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Luego de cumplir más de 20 paros, desde noviembre del 2022, el Estado volvió a convocar una audiencia de conciliación. En la anterior, la empresa se presentó para informarse de los reclamos. Esta nueva convocatoria es una maniobra por parte del Gobierno de la Ciudad para transitar los comicios de las PASO “en paz social”.
El último paro del subte, en la primera semana de agosto, fue el primero que se realiza en horario pico de todas las líneas juntas. La dirección del sindicato, que decía prepararse para un conflicto “largo”, no pudo evitar medidas más fuertes, ya que hasta ahora los paros rotativos por línea, las aperturas de molinetes y las invitaciones de café a los pasajeros no lograron conmover a la empresa. Por otro lado, en 9 meses de medidas, las asambleas con mandatos que se realizaron se pueden contar con los dedos de las manos.
Por otra parte, la empresa ha emprendido un ataque en contra de los trabajadores. Apretadas a los afectados por el asbesto para volver a trabajar sin saneamiento de los lugares de trabajo; despidos, sanciones, descuentos salariales, pedidos de desafuero, flexibilización laboral en los peones de lavado y, por supuesto, un descuento salarial en base al ítem presentismo.
Este lunes, a propuesta de la dirección de Pianelli, el plenario de delegados discutirá suspender las medidas de plan de lucha hasta la reunión de conciliación en la Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad.
El plan de lucha se inició con tres banderas: reducción de la semana laboral a 5 días y 30 horas semanales; compra de flota nueva sin asbesto; incorporación de personal tras haber perdido más de 400 puestos de trabajo desde el inicio de la pandemia. El reclamo de reconocimiento de AGTSyP como representante de los trabajadores del subte, para discutir convenio y paritarias, quedó relegado. Las negociaciones son monopolizadas por la burocracia de la UTA.
Las asambleas con mandatos son escasas. La campaña por asambleas generales de línea en las cabeceras los días de paro fueron limitadas.
Los trabajadores de tráfico, que son quienes encabezan las medidas de lucha, durante los días de paro se encuentran en su mayoría dentro de la línea en sus formaciones parando en las estaciones. Es un cambio de modalidad, en relación a los piquetes de corte de vía, donde se hizo fuerte el activismo en sus primeros años. El resto de los sectores ha parado en sus lugares de trabajo y a las cabeceras se han hecho presentes sólo algunas delegaciones. Es decir, la presencia en las cabeceras se vuelve escasa y se concentra en la ejecución de las tareas dentro de los paros.
El cuerpo de delegados se ha subordinado a la dirección ejecutiva. Sin mandatos de base ordenando, solo se ha limitado a modificar algunos aspectos de la orientación propuesta por la dirección. Esta es la base del control férreo del plan de lucha por parte de la dirección. El desenlace de este conflicto será discutido en el plenario de delegados. Es necesario que los activistas, y no sólo los delegados, también participen.
El cuerpo de delegados del subte entra en periodo de prueba para su renovación: en octubre no solo se votará presidente, sino también quiénes serán los delegados de los trabajadores.
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