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En su reciente cumbre en Washington, la OTAN discutió dos cuestiones principales. La primera fue cómo ampliar su radio de vigilancia mundial hacia Oriente; la segunda, la tarea de encarar una estrategia para sortear la dificultad que le implicaría una posible victoria de Trump frente al objetivo de avanzar en la guerra en Ucrania. Para emprender la primer cuestión, estuvieron invitados Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur -todos vecinos de China- como participantes especiales, con los cuales realizaron acuerdos de apoyo mutuo.
El planteo de la declaración de Washington es presentar al gigante asiático como el autor ideológico de un plan geopolítico antioccidental en el cual las acciones concretas son realizadas por Rusia, Irán y Corea del Norte, pensados todos como un nuevo Eje. La OTAN y sus socios del Indo-Pacífico coincidieron en que China "no puede seguir alimentando el mayor conflicto militar de Europa sin que ello repercuta en los intereses y la reputación de Beijing". Como prueba material solo tendrían los compromisos comerciales entre China y Rusia, como la venta de componentes de armas, equipos y materias primas.
Sin embargo, la OTAN omite cualquier mención a otros socios de Rusia, como Israel por ejemplo, que no solo no acusó recibo de las sanciones impuestas al país de Putin sino que en 2023 recuperó el nivel de intercambio anterior a la pandemia. Netanyahu se sirve de esta relación para mantener a raya a Irán a través de los puestos de observación que Rusia mantiene en los Altos del Golán y del control del espacio aéreo sirio por parte de Moscú –el atentado a la embajada en Iraní no hubiera sido posible sin su inacción,y ya van 18 altos mandos iraníes asesinados en Siria con esta complicidad--.
Mientras, la República Popular China, como respuesta, acusó a la OTAN de buscar la seguridad a costa de los demás y ha advertido a la alianza militar que no lleve el mismo “caos” a Asia. Además, a modo de advertencia, viene realizando ejercicios militares con Bielorusia, socio menor de Putin.
El otro problema es el posible triunfo de Trump -quien declaró reparos en seguir financiando “el barril sin fondo” de la guerra en Ucrania-. Para hacer frente a esto, en la Cumbre acordaron un plan que permitirá a la alianza liderar la coordinación de la ayuda en seguridad para Ucrania y entrenamiento para sus fuerzas.
El plan, creado después de una significativa demora en las entregas de armas estadounidenses a Kiev, ha sido descrito como una forma de lograr un respaldo de la OTAN a Ucrania "a prueba de Trump”. Éste había planteado que no actuaría para defender a ningún país que no cumpliera con el mínimo de 2 % de su PBI en inversión en armamento. En esta situación todavía se encuentran nueve países, entre ellos Canadá, España e Italia, que gastan menos del 2 % en defensa, pero hay 21 países que ya alcanzaron la meta en los últimos años.
La OTAN también anunció en su cumbre que, por primera vez desde la Guerra Fría, se desplegarán en Alemania misiles estadounidenses de largo alcance. Se trata de misiles de crucero Tomahawk, SM-6 e hipersónicos con un alcance mucho mayor que los existentes, según indicaron Estados Unidos y Alemania en una declaración conjunta.
Un tratado de 1988 entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética vetaba este tipo de armas, pero el acuerdo se rompió hace cinco años por iniciativa de Estados Unidos. El partido político de Los Verdes de Alemania criticó el acuerdo del Canciller Olaf Scholz de permitir misiles estadounidenses en suelo alemán pero el gobierno plantea que estos serán usados mientras Alemania se dispone a fabricar sus propios misiles. La OTAN también se comprometió con otros 40.000 millones de dólares para Kiev en 2025.
En tanto, Orban se había reunido primero con Putin y después con Trump, por lo que fue desautorizado a entablar cualquier tipo de negociación de paz en nombre de la OTAN – de la que ahora tiene la presidencia rotativa–. Sin embargo, a pesar de la pantomima prorusa, el documento final fue suscripto por Turquía y Hungría.
Otro objetivo de la Cumbre, un poco más local, fue presentar a Biden como un gran líder mundial a fin de levantar su performance en las encuestas. Objetivo que se frustró cuando el presidente presentó a Zelenzki anunciándolo como “Putin”.
Lo que quedó claro de la Cumbre es que Europa se prepara para una guerra mundial en la que pretende comprometer a la mayor cantidad de países posible y cuyo escenario de operaciones pretende correr lo más al Este que pueda.
La Cumbre de Washington "otaniza" la guerra contra Rusia Mientras la crisis política avanza en EEUU, Francia y Alemania. Por Jorge Altamira, 13/07/2024.