Escribe Pablo Busch
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El kirchnerismo ha lanzado una campaña para reunir un millón de firmas contra el veto a la ley de movilidad jubilatoria. Así lo anunciaron sus dirigentes en los medios y las redes sociales. La iniciativa repite la campaña de ATE, la CTA y un sinfín de organizaciones religiosas, sindicales, sociales y políticas que vienen juntando firmas desde mayo contra el DNU 70/2023 y la demolición de las condiciones de vida del pueblo que representa.
El gobierno de Milei vetó finalmente la totalidad de la ley jubilatoria, aprobada por ambas cámaras del Congreso por más de dos tercios del cuerpo, lo que le permitiría al Congreso insistir en su aprobación y dejar el veto presidencial sin efecto. La norma establece una nueva movilidad jubilatoria, con una prima anual, consolidando una pérdida del 54 % en los últimos años. Plantea un incremento inmediato de las jubilaciones cercano al 7 %, al compensar la inflación de enero, aunque no la de diciembre del año pasado, que fue del 25 %.
Mientras que algunos repiten que Milei juega con fuego al vetar una ley votada tan holgadamente, el Gobierno parece haberse asegurado -en acuerdos con la "oposición dialoguista" y con el propio Macri- que el Congreso no consiga los dos tercios necesarios para derrotar el veto.
La campaña del kirchnerismo contra el veto obtendrá los mismos resultados que la juntada de firmas contra el DNU. Es un ensayo de oposición sin poner palos en la rueda a la contrarrevolucion laboral y social que lleva adelante el Gobierno. En el caso de la movilidad jubilatoria, con el agravante de que son los gobiernos kirchneristas quienes llevaron a las jubilaciones a estar por debajo de la indigencia y que la propia Cristina Kirchner vetó, en 2010, una ley del Congreso que establecía la jubilación mínima en el 82 % móvil del salario mínimo. El kirchnerismo carece de autoridad política para defender la bandera de los jubilados y para enfrentar el veto de Milei.
“Las mujeres se jubilaron sin aportes gracias a la ley del kirchnerismo”, agitan desde la usina reaccionaria del Gobierno. En rigor, el kirchnerismo no hizo otra cosa que tender una red asistencial, mediante una moratoria previsional por la cual los mismos jubilados pagaban "la deuda" con sus propios haberes para acceder a un monto inferior a la mínima. La del Gobierno es una campaña fascistizante en toda la linea. Si hay algo para reprocharle al kirchnerismo, en todo caso, es que nunca repusieron los aportes patronales derogados por Menem. Luego, el trabajo en negro y precario generalizados, acentuaron el desfinanciamiento de la ANSES, que actualmente se nutre en una proporción muy significativa de la recaudación impositiva.
Estamos ante una farsa orquestada. La juntada de firmas contra el veto busca encubrir la complicidad del kirchnerismo con la agenda del gobierno actual, y los profundos vasos comunicantes y negociaciones en curso entre unos y otros (Scioli, Lijo, Rubinstein). Busca mostrar un peronismo opositor mientras la agenda antiobrera del Gobierno pasa. Es una remake del Frente Nacional contra la Pobreza en el 2001, que juntaba firmas a contramano de la rebelión popular. Los sindicatos kirchneristas firman paritarias a la baja como pretenden Milei-Caputo, se han bajado de toda confrontación con el Gobierno. Los paros de la CGT dirigida por el peronismo fueron otra farsa para negociar algunos puntos y que la ley pase. Los legisladores del peronismo de las provincias han dado su voto para que la Ley Bases sea aprobada.
La derrota del gobierno de Milei provendrá solo de una acción independiente de la clase obrera.
Hay que vetar a Milei Las burocracias sindicales colaboran con el liberticidio. Por Jorge Altamira, 02/09/2024.