Escribe Pablo Busch
Que hay detrás del copamiento macrista de la Secretaría de Trabajo.
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La cartera de trabajo del gobierno de Milei es, por ahora, una de las ubicaciones más codiciadas que logró copar el macrismo. El Ministerio de Trabajo, ahora degradado a Secretaría, quedó bajo la supervisión del superministerio de “Capital Humano” -cuyo nombre es una definición en sí misma- al frente del cual el Presidente electo designó a Sandra Pettovello. Además de la cartera laboral, la super ministra tendrá bajo su órbita Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social, por lo que administrará las sensibles cajas del PAMI y la Anses, los planes sociales y el dinero de las obras sociales sindicales.
Al frente de la Secretaría de Trabajo Pettovello designó a Omar Yasin, abogado laboralista del Pro, quien ya tiene experiencia en la cartera: estuvo al frente del Seclo (Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria) durante la gestión de Mauricio Macri. La designación de Yasin es uno de los capítulos de la crisis del armado del gabinete presidencial: al nombrar a Yasin, la superministra desplazó a Gustavo Morón del lugar que le había prometido originalmente Milei en las redes sociales. Asimismo, Morón había estado a cargo de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo durante el gobierno del Pro. Al elenco de funcionarios macristas se le sumará Horacio Pitrau, otrora mano derecha de Jorge Triaca.
Según deslizaron distintos medios, detrás del copamiento de funcionarios del Pro en la cartera laboral se orquesta uno de los planes que más le interesan a Mauricio Macri en su nueva alianza con Milei. El expresidente insiste en la necesidad de traspasar la justicia laboral al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, donde desde hace 16 años manda Pro. Este operativo busca consagrar definitivamente el giro reaccionario de la justicia laboral de los últimos años. Son muy pocos los juicios laborales que las empresas pueden llevar a la Corte Suprema luego de los fallos de la Cámara de Apelaciones del Trabajo -necesita presentarse un recurso extraordinario para ello. Macri busca crear una instancia más para que las apelaciones patronales puedan dilatar todavía más los fallos en su contra, con el adicional que supone el ferreo control “republicano” del Pro sobre la justicia de CABA. “Con el traspaso habría una instancia después de la Cámara de Apelaciones que sería el Tribunal de Justicia de la Ciudad, que fue designado por el macrismo y que se conocen fallos de sus jueces que significarían una regresión para la jurisprudencia protectoria”, advirtió Matías Cremonte a La Nación (25/11).
La otra agenda planteada para los ´Triaca boys´ es, sin duda, la reforma laboral. Para ello se ha sumado a la cartera el gerente del grupo Techint, Julio Cordero. Según el mismo artículo de La Nación, el cerebro detrás del arribo de Techint al gobierno de Milei es el también exfuncionario macrista Miguel Angel Punte, exgerente de Recursos Humanos de Ternium, quien se sumara a las tropas libertarianas varios meses antes del triunfo electoral. La agenda laboralista de Punte y del Grupo Techint va mucho más lejos que el reemplazo de las indemnizaciones por despido, incluyendo entre sus puntos la negociacion de las paritarias por empresa. Como esto en los hechos ya ocurre -cada empresa paga ítems por fuera del básico vinculados a cláusulas de flexibilidad laboral- el objetivo sería negociar con una clase obrera cada vez más atomizada. Según el mismo diario, Punte también tiene puesta la mira en las contribuciones patronales. “Deben ser acordadas libremente por las partes, no deberían ser obligatorias. Las empresas podrían negarse”, especificó en su intervención en un panel organizado por Funes de Rioja.
Esta agenda de la cartera laboral a la que apunta el copamiento macrista combina golpes a los intereses de la clase obrera con golpes a la capacidad de negociación y de recaudación de la burocracia sindical. Pero todo esto está enteramente por verse: todavía queda ver el destino del gabinete enclenque de Javier Milei y, sobre todas las cosas, qué reacción despierten entre los trabajadores sus primeros esbozos (la puesta en duda de los aguinaldos, el despido a través de la no renovacion de contratos de cientos de miles de precarizados en el Estado, los miles de despidos en la construcción por el freno a la, obra pública, etc.).
Es evidente que para que este paquete reaccionario de medidas tenga alguna chance, el gobierno necesitará apoyarse en las centrales sindicales. La burocracia de la CGT, por lo pronto, ya anunció que “no se iba a pintar la cara” para enfrentar a un Gobierno en ciernes y que iba a esperar a ver las medidas. La CGT designó un interlocutor para negociar con Milei, además del apoyo recibido por el barrionuevismo -que se rompió después del 22 de octubre, pero que ya hay gestiones desde ambas orillas para una reconciliación- y de los distintos burócratas sindicales que ya se han reunido con la oficina del presidente electo.
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