Elecciones en Panamá: fragmentación política en medio de la crisis

Escribe El Be

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Las elecciones presidenciales en Panamá del pasado domingo dieron por ganador a José Raúl Mulino, un candidato que hasta hace seis meses se encontraba prácticamente retirado de la política. La figura de peso en estas elecciones era en realidad la del ex presidente Ricardo Martinelli (2009-2014), por el cual Mulino fue convocado para acompañar como vicepresidente por los partidos Realizando Metas y Alianza. El ex presidente era el favorito, amparándose en el crecimiento anual del orden del 8% que experimentaba el país en la época en que gobernó, una cifra muy por encima de la situación actual.

Pero, a principios de año, la Justicia inhabilitó la candidatura de Martinelli debido a que pesa sobre él una condena a 10 años de prisión por lavado de dinero. El ex presidente recibió una ratificación de su condena y desde entonces se encuentra refugiado en la embajada de Nicaragua. El gobierno panameño le negó un salvoconducto para salir del país. Desde la embajada nicaraguense, entonces, impulsó la candidatura de Mulino e incluso participó por videollamada del cierre de su campaña electoral. Fue así como Mulino, sacado del ostracismo político, asumió la candidatura presidencial. Al carecer de una fórmula que contara con un candidato a vicepresidente, como exige la Constitución, se presentaron demandas para anular su candidatura, las cuales sólo fueron rechazadas a último momento.

No es ésta la única anomalía del triunfo de quien será presidente de Panamá durante los próximos cinco años. Mulino fue ministro de Seguridad durante la presidencia de Martinelli, bajo la cual cobró gran notoriedad por su política represiva. En aquel entonces estallaron masivas protestas populares contra una ley antiobrera y la represión se cobró dos vidas y cientos de heridos en la provincia de Bocas del Toro. Tras salir del Ministerio, estuvo seis meses en prisión de forma preventiva un caso de corrupción en la compra multimillonaria de radares de una firma italiana. Posteriormente, el Tribunal Supremo dictaminó que se habían producido violaciones procesales y confirmó la desestimación de los cargos, aunque dejó la posibilidad de que el caso pudiera reabrirse. Actualmente, Mulino sostiene que fue víctima de una persecución política, al igual que Martinelli, a quien indicó que piensa “ayudar” en su situación actual.

Debilidad oficial y fragmentación política

Mulino se impuso en las elecciones con el 34% de los votos, en un sistema electoral que consagra al vencedor por mayoría simple en una sola vuelta. El magro porcentaje de votos obtenido representa una amenaza para el futuro gobierno, ya que en la elección se votó simultáneamente la renovación total de la Asamblea Nacional (71 diputados), además de los 20 diputados al Parlamento Centroamericano, 81 alcaldes de distrito, 701 representantes de corregimiento y 11 concejales. Por ese motivo, apenas anoticiado de su triunfo, Mulino anunció que llamará a conformar “un gobierno de unidad nacional lo antes posible”.

De cumplirse este propósito, el futuro presidente deberá negociar con los partidos de la oposición. Entre ellos, se destaca la irrupción de los llamados “candidatos independientes”, que se presentaron por fuera de los partidos tradicionales. La plataforma independiente Vamos (que cuenta con el apoyo del cantautor Rubén Blades) se erigió como la gran sorpresa de las elecciones al obtener al menos 19 curules (escaños), “una cifra inédita y que recompone totalmente el Legislativo”, según los medios. Los medios interpretaron el crecimiento de los independientes como reflejo del hartazgo de la población con el conjunto del régimen político.

El propio partido del Martinelli, Cambio Democrático, fue un síntoma de la total crisis de los partidos tradicionales en Panamá, ya que en 2009 rompió por primera vez el bipartidismo llevándolo a la presidencia. Las crisis de corrupción y las masivas protestas callejeras mostraron un rápido agotamiento de esta experiencia, dando lugar ahora a los independientes. En 2019, ante el creciente descontento con el régimen político y con la Asamblea Nacional en particular, la Corte Suprema de Justicia habilitó el sistema de libre postulación, es decir, la presentación de candidatos apartidarios habilitados por recolección de firmas. Con las recientes elecciones, los diputados electos por libre postulación pasarán de cinco escaños a 21, sobre un total de 71.

