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El Gobierno aumentó de un plumazo el presupuesto de la SIDE en 100.000 millones de pesos -equivalentes a algo más de 100 millones de dólares al tipo de cambio oficial. Además, estos fondos tendrán “carácter reservado”, es decir que se podrán usar discrecionalmente. Desde que Milei asumió la presidencia, los gastos reservados de la ahora SIDE se incrementaron en un 391 % ($3.194 millones). El presupuesto general del organismo también tuvo una suba exponencial (+136 %), totalizando $168.490 millones; tuvo un aumento promedio del 153 % desde enero pasado, a lo que ahora se suman estos 100.000 millones para su “fortalecimiento”. Los “gastos reservados” habrán pasado del 4 % al 75 % del presupuesto que maneja la Secretaría. La casa de los espías argentinos solamente debe rendir cuentas ante la comisión parlamentaria bicameral, que en este momento se encuentra acéfala. Su presidencia la disputan dos alas del oficialismo –el PRO de Patricia Bullrich y Santiago Caputo, que quiere poner al frente a un senador peronista por Entre Ríos. Caputo lleva las de ganar: designó al titular de la central de inteligencia -que pasó de la órbita de Jefatura de Gabinete a la Presidencia- y este, en la nueva estructura, sumó injerencia en las áreas de inteligencia militar y seguridad. La bicameral tiene la función primordial -así ha sido bajo todos los gobiernos- de blindar al oficialismo de turno.
Este “fortalecimiento” opaco de los servicios es un apresto represivo y político, preventivo si se quiere, en vistas de una gran crisis. Los "fondos reservados" servirán para aceitar el andamiaje de "la casta", como ocurrió siempre en el pasado (desde los sobresueldos y "gratificaciones" que Menem distribuía entre jueces, legisladores, funcionarios y periodistas, a las valijas del Senado durante la presidencia de De la Rúa, según Mario Pontaquarto) para asegurar la aprobación de la reforma laboral. En ese sentido, se dispondrán para apuntalar a un gobierno asediado por el fantasma del default, de un lado, y las presiones devaluatorias del otro.
Las provocaciones contra las manifestaciones y organizaciones populares se multiplicarán. Estamos ante un gobierno "liberticida": pretende prohibir la protesta callejera ("protocolo antipiquete") y el derecho a huelga y disolver a las organizaciones sociales, con asistencia del Poder Judicial. Caputo, según se encarga hoy de subrayar Clarín, es un “funcionario sin firma”, por lo tanto, al margen de los mecanismos "institucionales" de rendición de cuentas. El “asesor” sindicado como una figura clave del gobierno reviste como monotributista, a pesar de ostentar amplias facultades. Es el jefe de las "bandas digitales" paraoficiales que asolan las redes, hostigando a opositores y críticos. La red social de Elon Musk, X, acaba de cerrar una cuenta atribuida a Caputo, @snakedoclives, por publicar amenazas violentas contra periodistas y ex funcionarios. Los Milei son una camarilla protofascista que promueve el desarrollo de un movimiento de tales características, siguiendo los pasos de los Trump y los Bolsonaro.