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La empresa y el Gobierno de la Ciudad han establecido un esquema de negociaciones con AGTSyP. El sindicato suspendió dos veces el plan de lucha que venía desarrollando por la desasbestización y la reducción de la semana laboral, en función de estas convocatorias. En esas reuniones, sin embargo, no se discuten las reivindicaciones obreras sino las represalias que viene aplicando la patronal. Los descuentos arbitrarios, en represalia a las huelgas, se resuelven a cuenta gotas y la plata vuelve al bolsillo de los compañeros devaluada por la inflación. Para contener la olla a presión, el sindicato adelanta el dinero con fondos propios.
La presencia de asbesto en las formaciones y sectores fue denunciada en 2018, y se lanzó el plan de lucha. Los paros simultáneos de líneas empezaron en agosto de este año. En todo este proceso, la conducción de la UTA acordó con las empresas las categorías “principal de estación” y “servicios complementarios”, flexibilizando los sectores de estaciones y lavado, firmó el ítem presentismo, golpeando el salario y la lucha, y llevó el básico de la categoría más baja del convenio por debajo de la línea de pobreza.
El monopolio de la personería gremial por parte de la UTA es un ariete contra la lucha de los trabajadores. La AGTSyP, a pesar de ser el sindicato real con mayor cantidad de afiliados, no ha respondido a nada de esto. A la conducción de ambos sindicatos los une el apoyo al gobierno fondomonetarista de Massa y los Fernández.
Cada vez que la lucha contra el asbesto avanzó, la empresa respondió atacando el salario y el convenio. Este ataque encuentra la respuesta espontánea de los trabajadores. En la última semana, por ejemplo, cuando aparecieron los descuentos de 26 días a los afectados por el asbesto, en la línea C las compañeras hicieron una batucada. Este reclamo se trasladó al plenario de delegados, para que el sindicato pusiera freno a los descuentos.
El paro votado se volvió a levantar con el compromiso de la patronal de reponer los días descontados. Los tiempos de resolución de las reivindicaciones no son los mismos, ya no para la patronal versus los trabajadores, sino para la propia conducción del sindicato y las bases. Mientras unos abonan el camino de la mesa de negociación, los otros ven pasar las semanas sin respuestas tangibles que llevan a reacciones autoconvocadas.
Para arrancar nuestras reivindicaciones es momento de terminar con las divisiones de línea o sector. Impulsemos acciones simultáneas sin distinción de afiliación o de sector de trabajo. El cuerpo de delegados debe recuperar su autonomía y ser el constructor de la lucha desde abajo hacia el sindicato y no representantes de la conducción en la base. La soberanía de las asambleas como las conocimos en el subte se remplazó por informes unilaterales.
Hay que recuperar el método clasista en el subte y desterrar al lastre de los que quieren un sindicato que sea “verticalista y orgánico” como bromean (y no tanto) los propios afiliados. Para conseguir la insalubridad, por el salario mínimo inicial igual al costo de la canasta familiar, por las 30 horas semanales, por los dos francos, por la incorporación de personal, por la jubilación a los 55 años es que tenemos que retomar el plan de lucha con paros simultáneos.
Subte: el gobierno llama a audiencia de conciliación Por Matías Cisneros, 07/08/2023.