De los 60 legisladores que buscaban la reelección, solo 13 lo lograron, y la organización gobernante hasta ahora, el Partido Revolucionario Democrático, de 35 curules quedó con apenas 12. Se suele definir este crecimiento como un castigo a la Asamblea Legislativa tras las masivas protestas de fines del año pasado contra un contrato gubernamental acordado con una mina de cobre canadiense que fue declarado inconstitucional por la enorme contaminación que generaba y llevó finalmente al cierre del proyecto. Lo cierto es que el futuro gobierno de Mulino no contará con una mayoría legislativa (apenas 15 bancas) y los medios advierten sobre los peligros de la extrema fragmentación política para el próximo período.

Por otra parte, el segundo lugar en la carrera presidencial quedó en manos de Ricardo Lombana, el 'outsider' de la elección, candidato del Movimiento Otro Camino (MOCA), quien obtuvo el 25% de los votos. Los siguientes candidatos fueron Martín Torrijos, hijo del exdictador Omar Torrijos (1968-1981), por el Partido Popular (16%), y Rómulo Roux, del partido Cambio Democrático (12%). El candidato oficialista José Gabriel Carrizo fue sexto con 5,83% de los votos. También perdió la alcaldía de la capital, el segundo puesto de elección popular más importante después del de presidente.

Crisis social y económica

Panamá fue mencionada reiteradamente como el país que experimentó la expansión más grande de América Latina de los últimos tiempos, con un crecimiento del 7,3% en el 2023. Según el New York Times (5/5), “Panamá se ha convertido en una de las economías de más rápido crecimiento del hemisferio occidental gracias a la ampliación del Canal de Panamá, los acuerdos de libre comercio que han atraído a inversores y el uso del dólar estadounidense como moneda local”. Sin embargo, el proceso electoral actual se desarrolló en medio de lo que los economistas llaman una desaceleración económica, con un crecimiento de poco menos del 2,2%. El país se encuentra golpeado por la sequía generada por el fenómeno de El Niño, que redujo por primera vez el tránsito de barcos por el Canal de Panamá, por lo cual se estima una caída de la recaudación de cerca de 700 millones de dólares anuales. El flujo de barcos por el canal representa el pilar de la economía nacional.

Panamá tiene, además, una gigantesca crisis de deuda, cuyo crecimiento exponencial ha llegado a alcanzar la mitad del PBI el año pasado (unos 47 mil millones de dólares). Por otra parte, Mulino recibirá del actual presidente un déficit fiscal de 7,4% y un sistema de seguridad social colapsado. El futuro presidente aseguró en su campaña que “a nuestros acreedores internacionales les mando un mensaje: este país honrará su deuda”. No ha hecho lo mismo con el sistema de seguridad social.

El otro gran elemento de crisis que atraviesa el país es la cuestión migratoria. Más de medio millón de personas cruzaron el año pasado por la jungla del Darién, conocido como el tapón del Darién, una estrecha franja de tierra que divide el Océano Pacífico y el Mar Caribe en la frontera con Colombia y que es el único paso para llegar a Estados Unidos desde Sudamérica. La cifra de migrantes crece exponencialmente año a año. El año pasado, más de 15 niñas y niños nacieron en la selva del Darién en territorio panameño. Un informe de la ONU sostiene que los migrantes se exponen a “robos, asesinatos, violencia basada en género, separación de familias, a veces minas terrestres, reclutamiento, esclavitud y muerte a causa de agotamiento, enfermedades, animales salvajes y ahogamiento”. Mulino prometió durante la campaña electoral "cerrar" el paso para evitar que los migrantes, en su mayoría venezolanos, pasen por ahí rumbo a Estados Unidos.

Mulino es un político derechista que se indentifica con la “mano dura” y la represión. Deberá hacer frente a una población descontenta y movilizada en un cuadro de elevada fragmentación del régimen político. Según el diario El País (6/5), “los desafíos, en cualquier caso, se acumulan para el próximo presidente de Panamá, que asume el mando en medio de un creciente malestar social y del notorio agotamiento del sistema político”. Las protestas en el país son continuas, tanto por cuestiones ambientales como por la situación social y económica. En una entrevista con la BBC, un analista sostuvo que “en la medida en que las condiciones económicas en Panamá no se den para el crecimiento, es probable que las políticas económicas que se tomen sean impopulares y lleven entonces a nuevas movilizaciones”.

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