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En una actividad titulada “La izquierda frente a la crisis y las elecciones”, Gabriel Solano, del PO oficial, y Claudio Katz, miembro del colectivo EDI (Economistas de Izquierda), protagonizaron un debate sobre la situación política organizado por los estudiantes del aparato. Katz hace muchos años que abandonó cualquier referencia con la izquierda trotskista para abrazar al chavismo. Para Katz, la crisis “no es el capitalismo, es la Argentina”. Trajo a colación los niveles de inflación del país, que encabeza todos los rankings. Solano mencionó que la crisis internacional tiene “aspectos cualitativamente distintos”. Katz, más llanamente, negó que atravesáramos un periodo revolucionario “ni en el país, ni en la región, ni el mundo". Tampoco un periodo contrarrevolucionario. Solano no objetó.
Al pasar a las alternativas electorales Katz impuso la agenda.
Apelando a la primera persona del plural para referirse a “la izquierda”, defendió el principio del voto a Sergio Massa. Sin embargo, aclaró Katz, “en economía”, los tres candidatos -Massa, Milei y Bullrich- son “lo mismo”. La diferencia estaría en “el plano de los derechos democráticos”. “[Massa] no se compara a la furia de palos de Milei y Bullrich”. No recordó que Massa abogó por la "tolerancia cero” del trumpista Rudolph Giulani. Tampoco que ha convocado a un gobierno de unidad nacional. Más en general ignora los vasos comunicantes entre los candidatos por sus intereses de clase. Katz sentenció que “es preferible el engaño que la desesperanza" -lo cual lo pone en un plano de terapia personal-.
Solano, argumentando el voto al FIT-U, se refirió al “nivel enorme de desautorización política de las fuerzas principales” y que “venimos de dos fracasos, del kirchnerismo y del macrismo”. Solano pondera el fracaso ajeno como activo propio. No hizo mención al 0,8% que obtuvo en las PASO. Evitó decir que el FIT-U expresa una corriente de clase en ascenso o la independencia obrera. Es decir que lo ninguneó olímpicamente.
Katz buscó una y otra vez arrancarle a Solano una definición sobre el balotaje. “Hay que votar contra la derecha siempre en segunda vuelta”, expresó, eso sí, “diciendo (sic) la tibieza e inconsecuencia de los candidatos alternativos”. Katz afirmó que votará al FIT-U este domingo, pero si se atienden sus argumentos, bien podría hacerlo por Massa, dada la posibilidad de que no haya segunda vuelta. Solano respondió que “todavía no discutieron” una posición sobre la segunda vuelta. Así admite también el voto a Massa.
Katz insistió en debatir “todos los balotajes” ocurridos en América Latina. El voto a Massa, en segunda vuelta, sería parte de la lucha “contra la oleada derechista” —pero Massa no forma parte de esa oleada, aunque fue fundamental para la victoria de Macri. En Argentina no existe aún una oleada de lucha contra una una oleada derechista , y no será Massa quien la organice. Katz es, como dijo, un "desesperanzado", no un militante.
Al momento de responder, Solano se enredó con las justificaciones. “Los gobiernos centroizquierdistas son el vehículo del capital y los responsables de que crezca la derecha. Ese es el problema de la clase obrera”, afirmó. El problema es la llamada izquierda que hace seguidismo a la burocracia sindical y vota con el kirchnerismo. La defensa de los movimientos nacionales, en su enfrentamiento al imperialismo depende de que arrastren a las masas, no de su condición de "mal menor". De lo que trata es, en todos estos casos, de dilucidar en donde residen los objetivos y el interés para la clase obrera, con independencia del formato electoral determinado. El Partido Obrero votó a Evo Morales en su primera elección en el marco de gigantescas movilizaciones indígenas. Solano no aclaró si renegaba de esta posición. Solano admitió la posibilidad de votar a Massa en el balotaje, cuando el peronismo ha sido abandonado por cuatro millones de votantes.
Para el ex candidato a presidente por la alianza PO-MST en la interna del FIT-U, el mismo “no estuvo a la altura de los acontecimientos”, debido a que “no se delimitó del nacionalismo burgués”, lo que “favorece las críticas privatizadoras de la derecha”. El PO oficial acusa al PTS de ´coquetear´ con los K, desde que Miryam Bregman dijo que Cristina Kirchner era una “perseguida política” por sus entuertos judiciales con la obra pública. Según Solano esto justificó las internas en el FIT-U,que se desarrollaron en un marco de insultos y acusaciones cruzadas, en yunta con el sojero de la OTAN, el MST. Omitió los coqueteos del Polo Obrero con Grabois y las marchas con el Movimiento Evita contra Victoria Tolosa Paz, cuando ésta todavía exigía internas en el oficialismo.
Naturalmente, Solano no encontró respuesta al señalamiento de Katz de que si fuera cierto lo que dice, el PO debería haberse impuesto en la interna del FIT-U, ya que no escatimó en recursos para “instalar” sus “propuestas”; el resultado fue su hundimiento electoral por varios cuerpos. La disputa fratricida al interior del FIT-U dejó al desnudo una disputa mezquina por candidaturas, en un escenario catastrófico económico y social.
El otro aspecto que explicaría los malos resultados del FIT-U sería, según Solano, “la pasividad de la clase obrera”, encapsulada por la “inacción de la burocracia sindical”. El aparato del PO concluye, de esta visión limitada, reclamarle a la burocracia inactiva. Que “active” convocando a un paro nacional. Sin ir más lejos, en la propia facultad donde se desarrollaba la discusión, el FIT-U interviene en las asambleas autoconvocadas para “exigirle” al centro de estudiantes que dirige el kirchnerismo de la gestión que “se sume a la lucha”.
A Katz el debate le pareció fantástico. Celebró “la nueva cultura de la izquierda de debate fraternal”. “El gobierno de trabajadores no basta con proclamarlo -aunque nadie lo proclamó en esa actividad-, hay que ver las vías para llegar a eso”, dijo. “El escenario actual se alejó de 1917. Hay que conquistar gobiernos y disputar poder”, alentó el economista. Por su parte, Solano proclamó “no hay peligros revolucionarios”, en un mundo envuelto en la guerra. Advirtió, para el futuro, que se viene “una hecatombe” y llamó a “promover la organización y la deliberación”.
Hace 15 años Pablo Rieznik polemizaba con el mismo Claudio Katz en un apasionante debate entre el catastrofismo revolucionario y el reformismo sin reformas. Pasaron los años y Katz se reencontró, una tarde de octubre, en el barrio de Caballito, con otro "desesperanzado”.
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