Sociedades Anónimas Deportivas (SAD): el gobierno cuenta con la complicidad del peronismo y la AFA

Escribe Juan Arrecegor

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Los impulsores de la privatización “lícita” de los clubes argentinos han vuelto a la avanzada por aplicar de lleno esta política. Las reuniones entre el secretario de deportes, el peronista Daniel Scioli, y Juliana Santillán, diputada libertaria y lobbysta de los capitales privados en el deporte, anuncian la reglamentación del ingreso de las SAD al fútbol, contemplado en el DNU 70 firmado por Milei.

El propio Scioli había sido uno de los voceros contra la privatización de los clubes en 2018, cuando el gobierno de Mauricio Macri intentó avanzar en ese sentido, sin resultados ni avances. Hoy, como funcionario de Javier Milei, es quien encabeza dentro del Gobierno la ofensiva para imponer en los estatutos de los clubes la posibilidad de venderse a capitales privados, como Word Eleven, del empresario Argentino Guillermo Tofoni, socio de Juliana Santillán en el negociado del fútbol y los clubes.

Si bien la justicia tiene frenada la aplicación de dos artículos que reglamentan el ingreso de accionistas en las instituciones deportivas (hoy asociaciones civiles), el Gobierno justifica su aplicación mientras la corte no se expida y deje firme el fallo que lo bloquea. En vísperas del balotaje entre Massa y Milei, las dirigencias de la mayoría de los clubes de primera y otros tantos del ascenso salieron a pronunciarse contra esto; nosotros denunciamos que se trataba de un alineamiento con la candidatura del exministro de Economía y no una oposición real. Esto se comprueba ante la ausencia de continuidad de medidas contra esto, aun cuando el anuncio del DNU del presidente incorpora 16 artículos que le daban forma a la privatización, incluyendo la obligación de todos los clubes a agregar a los estatutos, en el lapso de un año, la posibilidad de tener accionistas junto con o en lugar de los socios. Y la continuidad de ese silencio en la actualidad, donde la implementación o no de esto entra en una etapa decisiva.

La AFA mira para otro lado

En la cumbre en el predio de Ezeiza que convocó de urgencia Claudio “Chiqui” Tapia, vinculado con el gobierno de los Fernández y a Massa, a principios de marzo, en el contexto de diversas denuncias públicas de técnicos, jugadores y dirigentes por el accionar de los árbitros, no se tocó el tema de las SAD y cómo enfrentarlas. Por el contrario, Tapia reforzó su autoridad llamando a hablar directamente con él los problemas y de forma privada, dejando atrás la política de pronunciamientos públicos aplicada por medio de la iniciativa de su tesorero, Pablo Toviggino -otro peronista-, contra Milei y los capitalistas del fútbol. La parálisis del presidente de la AFA evidencia que los billetes de los monopolios internacionales del fútbol no serían un problema, sino otra manera distinta de lucrar para las dirigencias y la propia asociación de fútbol nacional.

La enorme campaña de Riquelme en las truncadas elecciones en Boca hizo hincapié en que el voto a su fórmula era una acción contra Macri y la privatización; también denunciamos que esto no era así, que lo que ocurría era una réplica de la disputa nacional y que Riquelme no podía negar el carácter ultracapitaslista de su mandato en el club de la Rivera. Nuevamente la inacción y silencio, hoy como presidente de uno de los clubes más grandes del país, dejan claros los límites insuperables de su gestión en favor de los negocios. Otros ídolos que juegan un rol activo en esta cuestión son Carlos Tevez y el Kun Agüero, ambos vinculados en la actualidad con la dirigencia de Independiente, que a su vez responde de forma directa a Mauricio Macri. Tevez fue quien generó el revuelo contra los referís que terminó en la reunión en Ezeiza, y Agüero fue elogiado recientemente por Milei por su apoyo público a la privatización de todos los clubes.

Los clubes se encuentran en manos de empresarios, no solo del deporte, muchos de ellos ligados al peronismo y a sus burocracias sindicales; funcionan a beneficio de los sponsors, las cadenas de televisión y publicidad, los representantes, las barras bravas y los gobiernos. Una oposición fuerte a las SAD solo puede venir de la mano de la deliberación de los socios, hinchas y deportistas de las disciplinas amateurs -que también se ven afectados-. Es preciso discutir de forma independiente de las dirigencias de los clubes y los partidos patronales un plan de acción, que supere el problema del deporte e inscriba esa lucha en la lucha de conjunto contra el golpe de Estado económico que lleva adelante el Gobierno y que trae con él este ataque a nuestros clubes.

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