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“Baja California está mucho menos densamente poblada que otros estados mexicanos, ahora es el tercero en el número de casos de COVID-19, con 1.660 personas infectadas. Unos 261 han muerto en todo el estado, y 164 solo en Tijuana. Eso es más muertes que las 131 en la vecina San Diego, una metrópoli mucho más grande”. En Tijuana mueren el 15% de los infectados, en San Diego solo el 3,5%. Aun así “como ocurre en todas partes, con la ausencia de pruebas exhaustivas, nadie sabe realmente cuántos están enfermos” (The Bullet, 18/5). Según The Guardian (14/5) Baja California sería ya el “segundo estado” más afectado.
Con “6.000 maquiladoras” los estados fronterizos de Mexico son un fenómeno “muy amenazante” (The Bullet, íd.). Estas grandes patronales, en su mayoría yanquis, aprovechándose de la inacción del gobierno de AMLO dejaron correr los contagios. Fueron los trabajadores quienes obligaron al gobierno a reaccionar: “en Mexicali, la capital del estado, los trabajadores hicieron huelga el 9 de abril en tres fábricas: Eaton, Spectrum y LG. Las compañías… amenazaban con despedir, negándose a pagar los salarios… y no proporcionaban máscaras”. El paro fue generalizándose y no hubo extorsión que valga: “Queremos salud, no queremos dinero, ni bonos, ni siquiera doble paga. Solo queremos que cumplan” con la cuarentena y que paguen los salarios (ídem). Las patronales esgrimieron entonces su carácter de ´esenciales´: en “Jonathan, una fábrica de rieles metálicos para ametralladoras y tanques de EE.UU., los trabajadores cuestionaron que la compañía fabricara equipos de telecomunicaciones, una afirmación común de las fábricas para permanecer abiertas” (ídem).
Los paros se amplificaron más: “una semana de paros en Skyworks y una huelga en Gulfstream el 10 de abril. En Honeywell Aerospace, los trabajadores comenzaron a parar la producción el 6 de abril. La compañía despidió a 100 personas sin paga… Honeywell cerró durante una semana y luego volvió a abrir… entonces los trabajadores de las maquiladoras de Mexicali convocaron a una huelga general apoyada por el Sindicato Mexicano de Trabajadores Eléctricos” (ídem).
La presión para “volver al trabajo” es enorme. Aún con salarios de hambre os trabajadores están en una encerrona: “En el pasado, algunos trabajadores cruzaban la frontera para ganar dinero extra donando sangre. Pero ahora está cerrada… No pueden vender cosas en la calle debido al encierro. La única opción es trabajar" (ídem).
Pero así y todo “a medida que otras plantas continuaron operando a pesar del número de muertos, estallaron más huelgas. El 17 de abril, los trabajadores hicieron huelga en seis maquiladoras... En Honeywell, 70 huelguistas dijeron que la compañía no había proporcionado máscaras y había obligado a las personas con hipertensión y diabetes a ir a trabajar. La planta de Electrolux dejó de funcionar el 24 de abril después de la muerte de dos trabajadores. Dos semanas antes, los trabajadores allí habían protestado por la falta de protección de la salud. Cuando los trabajadores finalmente dejaron de trabajar, la compañía los encerró y luego despidió a 20” (ídem).
“En Juárez, el alcalde cerró los restaurantes, pero permitió a las maquiladoras trabajar. Cuando los trabajadores de TPI Composites iniciaron su protesta, llamó a la policía contra ellos. Sin embargo, en Juárez y otras ciudades fronterizas a lo largo de abril, forzó al gobierno a exigir el cumplimiento de las empresas” (ídem).
“Las empresas que dijeron que estaban cerrando nunca lo hicieron realmente, acusaron los trabajadores. "Cerraban la puerta principal y ponían una cadena", explicó un trabajador. “Luego traen trabajadores por la puerta de atrás. Llamaban a los trabajadores a la fábrica y les decían que, si no volvían a trabajar, perderían sus empleos´” (ídem).
The Guardian informa que “Hay maquiladoras que dicen que es más barato pagar una multa por incumplimiento que perder contratos”, denuncia la organización de derechos laborales Ollin Calli, de Tijuana. “Es mejor tener trabajadores trabajando, incluso si se enferman, que tenerlos descansando y cobrando” (ídem). El poder de policía del estado es irrisorio: “solo emplea a 15 inspectores laborales en todos los sectores”.
“Las compañías se burlan”: “las dos enormes cervecerías de Constellation Brands en Coahuila, que fabrican Corona y Modelo para EE.UU. no cerraron” (ídem).
La nota la dio el embajador yanqui, trató a México como un estado más de EE.UU. En un tuit dijo: “Hay riesgo en todas partes, pero no todos nos quedamos en casa por temor a que choquemos nuestros autos. La destrucción económica también amenaza la salud". Así impuso que “el 28 de abril, el gobernador de Baja California, Bonilla, se incline ante la presión y ordenó la reapertura de 40 maquiladoras “cerradas”…(que) de hecho, ya estaban operando … el propio gobierno federal también comenzó a retroceder, anunciando que permitirá a las enormes plantas automotrices reiniciar sus líneas de ensamblaje” (ídem).