FIT U: el voto a la ley de alquileres, o cómo Massa “no es lo mismo” que Milei o Bullrich

Escribe Jacyn

Un apoyo al arrebato ‘gradual’ de las conquistas sociales.

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El FIT-U está protagonizando una no tan novedosa experiencia parlamentaria. En el pasado, la socialdemocracia tenía por estrategia, en la mayor parte del mundo, el reformismo social por medios parlamentarios; el avance gradual al socialismo. El FIT-U, en cambio, ha innovado, opera en sentido contrario: dosifica, prestando sus votos, los cambios regresivos que impulsan los bloques patronales. La 'táctica' del recule social en cuotas. Massa se jacta de que el FIT-U ha votado 24 veces con el oficialismo. Examinemos uno de esos casos, la votación reciente de una enmienda a la ley de alquileres que continuará vigente hasta que sea reglamentada por el Poder Ejecutivo.

Como todo el mundo sabe, la inflación, la bancarrota del estado y la monumental desvalorización de los salarios ha llevado la crisis de la vivienda al paroxismo. El derrumbe de la economía ha llevado el régimen de contratos a tres años, con indexación anual, al colapso. A la imposibilidad de acompañar el ajuste de los alquileres se ha sumado el boicot a la oferta de parte de los propietarios. Con un mercado de compra-venta de vivienda en caída, ha resentido la adquisición para alquilar. El alquiler promedio, actualmente, consume entre el 50 y el 100% de los salarios, una porción de los ingresos de los trabajadores mayor que nunca.

El bloque del FIT-U votó favorablemente un dictamen del oficialismo, que mantiene aspectos centrales de la ley vigente. Prensa Obrera (11/10) lo explica de este modo: “El Congreso de la Nación acaba de sancionar, este martes 10, una reforma a la Ley de Alquileres, imponiéndose el dictamen oficial sobre el proyecto de la oposición patronal [el dictamen es también del oficialismo patronal] que avanzaba más a fondo (sic) contra los inquilinos, consagrándose una situación un poco más perjudicial (sic, sic) para los inquilinos que el régimen precedente”. En otras palabras: el régimen actual es “perjudicial” para los inquilinos, pero la oposición pretendía imponer otro, “un poco más perjudicial”, así que votemos por el que sea “un poco menos perjudicial”. Concretamente, se ha impedido un avance mayor. Concretamente, se ha graduado el retroceso. Esto en el mejor de los casos, porque abre una crisis mayor en la oferta de alquileres. Estamos ante un ‘reformismo’ marcha atrás, no el viejo reformismo de primera.

El proyecto con media sanción de Diputados -luego modificado en el Senado- “establecía una reforma regresiva”, dice el aparato del PO. De allí concluye: “La izquierda (sic, quiere decir el FIT-U) votó a favor de la reforma para evitar una ley reforma regresiva a imagen y semejanza de los intereses de los especuladores inmobiliarios”. Como se ve, el FIT-U no ignora que practica el ‘reformismo’ del retroceso de las reformas: vota a favor de regímenes “perjudiciales” contra otros más “regresivos”. Los parlamentaristas de antes sostenían las reformas que conducirían al socialismo, el FIT-U vota la que las aleja. Este “cambio de época” respecto al parlamentarismo de antaño inauguró el parlamentarismo revolucionario, que consiste en valerse del parlamento como tribuna para desarrollar la acción de las masas, a diferencia del que lo concibe como fábrica de leyes. El parlamentarismo del FIT-U sigue el ´principio´ de que ante la alternativa entre una ley mala y otra peor, apoyarán la mala. Abstraen a la maquinaria legislativa de las contradicciones mortales del capitalismo y de las convulsiones, crisis, guerras y revoluciones, que la acompañan. El FIT-U protagoniza una estrategia de des-acumulación parlamentaria, en términos de actividad revolucionaria.

