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Los empleos no registrados treparon a 5.776.000 en el cuarto trimestre de 2023, según datos del INDEC, representando el 43,5 % del total de los 13.264.000 puestos laborales de asalariados en relación de dependencia privados.
Con respecto al mismo trimestre del año anterior, es decir del 2022, el Informe del INDEC señala que en el cuarto trimestre de 2023 los puestos de trabajo totales tuvieron un incremento de 3,6 %. Los puestos de trabajo asalariados registrados aumentaron el 2,3 %, los no registrados el 6,4 % y los puestos de trabajo no asalariados (monotributistas) el 3,2 % (Clarín, 17/4).
El trabajo en negro viene con un crecimiento sostenido, solo interrumpido por la pandemia del 2020, año en que debido a la cuarentena la actividad económica se redujo al mínimo. Y este crecimiento se produce a pesar de que se redujeron los salarios reales y el costo laboral.
La participación de los trabajadores en relación con el valor de la producción de las empresas cayó al 44,4 % en el último cuatrimestre de 2023, el porcentaje más bajo para un cuarto trimestre según los datos que el INDEC recaba desde el 2016.
A fines de 2016, los trabajadores se llevaron el 53,9 % de la “torta”, parte que se redujo al 46,5 % al final del gobierno de Mauricio Macri (2019) y se volvió a achicar al 44,4 % con Alberto Fernández, según el informe trimestral de la “Cuenta Generación de Ingresos e insumo de Mano de Obra” del INDEC (Clarín).
Es un hecho que esta menor porción de la “torta” para los trabajadores se achicó aún más en este primer trimestre debido al rodrigazo realizado por Milei mediante la devaluación que produjo una fuerte caída del salario real al ritmo de la inflación y los tarifazos.
Los más perjudicados son los no registrados. Entre diciembre y enero, se estima que los trabajadores en negro tuvieron un alza nominal de sus salarios del 19,65 % frente a una suba promedio de los precios de más del 51,35 %.
Además de no contar con ART (Aseguradora de Riesgos del Trabajo), obra social ni aportes a la jubilación, los trabajadores en negro son los más diezmados salarialmente. Sin embargo, hay muchos trabajadores bajo convenio que también tienen salarios bajo la línea de indigencia. Esto genera pluriempleo y, así, otra forma de precariedad laboral, derivada de la miseria, ya que la actividad que se realiza sin las horas de descanso suficientes son trabajos que se realizan en condiciones de menor seguridad. El techo puesto a las paritarias en un 4 %, en medio de la inflación y los tarifazos, demuestran que el único plan del gobierno es agravar este cuadro.
Como daño agregado, la ausencia de aportes desfinancia la caja del Anses, disminuyendo la cantidad de trabajadores activos que se necesitan por cada pasivo para que la relación sea sustentable.
Frente a esto, la respuesta ridícula de Milei es que la "educación pública tiene la culpa" por adoctrinar en contra de la desregulación del mercado laboral.
Que la solución al trabajo en negro es la reforma laboral, no es una genialidad de Milei, sino que es punto de encuentro de un amplio arco político que va desde los libertarios hasta Grabois. En el Congreso Nacional, los radicales vienen haciendo punta para lograr por ley lo que la Cámara Nacional del Trabajo denegó en el decreto.
Resulta absurda la idea reiterada de que los patrones tomarían más empleados si fuera más barato despedirlos. Más insostenible aún, es plantear que para lograr que las patronales registren a sus trabajadores en aluvión, es necesario eliminar las multas por tener empleados sin registrar.
Sin embargo, la "modernización" del sistema laboral es la prenda de unidad de todas las facciones capitalistas.
El aspecto que se oculta sobre el trabajo no registrado es que el mismo implica toda una economía que lo acompañe en condiciones semejantes.
Una empresa que tiene pocos o ningún empleado, no puede justificar cualquier nivel de facturación. Y si subfactura también debe comprar sus insumos en negro, porque si no debería pagar IVA al consumidor final, por ejemplo. Por lo tanto, estamos hablando de empresas que no solo no pagan aportes patronales ni cargas sociales, sino que tampoco pagan todos los impuestos. En la mayoría de los casos se trata de empresas que efectúan una evasión parcial, con cuentas marmoladas, se podría decir. Pero, y gracias al auge del comercio virtual, hay empresas que producen totalmente en negro sin ningún tipo de regulación. Ni de cargas sociales, ni impositivas, ni de seguridad. Fábricas y talleres que funcionan tras la fachada de una casa, con puestos de venta ocultos, no para hacer ropa que se vende en una feria, solamente, sino cualquier tipo de producto o artefacto que deberían estar regulados por normas de seguridad, pero, cómo se venden a través de las redes, evaden cualquier tipo de control y, por eso, resultan más baratas. La precariedad laboral no sólo implica una caída en la calidad de vida del trabajador, ni precariza solamente el servicio que presta por las condiciones de sobreexplotación en la que trabaja, sino que compromete la precariedad de todo el modo de producción, incluido el producto. La desregulación, tomada como norma general y gracias a la cual el capitalismo busca sobrevida, solo promete una vida y un mundo precarios.