Escribe Comité Editorial
El estadio de la crisis capitalista, la situación de la clase obrera y nuestros planteos políticos inmediatos.
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El III Congreso de Política Obrera ha sido, como fue señalado en el cierre, el escenario de una radiografía de la crisis catastrófica que envuelve a su economía y a su política, o sea, al capitalismo y al Estado, y una toma de conciencia acerca del desarrollo de los luchadores de la clase obrera y de nuestro propio partido. En la larga secuencia desde que se fundó nuestra corriente, en la década del 60 del siglo pasado, ha sido uno de sus más fecundos, intelectual y teóricamente, y enriquecedor como instrumento crítico de nuestro desarrollo.
El señalamiento principal del Congreso y a la vez el más urgente es que la clase obrera ingresa en la etapa más conflictiva de su historia reciente, al menos desde el Argentinazo. El voto al paquete reaccionario de leyes conocido como "Bases" representa un apoyo del régimen político existente -o sea, sus partidos, cámaras patronales, burocracia sindical y Parlamento- al gobierno liberticida que intenta consolidar Milei. Como se trata de un agente de la OTAN y del Estado sionista, se trata de un apoyo para convertir a Argentina en un eslabón de la cadena económica y política de la guerra que se libra en Europa y de las atroces masacres que tienen lugar contra el pueblo palestino. Los "nacionales y populares" que han fracasado miserablemente bajo el gobierno reciente de los Fernández, no han movido ni el meñique para obstaculizar ese desarrollo. Lejos de eso, la burocracia cegetista se esmeró en hacer viable la votación en el Congreso de esa ‘ley’ reaccionaria y una parte de los gobernadores que el kirchnerismo supo conseguir cambió directamente de campo. El kirchnerismo es un campo orégano de Sciolis, los reproduce como conejos. De otro lado, Kicillof, denostado como "soviético", ejecuta un ajuste propio en la provincia de Buenos Aires, porque tampoco él “tiene plata”.
El apoyo del régimen político al Gobierno desata una etapa de gran confrontación contra la clase obrera. Esto se ve en el incremento de la ola de despidos de parte de las grandes patronales, como acaba de ocurrir en SIAT, de Techint, considerada imprescindible, hace muy poco, para aportar los tubos para el gasoductro NK. Es lo que también ocurre, en este mismo momento, con cesantías masivas en el Instituto de Tecnología Industrial (INTI), abocado al control de calidad en la industria. El punto más alto de estos ataques es el que tiene lugar en Villa Constitución, donde el cierre de Acindar por el resto del año, salvo dos o tres semanas, amenaza con despidos en todo el entorno de las tercerizadas y el empobrecimiento comercial y social de la ciudad. Por otro lado, como es de conocimiento público, se han desarrollado cesantías en todo el Neumático y, desde hace un mes, un conflicto en Fate, donde creemos advertir la intención de la patronal de ir directo a un lock out. En cuanto a los trabajadores del Estado, la camarilla liberticida que ha estado confiscando al fisco mediante el contrato de consultoras privadas, se apresta a anular 30.000 contratos (trabajo en negro), fomentado por los "nacionales y populares" parar birlarle a ANSES la contribución del Estado a las jubilaciones. De un modo general, la desocupación ha crecido en dos puntos porcentuales, por cierres y despidos, o sea, dos millones de trabajadores.
Incluso bajo un régimen capitalista no es una fatalidad que los obreros deban pagar el plato de la crisis. Eso depende de la lucha, precisamente lo que la CGT y los sindicatos de la burocracia no piensan librar. En el Congreso no solamente hemos reiterado el planteo de que se repartan las horas de trabajo sin afectar los salarios, de modo que sea la patronal la que financie su propia crisis. Con un criterio de clase diferente al del dúo liberticida Milei-Caputo y el Congreso, que han armado un blanqueo de capitales para que los capitalistas reintegren las fortunas y dinero que han contrabandeado al exterior, decimos que las patronales financien el reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios, con el fondo de capitales que tienen guardado en bancos, financieras y guaridas internacionales de dinero evadido. Por eso proponemos que se abran las cuentas de las patronales que suspenden, despiden o cierran, para el control por parte de los trabajadores.
Que la CGT no actúe, no significa que los sindicatos que sufren olas de despidos y cierres no se unan y establezcan comités de base, para una lucha común. Por ejemplo, el SUTNA, ATE (incluidos el INTI y el INTA), la UOM (seccionales Villa Constitución y Campana), las seccionales combativas de SUTEBA, AMSAFE y otras seccionales docentes, con los obreros rurales de Tucumán, en un frente de acción. A este frente podría unirse el sindicato del Aceite y sindicatos petroleros, bancarios y otros, para derrotar el aumento del impuesto al salario. Después de todo, solamente “todos unidos triunfaremos”. Cualquier obrero de este país sabe al dedillo que un frente como ese acabaría con todos los intentos de ajuste de los liberticidas y los legisladores cómplices.
