Los repartidores de aplicaciones en pie de batalla contra la flexibilización laboral

Escribe Nacho F. y Pamela V.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Durante la jornada del 8 de mayo en Mar del Plata, en el marco del #YoNoReparto a nivel nacional, los repartidores de apps generaron un paro con caravana y una concentración final en la municipalidad, por el aumento del 100% de la tarifa base y kilómetro, por condiciones y elementos de higiene, por justicia por los compañeros Emma y Franco y en contra de la represión en Córdoba. También, extendieron su solidaridad con los trabajadores de España, que enfrentan una baja en la tarifa hasta de un 60%, y de Perú, que los han dejado sin trabajo al desactivar las aplicaciones. Los sucesivos paros que se dieron en el año, han logrado presionar a las empresas logrando arrancar bonificaciones del 80% hasta por tres semanas.

En el marco del pacto de la CGT con la Unión Industrial, que recorta el sueldo de trabajadores, sumado a los masivos despidos y suspensiones durante la cuarentena, los repartidores entienden que la única solidaridad con la que pueden contar es con la de sus compañeros de trabajo. Frente a la desprotección que sufren en sus puestos laborales, han consolidado lazos de solidaridad, reflejados en el acompañamiento que ofrecen a sus compañeros víctimas de accidentes de tránsito y robos, como en la iniciativa de repartir viandas a la gente en situación de calle.

Ellos son conscientes que ante la precarización ofrecida por las empresas y avalada por el gobierno, la esperanza está en su lucha.

Por un programa de los repartidores

Con respecto a su remuneración, la tarifa básica no aumenta hace dos años, mientras el kilómetro solo aumentó $4 (pasando de $9 a $13 por kilómetro), luego de grandes jornadas de lucha. Paralelamente, el precio de la nafta se ha duplicado, convirtiendo este insignificante aumento, al fin y al cabo, en un recorte salarial. La canasta familiar no para de incrementarse, mientras la tarifa básica sigue estancada, sin ningún tipo de aumento frente a la fuerte inflación que golpea el costo de vida de cada trabajador. La necesidad de aumentar las horas de trabajo, potencia las posibilidades de accidentes de tránsito, mientras que los trabajadores no cuentan con ningún tipo de cobertura de su medio de transporte y mucho menos cobertura de salud o seguro de vida.

Estas problemáticas que envuelven al trabajo que llevan adelante los repartidores, de por sí convierte esta actividad en un trabajo de riesgo. El desarrollo de la pandemia, agrava todas estas problemáticas, ya que no cuentan con los elementos de higiene necesarios para, por un lado, evitar el contagio, y por otro, no ser transportadores del virus. Luego del Paro Internacional del 23 de abril (Ver Política Obrera, 25/04), las empresas proveen a los trabajadores de un barbijo, un par de guantes descartables y un alcohol en gel por semana, que en la práctica es totalmente deficiente. Es necesario que los trabajadores discutan un protocolo de higiene en asamblea, que cubra realmente sus necesidades y se lo impongan a las empresas.

En ésta actividad, se factura de manera ficticia, y los registran como monotributistas, para disimular la relación de dependencia existente con las empresas. Mientras, el gobierno ofrece una reglamentación trucha que no toca el problema principal: los repartidores en su condición de autónomos quedan por fuera de la Ley de Contrato de Trabajo. La falta de reglamentación formal para los “riders” es la problemática que envuelve sus reclamos. En relación al salario, no pueden disputar en paritarias su remuneración, ni pueden imponer una tarifa básica; la empresa despide con total impunidad (tal como viene pasando con trabajadores que se organizaron para reclamar) con la facilidad de desactivar la aplicación.

Es necesario el debate por la formalidad del trabajo, dentro del colectivo de repartidores de apps. La lucha por la reglamentación de su trabajo debe estar ligada a una lucha integral, que ponga de manifiesto sus derechos; protocolo de higiene, salario mínimo indexado a la inflación, derecho a paritarias, reparto de horas por demanda sin recorte salarial bajo una jornada estipulada que no supere las 8 hs., licencias por robo o accidentes, obra social, aguinaldo, ART, vacaciones e indemnizaciones por despido. Apoyamos la lucha de los repartidores de apps, que deja de relieve que la manera de conseguir sus reivindicaciones es a través de la discusión en asambleas y la lucha organizada de manera independiente del Estado.

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