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La pretensión de superar al DNU de Milei con un recurso judicial -ese fue el propósito anunciado por la CGT en el día de hoy- duró exactamente quince minutos. Fue el tiempo transcurrido entre que los dirigentes presentaron el amparo en los Tribunales de CABA y la noticia de que un Juez del Trabajo había rechazado el recurso por improcedente.
Mientras tanto, culminaba una marcha que había reunido a unas veinticinco mil personas reclutadas principalmente entre los llamados “cuerpos orgánicos” -es decir, el aparato sindical, directivos, delegados-. La relativa excepción a esa regla fueron algunos sindicatos estatales, de docentes y de salud, que hicieron un mayor esfuerzo de movilización. No podía ser de otra manera, porque la marcha fue en horario de trabajo y sin que se dispusiera ninguna medida de fuerza.
En las horas previas a la marcha, fue muy ostensible la pretensión de la cúpula de la CGT de bajarle el precio a la ya degradada acción prevista para este miércoles. Por ese motivo, la presentación judicial no fue acompañada por discursos ni planteo alguno; apenas el himno nacional y la desconcentración. La represora Bullrich había saludado que la CGT pidiera permiso para marchar, una brutal concesión a un gobierno que cercena los derechos a expresarse y a movilizar. La “moderación” cegetista, desde luego, está asociada a las negociaciones que están en curso en torno del DNU y que incluyen a los opositores radicales, kirchneristas y pejotistas. El amparo de la burocracia sólo pedía la suspensión del capítulo laboral, una forma muy clara de buscar una contemporización con el decretazo antiobrero.
En el documento que se leyó frente a Tribunales sostuvieron que “entre otras muchas medidas arbitrarias, anticonstitucionales y lesivas de un vasto número de derechos civiles, comerciales y sociales (el DNU) introduce una feroz reforma laboral regresiva, cuyo único objetivo es disciplinar a los trabajadores, cercenar la actividad sindical y solo privilegiar intereses empresariales", pero agregaban que "cualquier plan de Gobierno que exija modificación, derogación o creación de leyes debe, imprescindiblemente, pasar por el debate parlamentario". El documento insiste reiteradamente en que el gobierno tiene el derecho de impulsar “las iniciativas políticas que considere necesarias, pero siempre en el marco de la ley y el respeto a la división de poderes republicanos”. La CGT es partidaria de negociar la reforma laboral con el gobierno, a cambio de prebendas para el aparato.
Juan Grabois salió a gritar a los medios “¿Dónde están los partidos de Unión por la Patria? ¿Dónde están nuestros dirigentes?”. Excluyó a la exvicepresidenta porque “le metieron una pistola en la cabeza”. El emisario papal finge desconocer que el peronismo se encuentra embarcado en las negociaciones palaciegas en torno al DNU.
Para mañana, las centrales convocaron un Comité Central Confederal, donde se discutirán “los pasos a seguir”. Héctor Daer aseguró que "hay clima para un paro", pero no mencionó para cuándo; para la burocracia, hay que “ir adecuando los tiempos, estrategia y táctica” (Daer), sin decir en qué consiste esa ‘adecuación’. Según Clarín, “Javier Milei tomó nota de la postura dialoguista de la cúpula de la CGT” y asegura que “según pudo saber este diario de fuentes del oficialismo, desde la central obrera dieron garantías a los interlocutores que puso el Gobierno de que no habrá una convocatoria al paro ‘al menos hasta febrero ó marzo’. A Milei eso lo deja conforme”.
A despecho de ello, el FIT-U se hizo presente para reclamarle a la burocracia “un paro activo nacional y un plan de lucha”. Este planteo esconde un inmovilismo catastrófico allí donde el FIT-U tiene una influencia o alguna representación. Es un amor no correspondido: los dirigentes de la CGT cancelaron reuniones previstas con dirigentes del aparato del PO para la “coordinación” de la marcha. Esto ocurre por enésima vez: la “unidad de clase” con Moyano y Grabois es una capitulación. Según Clarín, “la decisión también supone cierta intención de la conducción sindical de no cerrar todos los canales de diálogo con el gobierno de Milei”. El único mensaje de la CGT a Belliboni y Bregman fue indicarle el lugar donde debía ubicarse en la plaza, junto al pedido de que no se cante “por el paro general”. La consigna, de todos modos, se escuchó en varias ocasiones.
Política Obrera concurrió con un claro propósito: difundir un mensaje político de desconfianza contra la burocracia sindical. Repartimos miles de volantes con el título: “Al DNU DE MILEI SOLO LO PARA UNA HUELGA GENERAL”.
El material fue recibido en todas las columnas de manifestantes. A la salida de la marcha, tuvo lugar un grosero y provocador operativo represivo contra quienes se desconcentraban en Avenida Corrientes -principalmente, militantes de la UTEP y la CTA-. Varios manifestantes fueron detenidos.
La marcha expuso el inmenso vacío que deja la política de la burocracia y de sus seguidores. La lucha contra el DNU deberá librarse desde la iniciativa de las fábricas, reparticiones, hospitales y escuelas.
El “estado de excepción” y la huelga general Por Jorge Altamira, 27/12/2023.
Al DNU de Milei sólo lo para una huelga general Desindexa salarios y jubilaciones, pero indexa 700.000 millones de dólares de deuda pública. Nota de tapa de la edición impresa de Política Obrera N° 85, 27/12/2023.
La CGT ‘se moviliza’ El desgaste de las maniobras parlamentarias y tribunalicias. Por Jorge Altamira, 23/12/2023.
El triunvirato vaticano no saca los pies del plato Por Leonardo Perna, 23/12/2023.