Escribe Agustina Martelli
Repudiemos estos atropellos y fortalezcamos la organización.
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En los últimos días ha trascendido una comunicación informal del presidente de CONICET, el veterinario Daniel Salamone, en la que afirma que en su gestión se recortaría el financiamiento de áreas vinculadas con las ciencias humanas y sociales. En el mismo día se verificó que una treintena de artículos, sobre todo vinculados a temáticas de género, fueron censurados y bajados del repositorio digital de la página del CONICET.
La censura es inadmisible, va en contra de los principios éticos democráticos. Es un salto en calidad contra la libertad de investigación en el ámbito científico, que es permanentemente amenazada por intereses particulares empresariales y también estatales.
En contraste con las críticas del gobierno, el CONICET se sigue posicionando como la mejor institución de ciencia y tecnología de Latinoamérica (1°), la segunda (2°) de Iberoamérica y onceava (11°) del mundo, según el ranking de la revista Scimago. Las humanidades y ciencias sociales contribuyen en gran medida a la posición en el ranking, ya que el organismo se encuentra, con respecto a estas áreas, primero (1°) de Latinoamérica e Iberoamérica, cuarto (4°) y séptimo (7°) del mundo en artes y humanidades y ciencias sociales, respectivamente.
A pesar de que los embates discursivos y ahora la censura del gobierno se concentran sobre estas áreas, esto ocurre en un contexto de desfinanciamiento generalizado de los organismos de ciencia y técnica impulsado por el gobierno de Milei, el jefe de Gabinete Posse y el mismo Salamone. Esto incluye congelamiento presupuestario y salarial, despidos, frenos en las altas a CIC y promociones y el recorte de más del 50 % de las becas doctorales de todas las áreas. De hecho, el recorte presupuestario y la falta de insumos están afectando directamente y de manera más urgente a las ciencias "duras".
La situación es tan grave que ha llevado a la renuncia conjunta de los vocales de la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, que denuncian que la política del Gobierno apunta directamente al desmantelamiento y vaciamiento de uno de los organismos más importantes para el financiamiento de la ciencia a nivel nacional.
En las universidades, la situación presupuestaria también es acuciante: con el presupuesto congelado a niveles de 2022 y tarifazos brutales que están llegando estos días, se calcula que pueden funcionar hasta no más de mayo o junio. Los salarios se encuentran en niveles bajísimos y los miles de trabajadores ad honorem ni siquiera perciben una remuneración.
El frente sindical de universidades nacionales, la Federación Universitaria Argentina (FUA) y hasta el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) han declarado la emergencia y han convocado a toda la comunidad educativa y científica a marchar el 23 de abril.
Repudiemos estos atropellos y fortalezcamos la organización. Vamos por asambleas por lugar de trabajo para votar un plan de lucha que fortalezca las próximas acciones: movilicemos masivamente el 23, hagamos efectivo y activo el paro convocado por la CGT para el 9, impulsemos la continuidad de las luchas en la perspectiva de la huelga general. Sumemos también medidas de acción directa progresivas enfocadas en el sector: ocupaciones y cortes, en coordinación con los distintos sectores en lucha, para enfrentar la progresiva destrucción del sistema de ciencia y técnica.
El CONICET ante el mayor ajuste de su historia Por Agustina Martelli, 04/04/2024.