Los niños palestinos son un objetivo militar para el Estado de Israel

El Estado de Israel bombardeó en la madrugada del jueves una escuela de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, que albergaba unos 6.000 desplazados, en la zona de Nuseirat.

El Ejército sionista esta vez no dio excusas y defendió el ataque a la escuela Al Sardi, al que calificó como una operación “precisa” dirigida “contra 20 a 30 milicianos de Hamás y de la Yihad Islámica”. En realidad, asesinó por lo menos a 40 personas, de las cuales 14 eran criaturas y 9 mujeres. La “precisión” consistió en atacar los dos pisos donde dormían las familias. Más ataques se reprodujeron en viviendas cercanas, con el exterminio de otras familias. Este viernes bombardearon otra escuela de la UNRWA en el campo de Shati, cerca de Ciudad de Gaza, y informan fuentes médicas.

Hamás ha calificado de “mentira” e “invención” la presencia de combatientes en la escuela Al Sardi. Desde octubre, Israel ha bombardeado 180 edificios de la UNRWA y asesinado a 450 personas que se refugiaban allí, dijo Philippe Lazzarini, el máximo responsable de la UNRWA, que recordó informan puntualmente las coordenadas al ejército sionista para evitar ataques.

En la operación, las fuerzas israelíes habrían utilizado bombas fabricadas en Estados Unidos, según expertos que examinaron las imágenes verificadas de los escombros. “Había restos de personas esparcidos por dentro y fuera del patio. La bombona de gas explotó”, informa Reuters.

El ataque a Nuseirat “se produjo después de que el Ejército anunciara una nueva campaña aérea y terrestre en varios campos de refugiados en el centro de Gaza para perseguir a milicianos de Hamas que, según dice, se han reagrupado allí”. Los sionistas regresan a zonas de Gaza a las que habían anunciado como “limpias” de la resistencia palestina, “lo que subraya la resiliencia del grupo armado pese a los casi ocho meses de campaña israelí en el territorio” (LN 7/7).

La complicidad del imperialismo es tan inocultable como la irrelevancia de la ONU, que ayer incluyó a Israel en la lista de países que matan niños. “Esta es una guerra contra los niños”, afirmó Lazzarini: un niño muere cada 10 minutos; por lo menos 17.000 perdieron a toda su familia.

“En el norte de la Franja, las escenas son desgarradoras. En el hospital Kamal Adwan vimos casos gravísimos de niños desnutridos que no sabemos realmente si estarán todavía vivos. Las madres y las abuelas no se separan de su lado y no dejan de llorar. Las incubadoras están llenas de bebés y hay madres dando a luz de manera prematura debido al estrés de la guerra. Es desesperante”, cita James Elder, portavoz de Unicef (EP 23/3).

En enero, un relevamiento de la organización Save de Children informaba un promedio de 10 niños amputados por día y calculaba que ya superaban al millar. “Se trata de la mayor cohorte de amputados pediátricos de la historia”, afirma el cirujano pediátrico Ghassan Abu-Sittah, que lleva treinta años tratando a niños supervivientes de la guerra en Irak, Yemen, Siria y otros lugares.

“Nacer hoy en Gaza es nacer muerto. Más de 16.000 niñas y niños palestinos murieron en los últimos ocho meses y más de 3.500 menores de edad se encuentran en riesgo inminente de morir de hambre. Nueve de cada diez chicos carecen del alimento indispensable para crecer”, afirmó Janti Soeripto, presidenta de Save the Children (Democracy Now 4/6). Se ignora el número de niños muertos bajo los escombros.

Israel ha llevado el dolor a extremos inimaginables. La destrucción deliberada del sistema sanitario gazatí y el bloqueo del ingreso de medicamentos e instrumental médico significa que muchos niños han sido amputados sin ninguna clase de anestesia ni analgesia, y que muchos han muerto después de agonizar durante días sin que hubiera forma de calmar su dolor.

Numerosos testimonios coinciden en que el ejército sionista dispara intencionalmente contra los niños. Esta afirmación es corroborada por muchos médicos, por la precisión de unos disparos que entran y salen “limpiamente” de los cráneos infantiles. “Hay que apuntar muy bien para disparar a una persona y acertar en el corazón o en la cabeza”, explican.

Otro elemento es que los niños heridos por francotiradores, cuando llegan vivos al hospital, lo hacen a veces en grupos. Son varios chicos tiroteados en el mismo lugar del cuerpo. El cirujano plástico y reconstructivo estadounidense Irfan Galaria, relató a Los Angeles Times cómo un grupo de padres llegó con sus hijos heridos de bala. Eran pequeños, algunos de 5 años. Todos, sin excepción, relata el médico, tenían un disparo en la cabeza. Ninguno sobrevivió. “Las víctimas infantiles de francotiradores son una “nueva tendencia”, afirma Marie-Aure Perreaut, coordinadora de emergencias de MSF. “Los israelíes son algunos de los mejores tiradores del mundo; no disparan por accidente a un niño dos veces en la cabeza y otra en el abdomen”, resumió el cirujano estadounidense Mark Perlmutter, poco después de volver de Gaza (DN26/5).

Una autorización explícita para masacrar a la infancia la dio tempranamente, el 14 de octubre, el presidente israelí Isaac Herzog, cuando dijo que “no había civiles inocentes en Gaza”. El coro genocida acompaña las ejecuciones.

El 24 de julio, el mayor responsable de esta masacre inaudita, Benjamin Netanyahu, se dirigirá al Congreso de Estados Unidos en una reunión conjunta. “Esperamos escuchar la visión del Gobierno israelí para defender la democracia, combatir el terrorismo y establecer una paz justa y duradera en la región”, explican en un comunicado conjunto el presidente de la Cámara de Representantes federal, Mike Johnson, y el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell.

Los asesinos de niños más temprano que tarde tendrán su escarmiento.

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