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Recientemente decenas de clubes de todas las categorías del fútbol argentino, incluyendo la gran mayoría de los de primera división, han sacado declaraciones y comunicados contra las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas). Esto parece venir vinculado a un rechazo (tardío) a las declaraciones que, en octubre de 2022, realizó Javier Milei favorables a que los capitales privados, principalmente internacionales, inviertan y lucren con los clubes. Se trata de un alineamiento detrás de la candidatura de Sergio Massa por parte de la AFA y su presidente, “Chiqui” Tapia.
Nada menos que el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino, fue el encargado de dar el puntapié inicial a esta operación oficialista, reflotando las declaraciones del candidato libertario de hace más de un año, en una entrevista con Alejandro Fantino, en las que dijo que le gustaba “el modelo inglés” y defendió las SAD como solución a la diferencia de nivel deportivo entre los clubes nacionales y los europeos, no sin antes usar como argumento su cliché de que, en la actualidad, “¿quién los financia?”. La reacción de los clubes no se dio inmediatamente después de esta entrevista, ni tampoco cuando se conoció la candidatura a diputada por la provincia de Buenos Aires de Juliana Santillán, lobbysta de esta política privatizadora del deporte y allegada -según el diario El Cronista, 11/10/23- a Guillermo Tofoni, empresario de la industria del fútbol que impulsa también la apertura a los capitales privados. La sincronicidad de los comunicados en defensa de que “los clubes son de los socios” y que son instituciones sin fines de lucro se produce luego de la publicación, en sus redes, de Pablo Toviggino, de vínculo estrecho con Tapia, exhortando a los clubes a pronunciarse en apoyo a Sergio Massa.
Los clubes, principalmente de fútbol son, según sus estatutos, sociedades sin fines de lucro, donde sus socios eligen democráticamente las autoridades y, por ley, evalúan los balances financieros una vez al año, entre otras facultades que son exclusivamente colectivas. Las SAD son el antagonismo a esta situación: con ellas se reemplazaría a las direcciones electas por un comité de accionistas o directamente un dueño, que decidiría las políticas a aplicar en vistas de mayores beneficios económicos y no del propio club, encareciendo cuotas, entradas e indumentarias, recortando gastos en otros deportes o áreas menos rentables, etc.
Pero en los hechos, esto ya ocurre. Los clubes funcionan como empresas o sociedades anónimas, entre las más rentables del país, por medio de contratos por publicidades, indumentarias, ventas de jugadores, permisos de transmisión en tv, internet y radio, alquiler de los estadios para eventos de otras disciplinas o extradeportivos, convenios con grupos de inversión o representantes de futbolistas e incluso negociados con otros clubes. Las dirigencias y sus accionistas privados y/o sponsors lucran de forma brutal con la pasión y el bolsillo de los socios e hinchas en general. Estas operaciones, que se realizan a espaldas de los asociados, se vuelven terreno fértil para el lavado de dinero, más si a esto le sumamos los vínculos de todos los clubes con las mafias de las barras bravas. Los socios incluso pierden cada vez más el derecho a ir la cancha, actualmente esto está arancelado aparte de la cuota social en los clubes “grandes”, con los cada vez más presentes “abonos”. Los contratos de ningún tipo son puestos en discusión con el conjunto de los asociados. Los deportes menos rentables son desfinanciados o directamente no son tenidos en cuenta en las infraestructuras, y también dentro del propio fútbol, como se evidencia en el femenino.
La mencionada democracia interna de los clubes no es tal, las agrupaciones de socios genuinos sin intereses lucrativos pierden sistemáticamente las elecciones frente a las financiadas por capitales privados, bancos, canales de TV, partidos políticos, etc., principalmente por la enorme diferencia de recursos para la campaña, el lobby en los medios y las relaciones con las barras.
El rechazo de Tapia-Toviggino a las Sociedades Anónimas Deportivas es una jugada fuerte en favor del gobierno y su candidato, que garantiza la continuidad de este modelo de clubes, copados por las empresas. Se valieron del lugar de “dueño” absoluto de la pelota, que posee Tapia y la cantidad de “favores” a cobrarse que tiene con todas las autoridades de los equipos. La manipulación de los campeonatos y los criterios para definir ascensos y descensos en favor de algunos y las regalías millonarias de los acuerdos que consiguieron tras ganar la Copa del Mundo con diferentes empresas de publicidad, televisación y apuestas -por medio de un calendario más ajustado, que permite sacarle mayor rédito económico a cada futbolista a costa de su salud y deterioro físico acelerado-, son algunas de las herramientas de las que se vale el presidente de la AFA para llevar adelante esta operación que alcanzó a todos los clubes “grandes” del país y a varios periodistas deportivos de renombre. El voto a Massa no es funcional a la defensa del deporte, sus instituciones e hinchas, por el contrario, su eventual gobierno profundizará esta problemática.
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