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La incursión masiva de milicianos palestinos desde la Franja de Gaza, que incluyó la toma transitoria de algunos asentamientos, sorprendió al gobierno de Benjamin Netanyahu y a la inteligencia israelí, reputada de infalible porque desde la Segunda Intifada fue capaz de detectar y desarmar casi todas las iniciativas de la resistencia palestina.
Por primera vez en los 75 años transcurridos desde la creación de Israel, las fuerzas palestinas lograron tomar el control de áreas dentro de la Línea Verde, al otro lado de las posibles fronteras de un Estado palestino independiente. El líder de Hamás, Ismail Haniyeh, anunció que se proponen expandir la ofensiva, que incluyó Tel Aviv, hasta Cisjordania y Jerusalén. Y llamó a un levantamiento general palestino en Israel y los territorios ocupados. Muchos ojos se volvieron también hacia Hezbollah, en el Líbano. Por ahora solo se expresó en un tiroteo contra tres sitios militares israelíes que se encuentran en la región en disputa del Monte Dov.
Muhammad Deif, líder del ala militar de Hamás, dijo en un mensaje grabado el sábado que habían decidido lanzar una “operación” para que “el enemigo comprenda que el tiempo de sus ataques sin rendición de cuentas ha terminado”. Citó la ocupación israelí de Cisjordania, las recientes redadas de la policía israelí en la mezquita de Aqsa en Jerusalén y la detención de miles de militantes palestinos en cárceles israelíes.
Los palestinos declararon el domingo una huelga general en toda la Cisjordania ocupada por Israel y las fuerzas israelíes cerraron al tráfico algunas carreteras importantes (NYT, 8/10).
El ataque del sábado a la madrugada dejó, según el Ejército israelí, más de 250 muertos y 1 600 heridos sumiendo en el estupor a una población acostumbrada a que los muertos se cuenten de un solo lado. Los palestinos -algunos ingresaron a Israel en parapente- capturaron por lo menos 50 israelíes entre civiles y militares. Aspiran a canjearlos por algunos de los 4 500 prisioneros palestinos en las mazmorras sionistas, cientos de ellos niños de corta edad.1 En 2011, el soldado israelí Gilad Shalit fue canjeado por 1 027 presos palestinos.
Los milicianos tomaron kibutzim fronterizos y lograron infiltrarse en la ciudad israelí de Sderot; en la cárcel de Ashkelon, donde liberaron a presos palestinos; y en el odiado cruce fronterizo de Erez, del que tomaron el control por unas horas.
El primer ministro Netanyahu, cuyos ministros de la ultraderecha religiosa llaman directamente al exterminio físico de los palestinos, convocó a miles de reservistas, prometió vengarse “con toda la fuerza” y dijo que “lo que ha ocurrido hoy no había ocurrido nunca y no volverá a ocurrir jamás”.
Los continuos bombardeos sionistas en represalia, el mismo sábado, apuntaron una vez más a la población civil y a la destrucción de la infraestructura de la Franja de Gaza, mataron 232 personas y generaron 1.697 heridos. Israel cortó el suministro de electricidad en la Franja que solo tiene 4 horas diarias de autonomía (los bombardeos sionistas en los últimos años han destruido deliberadamente las centrales eléctricas gazatíes y solo una funciona). La semana anterior las redes sociales mostraron al ejército israelí cegando con hormigón las fuentes de agua que aprovisionan la Franja.
Este domingo Netanyahu, que había instado a los palestinos que viven en Gaza a "irse ahora", dijo que la primera fase de la batalla (repeler a los militantes que habían cruzado a Israel) estaba completa. Pero que la guerra “continuará sin limitaciones ni tregua hasta alcanzar los objetivos", afirmó en un comunicado.
El ataque de Hamás permitió al gobierno de extrema derecha de Netanyahu poner paños fríos a la rebelión de vastos sectores de la población israelí contra sus intentos de apoderarse de las atribuciones del Poder Judicial. De hecho, inmediatamente después de la incursión palestina, 4.000 reservistas de comandos de élite que se habían negado a tomar servicio en protesta por la reforma judicial volvieron al redil.[^ Miles de reservistas se niegan a prestar servicio por la reforma judicial]
La reforma no solo reduce la autoridad de una Corte Suprema que la derecha religiosa no controla. También aniquilaría las libertades democráticas de las que goza la población judía e imprimiría un giro teocrático aún más agudo a las normas de convivencia -indumentaria femenina, contenidos pedagógicos, etc. Pero sobre todo pretende dar sustento legal a la política de pogromos y confiscaciones de aldeas y barrios en Cisjordania y en Jerusalén.
En lo que va del año, el ejército y los colonos han asesinado a 258 palestinos -en general muchachos muy jóvenes-, incluidos 35 niñitos. Las golpizas y vejaciones a ancianos y mujeres ―que incluyen a veces la obligación de desnudarse antes de que les demuelan la casa o quemen sus olivares― también son cotidianas. Los colonos, fanáticos religiosos, han arrasado aldeas enteras, quemado casas y cultivos y se han apropiado de la tierra en Cisjordania. La semana pasada un centenar de colonos entró a la mezquita de Al Aksa y organizó una fiesta en ese ámbito, sagrado para los musulmanes.
El avance a sangre y fuego de los colonos en la Cisjordania, apoyados por el ejército sionista, ha dado lugar a incipientes organizaciones de autodefensa de adolescentes palestinos “de las colinas”, como La Guarida de los Leones, que no responden ni a Hamás ni a Al Fatah.
Los medios especulan que la incursión palestina “seguramente descarrilará la incipiente normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, hogar de los dos lugares más sagrados del Islam y ancla geopolítica de la religión, que en teoría podría allanar el camino para la aceptación del Estado judío en todo el mundo musulmán”. El eje de la política de Biden para Medio Oriente.
Los mandatarios de las potencias de la OTAN condenaron la acción “terrorista” de Hamás y la Yihad Islámica y respaldaron los bombardeos del Estado sionista. Biden dijo que “Estados Unidos condena inequívocamente” el ataque y que “Israel tiene derecho a defenderse a sí mismo y a su pueblo”. En Argentina, el coro puso del mismo lado a Sergio Massa, Wado de Pedro, Patricia Bullrich, Cristina Kirchner y Javier Milei.
Corresponde a los explotados levantarse en defensa del pueblo palestino.
Abajo el imperialismo. Abajo la ocupación sionista de Palestina. Libertad a los presos palestinos.
La ofensiva relámpago de Hamás Por Leib Erlej, 08/10/2023.
La operación masacre de Netanyahu no salvará al sionismo de su debacle “Escenario de pesadilla: la victoria de Hamás es un fracaso de Israel en una escala masiva” (Haaretz). Por Jorge Altamira, 08/10/2023.
Hacemos responsable al estado sionista de las nuevas masacres en Palestina Por Comisión Ejecutiva de Política Obrera, 07/10/2023.
Vale recordar que Israel es el único país en el mundo que emplea mecanismos de “justicia” penal militar contra menores de edad.
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