Gran irrupción de enfermería en el Ramos

Escribe Maxi S. Cortés

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Medio centenar de enfermeras y enfermeros del hospital Ramos Mejía ocuparon la oficina gremial de Sutecba, por la falta de respuestas del cuerpo de delegados ante la miseria salarial y un régimen de trabajo devastador. El anuncio del gremio en estos días, de un aumento del 8 %, fue combustible sobre el fuego. Los salarios, con el último aumento, se ubican en 120.000 pesos, menos de un tercio de la canasta familiar.

“¡Paro! ¡Paro! ¡Paro!”, se les oye cantar a los trabajadores al ingresar a la oficina de Sutecba, en videos que se difundieron por todas las redes y ganaron la simpatía del personal de salud de la Ciudad. El impacto fue similar al que causó, en 2017, el arrebato del atril a la CGT en la 9 de Julio –y desde entonces, la CGT no ha vuelto a convocar a otro acto callejero-.

El miércoles de la semana pasada, una asamblea autoconvocada se dirigió también a la oficina de Sutecba, donde el consejo directivo del sindicato y el cuerpo de delegados recibió los reclamos y prometió un bono de emergencia para los próximos días. Los trabajadores no se fueron conformes y se retiraron anunciando la continuidad de su movilización y lucha. Mañana harán asamblea nuevamente y la semana que viene preparan una olla popular. Un sector de la burocracia de ATE, ante la movilización, se anotó para la próxima asamblea y llevar la “solidaridad”, pero de organizar la lucha en la ciudad, nada. Es lógico: ATE cerró filas con Sutecba el año pasado para acordar el valor de las horas extras (módulos) y no el salario.

La paritaria de Salud, en CABA, está dividida en dos: una de enfermería y municipales en general y otra del resto del personal de la salud. Los trabajadores del Ramos le reclamaron a la burocracia un aumento de urgencia del 60 % para equiparar con el otro convenio, que tiene como salario inicial de un residente un salario de 200.000 pesos, luego de la huelga indefinida de fin de año pasado que empujó hacia arriba la grilla salarial. Sirvió para detener la huelga, pero fue escaso y, además, no fue por igual en toda la escala.

Mientras todo esto ocurría en el Ramos, se desarrollaban asambleas masivas en todos los hospitales y centros de atención primaria de la ciudad, convocadas por Federación de Profesionales. Es evidente que la situación salarial no da para más.

Pase a profesional del conjunto de las enfermeras y enfermeros, unificación de convenios. Aumento de emergencia del 100 % e indexación mensual. No al cierre de contratos en agosto por “fin de la pandemia”.

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