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Ayer, en la celebración de un aniversario de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Sergio Massa aprovechó la ocasión para apoyar la masacre del Estado sionista en Gaza, sin manifestar tampoco la menor preocupación de que pueda precipitar una nueva conflagración internacional, más allá de Ucrania, Europa y el Cáucaso. En un caso de cinismo patológico reivindicó “la tolerancia por el respeto con el otro”, cuando la cuenta de muertes alcanza a cerca de diez mil personas, entre ellas cinco mil niños. Validó la afirmación del cortesano Rosenkrantz, al que escuchó “seriamente”, según el cronista presente, de que “Israel tiene la obligación de defenderse”. Este juez supremo debería ser sometido a expulsión por reivindicar la violación criminal y genocida del derecho internacional.
Massa ni arriesgó a cobijarse en el reclamo de que los rehenes se intercambien por prisioneros palestinos, que levanta un número masivo de israelíes, más allá de los familiares. Ni tampoco de los ciudadanos argentinos retenidos en los túneles de Gaza. Santiago Cafiero pretende que estos argentinos sean liberados sin concesiones, para favorecer a un gobierno que apoya la guerra contra el pueblo palestino. Además de un abrazo con el embajador norteamericano, presente en la ceremonia, Massa aseguró que declararía a Hamas “organización terrorista internacional” –un modo de comprometer directamente a Argentina con una guerra genocida y en una guerra internacional. Los acontecimientos en Palestina han demostrado que Hamas es una fuerza beligerante, incluso con rango estatal, que debe ser reconocida como tal, como está establecido por el derecho internacional.
De acuerdo al diario La Nación, “una marea de dirigentes comunitarios se acercó a saludarlo”. Este gesto masivo es más que un “respeto por el otro”, es una adhesión a Massa frente al balotaje del 19. El sionismo prefiere a Massa, no a Milei, aun cuando éste ha prometido convertirse al judaísmo. Esto convierte al voto por “el mal menor” en estafa moral.
Como Alberto y Cristina no han abierto el pico, hay que suponer que Massa ha asumido las relaciones extranjeras de Argentina. El derrumbe político y moral de la dirección ‘nacional y popular’ no podría haber quedado más de manifiesto. Un usurpador político se ha encargado de usurpar la estrategia internacional de Argentina, sin que la partidocracia criolla se dé por aludida. Argentina se ha convertido en una ‘republiqueta’.
Por la libertad de los argentinos y de todos los rehenes: cese de los bombardeos, retiro del ejército sionista de Gaza, intercambio de todos los secuestrados por Hamas por los prisioneros palestinos.
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