Empezó el juicio por el femicidio de Nancy Fernández: redes de trata, narcotráfico e impunidad

Escribe Ximena Arrece

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En el día de ayer, comenzó el juicio por el femicidio de Nancy Fernández, asesinada por las redes de trata y narcotráfico del barrio Las Tunas, Tigre, que un año antes habían asesinado a su hija Micaela, de 13 años. Nancy y su familia era parte de la comunidad Yecthakay Qom, y desde hacía varios años habían denunciado que las redes de trata obligaban a prostituirse a su hija Micaela, quien el 17 de febrero de 2013 apareció muerta con un tiro en la cabeza en la casa del conocido proxeneta y narco, Dante “el Pato” Cenizo. Mientras Nancy exigía justicia por su hija fue violada y asesinada en su domicilio el 2 de febrero de 2014. El juicio continúa hoy, el jueves 5 y el viernes 6 de septiembre, a cargo de los jueces María Cohelo, Marcelo Gaig y Alejandro Lago, del Tribunal Oral Criminal N°7 (TOC7) de San Isidro.

Más de 10 años después, se reabre en la justicia uno de los casos más emblemáticos de femicidio de una zona norte plagada de asesinatos a mujeres y adolescentes ligados a las redes de trata y narcotráfico del distrito de Tigre. Micaela Fernández tenía 14 años cuando la encuentran sin vida, con un tiro en la cabeza, en la casa del mencionado “Pato” Cenizo. Su madre Nancy, había denunciado tiempo atrás que su hija estaba siendo explotada sexualmente por ese conocido narco y proxeneta del barrio. Sin embargo, la causa del asesinato de Micaela fue caratulada como “suicidio” por el entonces fiscal Diego Molina Pico. “Cuando Nancy denunció al dealer por la muerte de su hija, los bonaerenses de la comisaría 6ª de El Talar la detuvieron, la amenazaron y la golpearon de tal manera que quedó internada durante dos días” (Página/12, 27/5/14). Casi exactamente un año después, Nancy aparece muerta en su domicilio y, a pesar de que se encontraba semidesnuda en su cama, de espaldas, violada y asfixiada, la científica de la Bonaerense dijo que se había suicidado.

La zona norte del Gran Buenos Aires es conocida por sus enormes gastos en “seguridad”, particularmente el municipio de Tigre había instalado miles de cámaras, creado su propia policía local (COT) y destinado millones del presupuesto al reforzamiento policial. Sergio Massa, quién fue intendente y precursor de esta política, dijo en el debate presidencial del año pasado que “Tigre se transformó en 6 años en la ciudad más segura del conurbano” y hasta le valió el elogio del propio Javier Milei a su política de seguridad distrital. Sin embargo, en las narices de todo este despliegue secuestraban mujeres y adolescentes y las mataban sin que apareciera ninguna prueba de lo que les había sucedido. La hermana de Micaela, e hija de Nancy, hoy querella en el juicio que transcurre esta semana, contaba que “Mi hermana, antes de que la mataran, le dijo a mi mamá ‘no denuncies porque es al pedo, hay muchos policías involucrados, vos no te das una idea de todos los policías que vienen y me violan’” (AnRed, 30/8/24). La impunidad es el motor de vida de estas redes que siguieron operando y que menos de un año después del asesinato de Nancy, ocurrió el femicidio de Tamara López (21 años), quién fue buscada desesperadamente por su familia y vecinos por 10 días hasta que fue hallado su cuerpo enterrado en una zanja, cerca del Frigorífico Río Platense. “Según fuentes policiales, Micaela López tenía que declarar en una causa -por prostitución y drogas- en la que está acusado Dante Cenizo, alias "el Pato", preso por comercialización de estupefacientes. El hombre, de 42 años, había sido su pareja.” (La Nación, 26/1/2015).

Luna Ortiz, Viviana Altamirano, Valeria Lopez son algunos de los nombres de los femicidios y desapariciones que tienen en común las ligazón con estas redes de explotación sexual y narcotráfico. Natacha Jaitt aparece muerta en una de las quintas de Benavidez señalada por familiares de víctimas como un lugar donde prostituían mujeres y adolescentes menores, luego de denunciar una red de pedofilia. Lo otro que tienen en común todos estos casos es la impunidad, no existe ningún detenido por ninguna de estas causas (Cenizo está preso solamente por narcotráfico), en el caso de Luna Ortiz, su femicida, Isaías Villarreal, anda suelto en el barrio de Benavídez, viviendo a 6 cuadras de la casa de la familia porque el mismo, TOC7 otorgó una perimetral casualmente solo por 500 metros.

El último rasgo en común de todos los casos es la violencia ejercida contra los familiares de las víctimas por parte de todas las instituciones estatales. En el día de ayer, cuando se disponían a ingresar a la sala para comenzar el juicio por Nancy Fernández, los jueces no querían permitirle el ingreso a las acompañantes de su hija, querella en la causa y que tenía que testificar ese mismo día, por no ser familiares. “¿Qué familia puedo traer yo si a mi familia me la quitaron?”, explicaba a la salida del juicio Lisette. Lago, Cohelo y Gaig también extorsionaron en el juicio a la familia que de no frenar los cánticos y la radio abierta de organizaciones que se concentraron en la puerta, el juicio no iba a continuar. Estos mismos jueces, durante el juicio en el que excarcelan al femicida de Luna Ortiz, denunciaron a la familia por violentos, también por convocar a movilizar fuera de los tribunales lo que duró aquel proceso judicial.

La concentración frente al TOC7 de San Isidro, en Av. Centenario 460, continuará todos los días hasta el viernes 6 de septiembre, dónde organizaciones sociales, indígenas, feministas, políticas y sindicales se congregan una vez más para reclamar justicia y el fin de este entramado de impunidad. Justicia por Nancy, Micaela y todas las compañeras asesinadas por narcos y proxenetas. Desmantelamiento de las redes de trata. Reforcemos la organización en todos los barrios, lugares de estudio y de trabajo.

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