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Mientras avanza el escrutinio definitivo, no se esperan mayores cambios entre los números obtenidos el domingo y los que finalmente resulten.
El FITU ha superado el piso proscriptivo del 1,5% del padrón electoral. Los 41 mil votos que se computaron, no obstante, deben ser contrastados con las anteriores elecciones. Si esto se compara con las anteriores del 2019, donde el FIT se presentó sin el MST (el cual en solitario logró 23 mil votos) y aún no habían producido las expulsiones militantes dentro del Partido Obrero, la sumatoria de ambos candidatos alcanza casi los 60 mil votos. Cuatro años después, la adhesión del MST no implicó la concentración de estos 60 mil votos en un mismo frente, sino el efecto contrario: estamos hablando de casi 20 mil voluntades menos de elección a elección.
En la categoría a diputados provinciales se expresa también otro retroceso en términos absolutos: en 2019, la lista encabezada por Jorgelina Signa fue votada por casi 25 mil electores, mientras que, en las actuales, este número se redujo a 22.300, a pesar de la incorporación del MST. En las ciudades de Santa Fe y Rosario, el FIT entonces y ahora el FITU no logra superar el piso desde 2017. No hay un desarrollo ulterior de la izquierda “que se planta” y de la que pretende “levantarse”. Ambas listas convocaron al electorado desilusionado del progresismo socialista a votar al´verdadero´ progresismo'. Lejos de desarrollar una mayor delimitación política contra las corrientes vigentes, las variantes del FITU se han acoplado a las mismas de forma oportunista con resultados que con suerte le han permitido arañar las generales.
En términos políticos, militantes y electorales, el FIT ha ido decreciendo desde el 2015, cuando los pisos procriptivos de cada categoría fueron sorteados con una vigorosa lucha en el escrutinio definitivo. La resultante permitió al FIT participar de las generales en todas las categorías, incluidos intendentes y concejales en Santa Fe, Rosario y Rafaela. Más aún, de no ser por otra exigencia del 3% del padrón para ingresar a la legislatura provincial en las generales, el otrora Partido Obrero hubiera ingresado por primera vez en su historia. En la ciudad capital, los 15 mil votos que obtuvimos nos dejaron también en la puerta del concejo deliberante. Mientras tanto, en Capitán Bermúdez se planteaba la posibilidad de dos ediles que no se lograron, pero si una renovación de nuestra bancada que rondaba el 20%.
Cualquier exitismo con el que quieran enmascararlo los partidos del FITU son un engaño que refleja su actualidad política: un frente que no oficia de polo para el reagrupamiento de obreros y activistas y reduce su intervención a una lucha faccional interna por el encabezamiento de las listas.
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