El Congreso de Política Obrera abordó la reivindicación de un frente de lucha de sindicatos, seccionales y cuerpos de delegados afectados por cesantías de un modo inmediato, debido a una cuestión crucial. La lucha consecuente por la defensa del trabajo, en especial en una situación de recesión, plantea la ocupación de las empresas, como ha ocurrido con los compañeros y especialmente las compañeras de la Textilcom catamarqueña, que ahora reclaman la transferencia de la empresa al colectivo obrero, sin indemnizar a la patronal vaciadora. No alcanza con una huelga: hay que ocupar y desafiar a la patronal y al Estado en su propia esencia explotadora. En este cuadro general, las patronales responderán a cualquier lucha mediante el lock out y Patricia Bullrich se apresurará para movilizar a la Gendarmería con prontitud, como lo acaba de establecer una resolución de su ministerio. Por eso la ocupación aislada, sin la solidaridad práctica y activa del resto de la clase obrera, incluso ocupando sus propias empresas, es enteramente insuficiente. Las ocupaciones de empresas plantean una movilización excepcional de los trabajadores y ocupaciones generalizadas, por lo tanto, un frente de lucha de sindicatos afectados. Como la necesidad es un poderoso factor de movilización, el planteo del reparto de horas, de la ocupación de empresas y de un frente de lucha de sindicatos afectados servirá para movilizar a las bases obreras contra la ineptitud de sus direcciones. La ocupación de empresas, la defensa del puesto de trabajo y el reparto de horas disponibles son una salida para las poblaciones que forman el entorno de un lugar de producción, o sea, para el comercio, la salud, la educación y los servicios esenciales en general.
Esta caracterización de la situación inminente que viven los trabajadores y la formulación de los planteos expuestos introdujo el debate sobre los métodos de acción de nuestro propio partido. En oposición vertebral a la autoproclamación, el Congreso destacó la obligación de desarrollar nuestra orientación política, o sea, las conclusiones de nuestra propia experiencia en la lucha, como punto de partida de nuestra acción. Un partido revolucionario es tal si asume la iniciativa como método político. El contenido de esa iniciativa es desarrollar la unidad de clase frente al capital y sus expresiones estatales y políticas. La autoproclamación, por el contrario, es un abordaje sectario preñado de consecuencias liquidacionistas, como ocurre cuando tiene fines electorales o de promoción, y es un cultivo de los acuerdos sin principios (en otras palabras, el oportunismo). El seguidismo a la burocracia de la CGT (e incluso al kirchnerismo, como ocurrió en ocasiones como el 24 de Marzo y el 1° de Mayo), practicado con constancia digna de mejores causas por parte del FIT-U, ha quedado expuesto como un monumental fracaso. Es sobre la base del método político reivindicado en el Congreso que un partido recluta militantes seleccionados en la propia lucha.
El gobierno antiobrero aborda esta etapa de acentuación de conflictos desde una posición precaria, tomada de conjunto; esta es otra conclusión fundamental del Congreso. El plan confiscatorio llevado adelante hasta ahora -contra jubilaciones, salarios, congelamiento de obras públicas, recesión extraordinaria- ha engendrado mayores contradicciones. Por de pronto, un crecimiento espectacular de la deuda pública, a razón del equivalente a 15.000 millones de dólares por mes, o sea que ha acentuado el default. Mientras dice ejecutar una política deflacionaria y depresiva, ha aumentado la expectativa de una nueva devaluación, como se desprende de la desvalorización del peso en los mercados paralelos. De aquí a fines de 2025 debe pagar, en dólares y en equivalente a dólares, una deuda e intereses por más de 50.000 millones de dólares. Mientras apunta a un régimen monetario dolarizado, continúa alimentando un sistema inflacionario porque emite pesos para comprar divisas de exportación. En definitiva, mientras recibe apoyos políticos y redobla ataques a los trabajadores, enfrenta, contradictoriamente, un choque con el mismo FMI, que urge una devaluación. La pauperización extraordinaria de la clase media y de sus votantes crea las condiciones para un vasto frente común dirigido por la clase obrera. Los objetivos más encomiados por parte de los liberticidas y sus seguidores, como ocurre con la llegada de inversiones para exportar petróleo y gas en magnitudes enormes, se encuentran cuestionados desde sus propias entrañas: el presidente entreguista de YPF ha vuelto a revelar que los costos de producción de Vaca Muerta no son competitivos a nivel mundial.
Este resumen de dos meses de debates previos y dos días de deliberaciones (en que también se discutió largamente la situación internacional) muestra el enorme esfuerzo de los delegados para reunir, en un compacto multifacético, una realidad histórica extraordinariamente contradictoria. Con un espíritu combativo, el frío polar del fin de semana ultimo sirvió para calentar los motores de una militancia renovada. Fue elegido un Comité Nacional compuesto por ocho compañeras y trece compañeros y un gran bloque de jóvenes entre unas y otros.
Nos vemos en la lucha. El lunes 1 de julio con los trabajadores del INTI y de Fate, desde temprano a la mañana y toda la tarde.
III Congreso de Política Obrera: Llamamos a las nuevas generaciones de luchadores a participar del debate político Publicamos el texto central de las discusiones. 21/04/2024.