Ni colegios privados

Escribe Pablo Busch

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La ola de cierres de colegios privados ocupa la plana principal de los medios nacionales. Entre los que no abrirán sus puertas el año que viene se encuentran el Niño Jesús de Praga y el Jesús en el Huerto, en Olivos; el Instituto Modelo de Avellaneda, el Julia Achaval Lastra de Escobar, el Mancedo-Midlands College de Quilmes, la Nueva Escuela Spegazzini en Ezeiza, el Centavo Cinderella y el Coghlan College, de CABA, y siguen...

Según la Asociación de Colegios Privados de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA) hay 200 escuelas privadas que atraviesan dificultades financieras “severas”, y otros 30 colegios en “riesgo serio de cierre”. Como el 75% recibe subsidios del Estado, para seguir funcionando exigen una tajada mayor del presupuesto educativo. En total, en las instituciones en crisis cursan casi 10 mil alumnos y trabajan más de 1.100 docentes.

La situación explosiva del régimen de educación privada se debe a la espiral inflacionaria y la caída de los salarios reales. Los aumentos en los precios de los aranceles son seguidos por un desplome de la matrícula; las cuotas exorbitantes se hacen imposibles de sostener para las familias obreras que hacen un enorme esfuerzo para enviar a sus hijos a la escuela privada. Hasta los familiares del colegio San Andrés, colegio histórico de la burguesía de San Isidro, se han organizado para reclamar el cese de los incrementos en las cuotas que ya superan el millón de pesos mensuales. La educación, sujeta a las leyes de mercado, ha terminado siendo su víctima , como ocurre con cualquier otra rama de la producción o de la actividad comercial. Frente a la disminución de la demanda, hay ´demasiados´ establecimientos, ´demasiada´ inversión escolar, ´demasiada´ oferta educativa. La ´educación de mercado´ termina quedándose sin ´mercado´.

El abordaje de esta crisis del Gobierno saliente de los Fernández ha sido salir al rescate del negocio de la educación privada, en detrimento del presupuesto de la educación pública. La Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) de la provincia de Buenos Aires informó que durante el actual gobierno hubo “un significativo incremento en las subvenciones estatales, atendiendo a la situación de compromiso económico ocasionado por la pandemia”, y señalaron que los nuevos beneficios aumentaron un 521 por ciento (!). Este rescate significa una privatización cada vez mayor de los fondos públicos destinados a la educación.

Cuando la suba de los subsidios no alcanza, el cierre de colegios se resuelve como cualquier negocio capitalista. La infraestructura y las instalaciones queda desactivada, lo mismo que talleres y laboratorios; miles de docentes quedan en la calle. Esto ocurre cuando las demandas educativas insatisfechas en el país son apremiantes. En algunos casos, los municipios acompañan a las familias para conseguir descuento en otros colegios privados, o les otorgan vacantes en la educación pública.

La situación explosiva del sistema educativo privado se da en forma combinada con la quiebra del sistema de salud, del sistema de transporte y de oferta de vivienda. El gobierno que emerja de las elecciones del domingo tornará esta situación más grave.

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