¡Por un primero de mayo de organización y lucha!

Escribe Partido Obrero Revolucionario (Chile)

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La crisis económica y sanitaria por la que atraviesa el sistema capitalista a nivel mundial comienza a tener dimensiones cada vez más dramáticas. Así lo demuestran en parte las estadísticas internacionales que, en materia económica, por ejemplo, proyectan este año para América Latina y el Caribe, una caída del producto aún más abrupta que la registrada en la crisis que en 1914 precedió a la primera guerra mundial.

Respecto a la propagación del Covid-19, aún los números dan cuenta de medidas sanitarias absolutamente ineficientes, con más de 3 millones de casos confirmados y 204 mil muertos en el mundo.

En Chile, la situación no es otra. Si, por un lado, las proyecciones del Banco Central nos hablan de una recesión en tierra derecha, con una posible contracción del producto en torno al 7% en este trimestre, las estadísticas sanitarias confirman una curva de propagación del coronavirus aún al alza con 12.858 casos confirmados y 181 muertes.

La grave situación, en materia económica y sanitaria por la que atraviesa el país, se profundiza día a día aún más por las medidas criminales impulsadas por el empresariado y su gobierno, el que ha dejado caer sobre los trabajadores todo el peso de la crisis. En materia sanitaria, se ha negado sistemáticamente a decretar cuarentena total, protegiendo los puestos de trabajo y el salario. Lejos de esto, hace un llamado a reactivar la economía haciendo avanzar sin ninguna oposición un paquete de rescate en la forma de una millonaria capitalización a los bancos privados por US$ 3 mil millones, para que estos, a su vez, entreguen créditos con garantía estatal por hasta US$ 24 mil millones, para todo tipo de empresas, usando las reservas del Banco Central.

No contentos con esto, con la complicidad de todos los partidos del régimen, desde el Frente Amplio hasta la derecha más reaccionaria, promulgan la nefasta Ley de Protección del Empleo que permite al gran capital suspender la relación laboral con sus trabajadores, ahorrándose el pago de salarios por lo que dure la crisis. Agrega además esta ley, que, para su sustento, mientras dure la suspensión los trabajadores podrán hacer uso de sus ahorros de cesantía para pagarse a sí mismos un sueldo reducido en un 30% en el primer mes, 45% en el segundo y 55% en el tercero, vaciando con esto sus cuentas individuales del seguro de cesantía.

Así, finalmente, somos nuevamente los trabajadores a quienes se les quiere hacer pagar la crisis, contando a la fecha una cifra en alza de contagiados y muertos por coronavirus, miles de desempleados y sueldos reducidos, la perdida de nuestros ahorros previsionales con la caída de las bolsas del mundo y el vaciamiento de nuestros fondos de cesantías.

La política criminal del gobierno y sus nocivas consecuencias para la clase trabajadora no han hecho más que agravar las causas profundas que el 18 de octubre llevó a las masas a exigir su salida mediante la huelga general y una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. En lo próximo, estas se volverán a manifestar de manera abierta, reactivando los métodos y consignas de lucha que los trabajadores se han dado para enfrentar la crisis. En esta perspectiva entendemos el reimpulso que vive estos días la lucha y la organización de los sindicatos, las ollas comunes y la actividad de las asambleas populares, la creación de comités de cesante, las marchas y protestas en distintas localidades del país.

En consideración a la grave crisis por la que atraviesa el país, desde el Partido Obrero Revolucionario hacemos un llamado a los trabajadores y a la izquierda a impulsar un primero de mayo de organización y lucha, que prevenga a la clase en su conjunto sobre la profundización de la terrible crisis económica, política y sanitaria en la que nos encontramos, y reactive la lucha contra el régimen abierta el 18 de octubre exigiendo una cuarentena total a costa del gran capital, garantizada por el estado, sin pérdida de salario ni puestos de trabajo; la nacionalización bajo control de los trabajadores del sistema de salud privado; protocolos de seguridad emanados de las asambleas de trabajadores en los centros de trabajo. Derogación de la Ley de Protección del Empleo. Libertad a las y los presos de la revuelta. Fuera Piñera. Asamblea Constituyente Libre y Soberana. Gobierno de Trabajadores.

En este camino, se vuelve del todo urgente realizar cuanto antes un Congreso de Trabajadores para discutir el estado, las causas y el devenir de la crisis, como también perfilar y organizar la lucha por su superación.

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