Escribe Jorge Altamira
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Ayer por la noche se conoció la preferencia de la papisa del peronismo por la precandidatura de “Wado” De Pedro para las PASO de la ´flamante´ Unión por la Patria. Este cambio de nombre del Frente de Todos, decidido igualmente por un dedo con poderes especiales, había anunciado la intención del kirchnerismo de replegarse sobre sí mismo ante la fenomenal bancarrota del experimento improvisado hace cuatro años. El territorio de ese refugio sería, sin ninguna certeza, la provincia de Buenos Aires. No se trata, sin embargo, de una ruptura con el Gobierno que encabeza Alberto Fernández, porque el destino de De Pedro depende, por sobre todo, de la gestión de gobierno en lo que queda hasta diciembre próximo. En definitiva, De Pedro ha sido apuntado para la función de “mariscal de la derrota” con el beneplácito, en primer lugar, de él mismo.
De Pedro ha cultivado el sendero hacia esta promoción con un contacto asiduo con la Mesa de Enlace, la Unión Industrial, la Asociación de Bancos y la embajada norteamericana. Es un abuso que CFK intente disimular estos vínculos empresariales e internacionales con el adjetivo de “generación diezmada”. La vicepresidenta le eligió como conserje a José Manzur, el de la reelección indefinida en Tucumán, pero por sobre todo un representante de las cámaras farmacéuticas y contacto de los pulpos del citrus de la Provincia con el mercado norteamericano. El matrimonio Manzur tiene el WhatsApp del matrimonio Biden, una relación que expusieron más de una vez. Fue el jefe de gabinete de Alberto Fernández y de Martín Guzmán, los que renegociaron la deuda internacional de Argentina. De Pedro y Manzur comparten el planteo de que el futuro de Argentina se encuentra en Vaca Muerta, el triángulo del litio, la pampa sojera y el desarrollo inmobiliario. Deberían agregar: del trabajo precario, la pauperización social, el ‘facturismo’ salarial y un montón de trabajo en negro.
Massa fue excluído del beneficio del dedo mágico debido a una diferencia de pronóstico y de método. CFK da por descontada la derrota de la UpP y además prefiere esa derrota a una victoria de Massa. Teme que Massa en la Presidencia, a diferencia de AF, se podría quedar con “el movimiento nacional y popular” y fijaría un anhelado fin al “ciclo kirchnerista”. Massa se ha visto obligado a deshauciar el juramento que hizo al congreso del Frente Renovador, de participar en las PASO a como sea. Ahora está mendigando candidatos en las listas que dibuja Cristina Kirchner. Difícilmente logre conformar un bloque propio de alguna importancia en el Congreso Nacional.
La designación de De Pedro ha dejado, sin embargo, una suerte de vacío político en la conducción de las negociaciones con el FMI. Es lo que una candidatura de Massa pretendía evitar. El FMI dice que está dispuesto a ‘socorrer’ al Gobierno, pero a cambio de medidas que podrían disparar una hiperinflación. La más importante sería una devaluación oficial, y también un cepo a los salarios y a la asistencia social, e incluso una mayor suba de las tasas de interés – porque aumentarían la carga de servicios de la deuda fiscal y cuasifiscal. Este vacío enfrenta a CFK con el problema de replantear todo el acuerdo con el FMI, sin tener tampoco poder de decisión dentro del Gobierno, para evitar que la campaña electoral de De Pedro quede relegada detrás de Milei. Seguramente preferirá quedar tercera en la disputa a ir a un choque con el FMI. Por su parte, Massa prefiriría renunciar que cargar con una devaluación.
Los círculos financieros atribuyen una reciente suba de acciones de empresas argentinas en Nueva York a una certeza de que el peronismo perderá las elecciones irremediablemente. El arranque accionario se inició con el anuncio de la derrota incuestionable de Jorge Capitanich en Chaco. No han tomado en cuenta el nivel elevado de abstenciones y voto en blanco, ni las rebeliones en las provincias del Norte. Las razones económicas del alza son el bajo precio de las acciones y la caída de los salarios, en especial cuando son calculados en dólares. De todos modos, el Índice del Mercado de Valores de Buenos Aires es, en dólares, de 800 puntos, cien abajo del tope alcanzado bajo el gobierno de Menem. Los índices bursátiles son un representación ficticia de la realidad económica; como dijo un consultor con ingenio – “la economía va mal, pero los mercados van bien”.
Las PASO se encuentran condicionadas a este escenario especulativo frenético, capaz de desatar una explosión financiera y monetaria. El inmovilismo político, por arriba, confronta con una dinámica de crisis y luchas, por abajo. En ambos frentes políticos principales, JxC y UpP, se desarrollan peleas faccionales sin medias tintas, que los ponen de espalda al electorado de los trabajadores. Las PASO inauguran una etapa más aguda del conjunto de la crisis de régimen político.