El origen del 25 de Noviembre como día contra la violencia a la mujer

Escribe Rita Marchesini

Tiempo de lectura: 3 minutos

La fecha del 25 de noviembre evoca el crimen político de tres mujeres: las hermanas Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, en 1960. Las hermanas Mirabal o “las Mariposas”, como se las conocía en la clandestinidad, fueron asesinadas por el régimen de Rafael Trujillo, el dictador que gobernó la República Dominicana durante más de treinta años. Trujillo se formó como militar bajo la tutela de los marines americanos, durante el largo período de ocupación yanqui de su país. Cuando Estados Unidos se retiró de Dominicana, dejó a Trujillo al frente de la comandancia militar y, por esa vía, del poder político. El “chivo”, como era popularmente conocido, representó, junto con Somoza en Nicaragua y Batista en Cuba, la saga de dictadores centroamericanos encargados de cuidar el “patio trasero” del imperialismo yanqui entre los años 30 y la segunda postguerra. El número de crímenes políticos ejecutados por Trujillo se estima en unos 50.000 Entre ellos, la masacre ejecutada en 1937 contra los haitianos que vivían en su país, en medio de una furiosa campaña xenófoba y antimigratoria.

Trujillo se caracterizó por organizar conspiraciones criminales dentro y fuera de la República Dominicana, en función de los intereses norteamericanos. Pero por eso mismo, la resistencia a su régimen mantenía fuertes vasos comunicantes con los opositores centroamericanos a las otras dictaduras. Una de las expresiones de esta colaboración tuvo lugar el 14 de junio de 1959, cuando un grupo de exiliados dominicanos, apoyados por revolucionarios cubanos enviados por Fidel Castro, intentaron invadir Dominicana para derrocar a Trujillo. La tentativa fue sangrientamente sofocada, pero la fecha del “14 de junio” fue el nombre que adoptó el Movimiento Revolucionario que tenía, entre sus líderes, a Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal. Tavárez y Minerva sufrieron persecución, cárcel, tortura y -en el caso de Minerva- violaciones a manos de los esbirros de Trujillo. La misma suerte corrieron su hermana María Teresa y su compañero. En 1960, Trujillo decide liberar a las dos hermanas Mirabal, y trasladar a sus esposos a una cárcel más cercana a sus domicilios. Ese gesto supuestamente “magnánimo” del dictador sólo preparaba la emboscada final: al regreso de una de las visitas a sus compañeros, el auto que llevaba a las hermanas Mirabal -además de Minerva y María Teresa, también viajaba su hermana menor Patria- fue interceptado por un “grupo de tareas” de Trujillo. “Las Mariposas” fueron secuestradas y brutalmente asesinadas. Luego, las introdujeron en el auto que manejaban y las arrojaron a un barranco, para simular un accidente.

La conmoción provocada por el asesinato de las hermanas Mirabal acercó el fin de la dictadura de Trujillo. Temeroso de que en Dominicana se replicara otra Revolución Cubana, el propio imperialismo y la CIA organizaron el asesinato “preventivo” de Trujillo, apelando a elementos del régimen. En los años siguientes, el Movimiento 14 de junio organizó focos de resistencia armada en todo el país, contra el recurrente intervencionismo yanqui.

El día de la no violencia

El asesinato de las hermanas Mirabal fue, sin lugar a dudas, un crimen político. Pero el régimen que lo perpetró hacía de los vejámenes y violaciones una de las manifestaciones características de su prepotencia. Una magnífica novela de Vargas Llosa, “la fiesta del chivo”, relata con crudeza las perversiones de los personeros del régimen, comenzando naturalmente por el propio Trujillo.

En 1981, tuvo lugar en Colombia lo que se conoció como el “primer encuentro feminista latinoamericano y del Caribe”. Las crónicas de ese encuentro dan cuenta de una lucha política entre un ala partidaria de abordar las reivindicaciones de la mujer de un modo “particular”, -con “independencia” de las luchas de clases sociales- y otra “ala” defensora de asociar a la lucha de la mujer “con la clase obrera” y los movimientos revolucionarios del continente. En cualquier caso, acordaron por unanimidad consagrar al 25 de noviembre, día del asesinato de las hermanas Mirabal, como jornada contra la violencia a la Mujer. Casi veinte años después, en 1999, las Naciones Unidas establecieron esa fecha como la conmemoración “oficial” por este asunto.

Como suele ocurrir, la “institucionalización” del 25N cumple un rol esencialmente encubridor, en este caso, de los estados y regímenes que proclaman la “protección universal” de la mujer mientras, al mismo tiempo, participan o son cómplices de los crímenes y hasta genocidios - como ocurre hoy con las mujeres palestinas- perpetrados a cuenta del imperialismo.

Revista EDM