La guerra sionista contra Palestina: 10 semanas, 10 reflexiones

Escribe Norberto Malaj

Tiempo de lectura: 6 minutos

1. Por la envergadura de la ofensiva militar; por el poder de fuego contra una población indefensa, el número de muertos y heridos y por el daño infringido al pueblo palestino -que perdió todo: escuelas, hospitales y viviendas reducidas a escombros-, por la demolición de la infraestructura civil; por la cercanía del invierno con la amenaza de enfermedades y epidemias; por todo esto la presente guerra constituye indudablemente la mayor tragedia sufrida por el pueblo palestino en los últimos 75 años desde la Nakba de 1948. Deja empequeñecidas las cinco guerras que llevó a cabo Israel contra Gaza desde que es gobernada por Hamas, en 2006; o las dos guerras del Líbano; ni hablar de las guerras “de los 6 días” o la de Iom Kippur.

2. La guerra de exterminio sionista contra Gaza constituye ya la mayor masacre del siglo XXI en un corto período. Constituye de este modo una expresión aguda de la época de guerras característica de este período histórico de extrema descomposición capitalista.

3. A diferencia de la Nakba —cuando el sionismo reinvidicó que libraba una “guerra de independencia”—, ahora la causa del pueblo palestino es infinitamente más reconocida y constituye una bandera de lucha desde las calles de toda Europa y el Medio Oriente hasta los campus universitarios y las calles de EE.UU. La comprensión de que el estado sionista es un gendarme alistado con el imperialismo mundial, se ha extendido al mundo entero. Por esto Palestina enfrenta a un abigarrado bloqueo del conjunto del imperialismo mundial, con el ´demócrata´ Biden a la cabeza, y las burguesías árabes —desde las potencias regionales más prooccidentales (Arabia Saudita, los emiratos del Golfo y Egipto), por un lado; a Turquía e Irán por el otro-. Con la sola excepción de los hutíes de Yemen, el nacionalismo árabe musulmán ha dejado la rebelión palestina en el más absoluto aislamiento para proteger esa plaza fuerte del imperialismo que se llama estado de Israel.

4. El asalto al Muro de la Ignominia, el 7/10 pasado, en la frontera sur de Israel constituyó un golpe disruptivo contra el statu quo de opresión nacional, confiscación territorial y discriminación política del pueblo palestino. De ahí el despliegue político y militar del imperialismo mundial para apoyar la guerra de limpieza étnica del gobierno racista que encabeza Netanyahu. Al mismo tiempo ha acentuado el movimiento de fascistización de los colonos sionista y las FFAA de Israel, enterrando al movimiento de democratización que reunió millones de personas en Israel y mostrando sus límites históricos insuperables. El desenvolvimiento del fascismo en Israel, pone al sionismo internacional en estado de coma, como lo demuestra la participaión de judíos en las manifestaciones contra la masacre en Gaza. De otro lado, ha abierto un período de movilización de masas en los estados árabes contra sus gobiernos, en lo que se perfila como una segunda edición de la llamada “primavera árabe”

5. La guerra de Gaza ha acelerado la expansión del proyecto de asentamientos ilegales en Cisjordania, con el propósito de instaurar un “Gran Israel”, que alcanza a los actuales territorios de Jordania. La masacre en Gaza es el prólogo de guerras nuevas y más sangrientas en la región, en especial Siria y Líbano. Amenaza con involucrar a nuevos protagonistas, en primer lugar Rusia, y a convertir, potencialmente la guerra en Ucrania en un escenario bélico único.

6. A pesar de su abrumadora superioridad militar, las fuerzas armadas sionistas no han logrado destruir, en dos meses y medio largos de bombardeos, a la resistencia palestina. Han sido, contra lo que afirma la prensa sionista, bombardeos a discreción (“dumb bombs”), o sea sin apuntar a objetivos predeterminados, salvo en el caso de asesinatos puntuales. Ha procedido a arrestos masivos, según Associated Press, 14.12) “en todo el norte de la Franja de Gaza, separando familias y obligando a los hombres a quedarse en ropa interior antes de transportar a algunos en camiones a un campo de detención en la playa, donde pasaron horas, en algunos casos días, sometidos al hambre y al frío” (Associated Press, 14/12).

