los problemas en la atención primaria en los barrios. Desde 2019, se presentaron más de 35 notas a la Secretaría de Salud, que ha ignorado todos los reclamos. El Sindicato de Trabajadores Municipales de La Matanza (STMLM) brilla por su ausencia. Su secretario general es Daniel Troncoso, un íntimo amigo del intendente, Fernando Espinoza, que no ha movido un dedo por los reclamos de los trabajadores. Durante la pandemia, los trabajadores del Hospital de Niños, junto con hospitales de la zona, encabezaron importantes luchas denunciando las pésimas condiciones laborales. La respuesta del municipio -en yunta con el sindicato- fue sumariar a más de 25 trabajadores. Hace unas semanas el ejecutivo municipal anunció con bombos y platillos un aumento que llega al 52 % y no es retroactivo y se aplica sobre salarios bajísimos, al cual se le sumó un bono no remunerativo que degrada el monto de las jubilaciones.
Los trabajadores del Hospital de Niños se encuentran en asamblea permanente y están invitando a la comunidad a sumarse a su reclamo. Se trata de una lucha por defender la salud pública, para una población golpeada con niveles del 40 % de pobreza y con 6 de cada 10 niños que sufren hambre. Los compañeros han comenzado una campaña de difusión de sus reclamos y se encuentran en lucha para evitar el vaciamiento total y el futuro cierre del hospital.