La ´reforma´ que votó la bancada ‘izquierdista’ acorta de un año a seis meses los plazos de actualización de los alquileres que el macrismo quería reducir a cuatro. El cambio es ficticio, porque depende del ritmo de la inflación; en la actualidad, los trabajadores pierden en cuatro meses lo que antes perdía en ocho. Asimismo, el cambio de la fórmula de actualización monetaria es una estafa, al menos para Prensa Obrera, que la votó positivamente, porque “redundaría a priori en una actualización inicial levemente moderada respecto al promedio anterior (Ripte e IPC), pero que operará acumulativamente de forma semestral, lo que en parte anula el beneficio inicial”. No sólo esto: el punto de partida de los ajustes está inflado, porque los propietarios buscaron protegerse de la inflación subsiguiente como un alto nivel inicial. En un régimen hiperinflacionario, el propietario tratará de asegurar su renta cobrando una suma aun mayor por anticipado. La bancada ‘trotskista’ votó a favor del proyecto de ley de Massa, haciendo abstracción de la hiperinflación y de la destrucción del salario. Como cualquier político pequeño burgués de cuarta, fragmenta la realidad al infinito para justificar proyectos sin salida.

La versión kirchnerista de que los inquilinos se verán beneficiados porque el costo del alquiler acompañará a la evolución de los salarios tiene un grado de perversidad: el ´beneficio´ sólo se percibe cuando el salario corra siempre más atrás de la inflación. El diferencial de ‘ahorro’ en el alquiler será largamente absorbido por el incremento general del costo de vida (alimentos, servicios, ropa, transporte, etc.). En lugar de denunciar el derrumbe del conjunto del sistema económico y político, y situar la crisis de la vivienda en el escenario histórico concreto, el bloque del FIT-U se siente obligado a votar leyes “perjudiciales” contra otras “más perjudiciales”.

Así lo explica LID (11/10): “En el caso del Frente de Izquierda Unidad, [sus diputados] cuestionaron que ninguna de las dos opciones era una solución para inquilinos e inquilinas, que se encuentran en una situación desesperante debido a la gran especulación inmobiliaria y la irracionalidad de casas sin gente y gente sin casas, el avance de la dolarización de alquileres, con familias muy golpeadas por la inflación y caída de salarios”. Entre “ninguna de las dos opciones”, el FIT-U votó por la “opción” del gobierno, al que acusa de haber permitido al “negocio inmobiliario que avance y haga lo que quiera”, incluso, “empeorando la situación de la vivienda los últimos cuatro años”. Con estos fundamentos, los seguidores de Bregman votaron el proyecto del kirchnerismo.

Pero en línea con toda la agitación electoral del FIT-U, el PTS acusa a Milei y Bullrich de ser los “voceros directos de ese lobby inmobiliario, para que tengan todo el poder contra los inquilinos”. Massa no está incluido en este lobby, a pesar de que se jacta de haber modernizado Tigre. Las tendencias del FIT-U no retroceden ante la pavada cuando se trata de la auto-justificación.

La reforma de la Ley de Alquileres, con los cambios introducidos en el Senado, tuvo su sanción definitiva en Diputados por una diferencia significativa: 125 votos a favor y 114 en contra. “Lo cierto es que Juntos por el Cambio no pudo mantener los votos cosechados en la sesión del 23 de agosto cuando impuso su propuesta con 125 votos a favor, 112 en contra”, dice Clarín (12/10). “Una de las curiosidades es que en la coalición opositora estuvieron ausentes 10 diputados, con los que tampoco habría ganado la votación, ni siquiera sumando a Felipe Álvarez y el gobernador electo de Santa Cruz, Claudio Vidal, quienes votaron con Juntos la primera pero ayer a la madrugada optaron por no estar en el recinto”. Es decir, el proyecto cambiemita tuvo deserciones notorias, tanto de JxC como de algunos aliados. Los mismos diputados del “lobby inmobiliario” recularon, en otra expresión de una inminente ruptura de esta coalición. El FIT-U votó a favor, gratuitamente, sus votos no eran necesarios. Los incentivó a hacerlo el interés de estar en el carro de quienes destruyen, gradualmente, las condiciones de vida de los trabajadores. Se podía encontrar otra explicación – subirse al campo del boicot legislativo de los proyectos capitalistas está fuera del radar. Justificar políticamente una abstención implicaba asumir un discurso socialista y revolucionario.

El FIT-U se ha integrado a la maquinaria legislativa del Estado capitalista. El PTS pasó de cultivar el cretinismo antiparlamentario y rechazar, antes de 2015, a presentar cualquier proyecto, a actuar como segundo violín de las iniciativas de los bloques legislativos de los partidos burgueses. De oponerse a presentar cualquier proyecto, a votar cualquier cosa que sea ‘menos mala’ que su alternativa.

Apoyar el parlamentarismo del FIT-U es sencillamente anti-revolucionario.

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