Los sionistas ocultan a la ciudadanía judeoisraelí la magnitud de los golpes que le ha propinado la resistencia y, también, la magnitud de sus bombardeos. Los militares sionistas muertos se cuentan por cientos. El ejército israelí reconoció más de 1500 heridos, pero el diario sionista Haaretz denunció, tras una recorrida por hospitales israelíes, que esta cifra debe multiplicarse como mínimo por tres.

7. La aspiración de Biden de reestablecer un remoto statu quo ante en Gaza, reponiendo a la Autoridad Palestina revela un *impasse *profundo del imperialismo. Según Associated Press “una encuesta de opinión entre los palestinos en tiempos de guerra publicada el miércoles muestra un aumento en el apoyo a Hamas, que parece haber aumentado, incluso en la devastada Franja de Gaza, así como un rechazo abrumador al presidente Mahmoud Abbas, respaldado por Occidente, con casi el 90 por ciento diciendo que debe dimitir” (13/12). La encuesta da resultados muy parecidos en Cisjordania. “Dado que los resultados de las encuestas indican una mayor erosión de la legitimidad de la Autoridad Palestina, en un momento en el que no hay un camino aparente hacia el reinicio de negociaciones creíbles sobre un Estado palestino, la opción predeterminada para la Gaza de posguerra es una ocupación israelí indefinida” (ídem). Para evitar el costo político y económico enorme de semejante ocupación, Estados Unidos deberá encontrar un Mandela palestino, o sea a un líder palestino dispuesto a jugar ese rol en las cárceles israelíes. ¡Liberar los presos!

8. Israel está bajo una ola de odio antipalestino sin parangón con el pasado. “No hay nadie en la sociedad árabe israelí —dice el periodista Gedeón Levy— que no se sienta impactado por las imágenes de la Franja de Gaza. Estas personas son sus hermanos, sus parientes y, a diferencia de los judíos israelíes, también están expuestos a la realidad en Gaza que los medios propagandistas e inútiles ocultan a los judíos. Pero los árabes israelíes no pueden protestar. El gobierno amenaza a esta comunidad más que cualquiera de sus predecesores, silenciando brutalmente su voz y encarcelando a algunos de sus miembros. Los árabes israelíes ahora viven con miedo al gobierno y a la chusma judía, como no habían experimentado desde la Nakba de 1947-48” (Haaretz, 13/12).

“También en la sociedad judía israelí, además del apoyo abrumador a la guerra y a todos sus crímenes, hay ciertamente algunos que empiezan a comprender el horror que Israel está causando, pero aquí también la gente tiene miedo de hablar, por miedo al gobierno actual y de las masas. El resultado: una guerra sin oposición” (ídem). La ´democracia´ israelí es un pasadizo hacia el fascismo.

9. “La mayor palanca que Biden tiene sobre Netanyahu no es el uso continuo del veto a favor de Israel, sino el control de su inventario de municiones. Desde el estallido de la guerra, Israel ha estado recibiendo enormes cantidades de municiones y equipos de los estadounidenses. El problema es que el denso combate urbano es un consumidor notoriamente voraz de municiones y las FDI deben mantener un ojo abierto sobre el norte todo el tiempo. Si Israel finalmente se ve arrastrado a una guerra con Hezbollah, se necesitarán enormes cantidades de armamento avanzado …” (Amos Harel, Haaretz, 11/12).

Israel es, en este sentido, un peón de la maquinaria criminal del imperialismo norteamericano. El Congreso de Estados Unidos acaba de votar el presupuesto de Defensa más alto de la historia.

10. Para detener la barbarie que se descarga sobre el pueblo palestino es necesaria una acción internacional de alcance histórico. Las reivindicaciones inmediatas de esta movilización son el cese inmediato de los bombardeos, el retiro de las tropas sionistas, la liberación de los presos palestinos en las cáceles. En tanto, los ataques del ejército sionista y los colonos armados, plantean el armamento de los palestinos de Cisjordania, que también debería ser el objeto de un apoyo internacional.

El futuro de la región será determinados por esta lucha, por la movilización internacional y por el desarrollo que asuma la crisis en los estados capitalistas y en las guerras que libra la OTAN en Europa. La defensa de la OTAN, en nombre de la democracia, y el apoyo al pueblo palestino contra la masacre sionista, constituyen una marcada contradicción política, que la izquierda democratizante no hace más que profundizar. En esta lucha está en la agenda el más elemental de los derechos palestinos, que es el derecho al retorno de su territorio, viviendas y patrimonios confiscados.

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