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Aprovechando la superposición de feriados religiosos judíos, Hamás y otros grupos armados de la Franja de Gaza protagonizaron una operación relámpago en los alrededores de Gaza que no tiene precedentes. Por escala y complejidad, demuestra un nivel de planificación y preparación enormes. Sin embargo, le pasó completamente desapercibido al inmenso aparato de inteligencia y seguridad israelí.
Escalada en la zona de conflicto palestino-israelí. Situación al 7 de octubre de 2023
Desde la madrugada, grupos de asalto de las organizaciones palestinas atravesaron las líneas de seguridad israelíes por medio de desembarcos, túneles, brechas en cercas y hasta planeadores y realizaron incursiones en bases militares, poblados y ciudades israelíes rodeando Gaza en un radio de hasta 30 km. Además de los cientos de muertos producidos entre soldados y civiles, los palestinos también capturaron personal militar y civiles rehenes, trasladados a Gaza con la expectativa de intercambiarlos con prisioneros palestinos en algún momento.
Esta operación guarda llamativas similitudes con la “Ofensiva del Tet” en la Guerra de Vietnam. Los combates todavía continúan en varios puntos.
Los grupos armados palestinos lanzaron esta operación con la espalda contra la pared. El gobierno de Netanyahu sigue una estrategia antipalestina a dos puntas. Por un lado, dando impulso a la colonización de Cisjordania y aumentando las agresiones contra los palestinos lugareños. A esto se suman las repetidas y públicas operaciones policiales contra la Mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén. Hamás y varios otros grupos habían declarado repetidamente que Israel había cruzado líneas rojas y que responderían cuando lo consideraran oportuno.
La otra punta de la política israelí consiste en aislar a los palestinos internacionalmente, normalizando las relaciones diplomáticas con ciertos países árabes, lo cual significa la retirada de estos en su apoyo a los palestinos. Esta política dió un salto durante la presidencia de Trump, que ofreció a los países árabes armas a cambio del establecimiento de relaciones con Israel. Las últimas versiones aseguraban que nada menos que Arabia Saudita era la siguiente en la fila de este proceso y, detrás de ésta, el grueso de las monarquías del Golfo.
La ofensiva de Hamás, por más éxito que haya logrado en las primeras horas, no deja de ser una jugada desesperada ante el proceso de fascistización del estado israelí y el aislamiento creciente de la causa palestina.
El gobierno de Netanyahu ha declarado que Israel se encuentra en guerra abierta contra los palestinos y comenzó una gran movilización de reservistas. La respuesta que promete será a una escala completamente diferente a las agresiones previas contra Gaza, que consistieron principalmente en bombardeos pero sin incursionar a fondo en las zonas residenciales con infantería, dada la escala igualmente mayor en muertes esperadas.
Hasta ahora el gobierno de Netanyahu en coalición con partidos religiosos y fascistas estaba siendo enfrentado por un movimiento de protesta constante desde principios de año, contra el intento de reformar el poder judicial. Un factor decisivo de las protestas eran los contingentes de reservistas, que también se negaban a acudir a sus entrenamientos anuales. El gobierno de Netanyahu sufría, por otra parte, el empeoramiento de relaciones con la Casa Blanca, también a raíz de la reforma judicial.
La ofensiva relámpago de Hamás ha cambiado el escenario. La Casa Blanca ha declarado su apoyo incondicional a Israel y ha dado luz verde a su respuesta contra Gaza. Por otro lado, los partidos más grandes de la oposición israelí declararon su intención de unirse al gobierno para darle la fortaleza política necesaria para encarar la guerra. Los reservistas comenzaron a abandonar la protesta para acudir a la movilización anunciada por el gobierno. Estamos ante un punto de inflexión. El gobierno israelí, reforzado y con ánimos de revancha, se apresta a reducir a Gaza hasta las ruinas.
La guerra anunciada contra Gaza tiene todas las probabilidades de escalar a un enfrentamiento de alcance regional a través de múltiples frentes. Israel no sólo se prepara para reducir el enclave costero, sino también para aplastar cualquier tipo de insurrección en Cisjordania y una eventual entrada a la guerra de Hezbollah o Irán, operando desde el Líbano e incluso Siria.