Tiempo de lectura: 3 minutos
El sector agroindustrial avizoraba una significativa recuperación a comienzos de año, impulsado por la corriente del Niño, y por ende una masiva entrada de divisas. Las estimaciones privadas auguraban una producción de 130 millones de toneladas de los principales cultivos, 50 millones de toneladas más que en el ciclo anterior.
La campaña agrícola 2023 culminó con pérdidas que rondaron los 20.000 millones de dólares como consecuencia de la sequía. La producción de los principales cultivos se desmoronó; la cosecha de trigo arrojó un 44 % de disminución en relación al 2022. Por su parte el maíz cayó a la mitad y la soja sufrió la cosecha más baja en las últimas dos décadas. El único de los cultivos que tuvo una recuperación en la cosecha pasada fue el girasol, con casi 4 millones de toneladas, apalancado por los precios internacionales de los aceites, que incentivó a los productores a expandir su área de siembra.
La cosecha 2024 se verá afectada por avatares naturales y variables económicas propias del mercado de cereales a nivel nacional e internacional.
Las tierras, sobre todo de la zona núcleo, han sufrido un estrés termo-hídrico en los meses de enero y febrero, afectando la polinización y por consiguiente la fecundación. A los guarismos en baja de la cosecha presente, se le suma la tendencia a la depreciación de los precios internacionales de los principales productos exportables de la producción argentina, que vienen bajando desde principios de año, como consecuencia de la decisión de China de recortar sus compras de poroto de soja y también los pronósticos de cosechas récord en Sudamérica. A la caída de los commodities, hay que agregar la irrupción de la plaga chicharrita que afecta al maíz de la zona núcleo, que llevaría la cosecha de este cultivo a los 50,5 millones de toneladas, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Rosario, un 11 % menos de lo que se estimaba hace un mes atrás. De este modo la recaudación en dólares estará por debajo de los 30.000 millones de dólares, una caída superior al 10 %, cuando el gobierno libertario contaba a comienzos de año con estimaciones que se encontraban por encima de los 34.000 millones de la divisa.
A todo este cuadro, hay que agregar que los productores no están liquidando el total de la cosecha, presionando de este modo, a una nueva devaluación de la moneda. Así lo advirtió la semana pasada el consultor en temas agrarios, Salvador Di Stefano: “El campo difícilmente liquide lo que el gobierno necesita”. Y agregó: “Está claro que el hombre de campo está disconforme con el precio de la soja, las retenciones que le impone el gobierno, el impuesto PAIS, el tipo de cambio, el precio de los insumos, y el de la maquinaria agrícola. En resumen, está con escasa rentabilidad y muy enojado”.
El conflicto con la Mesa de Enlace y el gobierno libertario tiende a agravarse. La Sociedad Rural, la Federación Agraria, Coninagro y Confederaciones Rurales le vienen pidiendo semanalmente al secretario de Bioeconomía (ex Agricultura), Fernando Vilella, “gestos” para con el sector: devaluación del tipo de cambio, la baja de las retenciones y levantamiento del cepo cambiario, para “recomponer” la rentabilidad. En este cuadro de situación, medianos y pequeños productores de Chaco se convocaron en la ciudad de Roque Sáenz Peña el viernes pasado, llevando adelante un tractorazo contra las retenciones. Si no aparecen los “gestos” que las patronales agrarias piden al gobierno nacional, el conflicto se agudizará con el transcurso del tiempo. Los productores pueden sentarse arriba de sus cosechas, por lo cual, el oligopolio que domina el comercio exterior de granos no liquidaría en la ventanilla del Banco Central el total de lo que resta de la cosecha de esta campaña.
En lo que resta de la campaña agrícola de este año, se estará definiendo una parte del plan económico del tándem Milei-Caputo que tiene como norte el déficit cero (basado en una brutal confiscación a los trabajadores y jubilados) y la acumulación de divisas extranjeras para contener la inflación y perfilarse para la tan mentada dolarización que agitó Milei durante la campaña electoral.
Como hemos señalado en el documento de convocatoria del III Congreso de Política Obrera, “las victorias que se adjudica el gobierno en el frente financiero son ficticias. Tiene un saldo comercial favorable de divisas, pero para eso ‘pisa’ las importaciones y los giros de utilidades al exterior, en mayor escala que Massa”. Las contradicciones del plan económico de la camarilla libertaria señalan la oportunidad de una intervención independiente de la clase trabajadora ocupada y desocupada.