La mercantilización de la salud pone en crisis la formación de profesionales

Escriben Silvia Allocati y Lucas García

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La debacle social, económica y financiera está afectando a la salud de la población. Las prestaciones se encuentran cada vez más atadas a un proceso de mercantilización creciente. La presión en favor de una medicina fundada en el lucro se manifiesta, ni qué decirlo, en los bajos salarios del personal de salud.

El copamiento de la salud como filón capitalista conduce a graves desigualdades de acceso, poniendo de manifiesto la contradicción entre el dominio del capital y las necesidades sanitarias de la población.

En los últimos años, declinó la cantidad de postulantes a residencias -incluso hay casos de renuncias a estos cargos ganados por concurso, a causa de los magros salarios-. Recientemente, se hizo público que ocho especialidades clave no han cubierto las vacantes para residentes (Clarín, 17/8). La ausencia de pediatras en formación, como así de personas cubriendo esos puestos, deja a las infancias en un estado crítico. Lo mismo sucede con neonatología, terapia intensiva, medicina general y familiar. Los estudiantes no se anotan a las residencias porque eligen otras especialidades más rentables económicamente.

El desempleo, los bajos ingresos y la inseguridad de la existencia potencian la demanda hacia el sistema de salud. Pero en este momento contamos con instituciones pobres para trabajadores empobrecidos. La miseria social de quienes deben acceder al sistema tiene su contraparte en la ganancia de los sectores privados, incrementadas por la demanda creciente. Esta situación es resuelta y alimentada por quienes ejecutan y ejecutaron la reducción del presupuesto público, desde el seudoprogresismo hasta la derecha.

Aquellas especialidades que garantizan una mayor remuneración a mediano o largo plazo son las que superan la oferta de vacantes, como oftalmología, cardiología, dermatología o cirugía plástica y reparadora, también la anestesiología. Los profesionales se encuentran en procesos de migración a lugares donde no se exige la especialidad médica. Algunos cargos de guardias no deben pasar por las residencias y se ven liberados del impuesto a las ganancias aplicado al salario. Se trata de un proceso de vaciamiento, no solo de los servicios públicos, sino de la formación y retención de profesionales. Al día de la fecha resulta más rentable para un trabajador joven una carrera informática que el cuidado de la salud de la población.

Ponemos en primer plano la discusión por una nacionalización del sistema de salud, que revierta una atomización y fragmentación que se encuentra al servicio del lucro privado. Una reorganización integral a costa del capital posibilitará contar con profesionales que hayan atravesado un proceso de formación y supervisión, y que tenga el objetivo de brindar una atención incondicional a la población trabajadora.

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