Escribe Pablo Busch
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Tres sindicatos aeronáuticos han paralizado por 24 horas el 100% de los aeropuertos del país. Su reclamo es un aumento salarial y contra la agenda privatizadora del gobierno de Milei que afecta centralmente a Aerolíneas Argentinas. La adhesión de los trabajadores ha sido total.
Los tres gremios que decidieron la medida de fuerza en Aerolíneas e Intercargo, sin embargo, fueron arrastrados por el gobierno a una huelga que no pretendían hacer: ambas partes dieron a conocer que, luego de largas negociaciones, habían llegado el martes a un principio de acuerdo que contemplaba un aumento salarial por debajo de la inflación, pero a último momento, el ministro de Economía lo desautorizó. La voluntad ´dialoguista´ de los sindicatos kirchneristas se mantiene incólumne aun a sabiendas que el DNU 70 plantea una hoja de ruta hacia la privatización de Aerolíneas. Milei incluso sugirió dársela a los trabajadores para que la gestionen, como un paso intermedio para luego proceder a la privatización definitiva.
Como hiciera antes frente a los paros de La Fraternidad y Sanidad, el gobierno de Milei no echó mano al recurso de la conciliación obligatoria para evitar la medida de fuerza. El gremio de APTA no adhirió a la medida pues según Clarín el secretario general consideró que era "demasiado pronto" para romper lanzas con el gobierno. La línea política de Milei frente a estos paros parciales es dejarlos correr para que provoquen el desgaste de los trabajadores y capitalizar el inmenso desprestigio de la burocracia sindical.
Ante semejante desplante, la orientación de los dirigentes gremiales pasó a ser un ataque contra Caputo: denunciaron en conferencia de prensa a “los fondos de inversión extranjeros que quieren quedarse con Aerolíneas por monedas para luego desguazarla y dejar liberada la competencia”. De todos modos, la ´lucha´ de los dirigentes sindicales duró solo 24 horas, con los salarios a la baja y la orientación privatizadora vigentes.
Los trabajadores aeroportuarios muestran, en cambio, con su adhesión total al paro, una voluntad de lucha contra los planes de ajuste del gobierno que no coinciden con la “vocación dialoguista” que manifiestan los dirigentes sindicales.