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En el contexto de un fuerte aumento de los servicios públicos, combustibles, alimentos y prepagas, el gobierno nacional habilitó a las escuelas y universidades privadas a fijar el precio de sus aranceles.
Desde el 2019 regía una norma por la cual los colegios privados debían comunicar a la secretaría de Comercio sus estructuras de costos, para habilitar aumentos. La patronales, sin embargo, frecuentemente dibujan sus costos y balances. Pero ahora podrán incluso ahorrarse ese trabajo.
Para el gobierno, la regulación “obstaculizaba las relaciones comerciales entre ciudadanos y promovían un rol intervencionista del estado”. Pero la desregulación no vale para los multimillonarios subsidios que reciben las patronales educativas, la enorme mayoría manejadas por la iglesia católica. Esos subsidios llegan a cubrir el 100% de los salarios de las maestras y profesores. Según el último informe del Observatorio Argentinos por la Educación (AE) “Subvenciones a la educación privada: ¿para qué y para quienes?” por cada 100 pesos que destina el Estado a una escuela pública, se gastan 55 pesos en un alumno de escuela privada subvencionada. Como son consideradas entidades “sin fines de lucro” quedan eximidas de pagar IVA y ganancias.
CABA encabeza el ranking de escuelas privadas con el casi el 50% de su matrícula. Buenos Aires tiene al 38% de los estudiantes en esa condición.
La medida se toma a casi un mes del inicio de las clases. Las familias que no puedan afrontar el gasto deberán buscarse otra escuela o bien recurrir a la educación pública que contará con el mismo presupuesto de 2023. Las escuelas estatales no tiene condiciones de recibir una avalancha de alumnos de las privadas. En el período del 2022/3 han quebrado numerosas escuelas privadas. Los docentes de esas escuelas denuncian sistemáticamente que los representantes legales no les realizan sus aportes patronales, los tienen por fuera del convenio, etc. Los sindicatos docentes provinciales y nacionales dejan a su suerte a los compañeros que trabajan en esas instituciones.
Tenemos que preparar un gran plan de lucha ante el comienzo de las clases.
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