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Durante las últimas semanas, la directiva de Foetra realizó asambleas en edificios de Telefónica y Telecom.
Esta propuesta había sido realizada en Comisión Administrativa, hace tres semanas, por quien escribe este artículo, para recuperar la iniciativa gremial en la paritaria y enfrentar la ofensiva patronal, especialmente en Telecom. La propuesta no fue tomada por la mayoría de la conducción, que tenía su propio plan de asambleas en mente, pero con planteos diferentes.
Anunciando la posibilidad de una ofensiva contra los puestos de trabajo, Claudio Marín, secretario general, llamó a aceptar los niveles salariales actuales, tolerar la falta de respuesta patronal ante los reclamos gremiales y los cambios de tareas que propongan las empresas, que cierran y reducen sectores, para aferrarnos a los puestos laborales.
También defendió la paritaria de Foetra como una de las “más exitosas”. Según Marín, nuestro salario sigue la inflación con sólo un mes de retraso y se ubica por encima del promedio del movimiento obrero. Hizo hincapié en que sólo darán las luchas “que puedan ganar” y, en cualquier caso, sólo para enfrentar despidos masivos sin causa. No habría, en cambio, un cuadro favorable para mejorar el salario, ni la conquista de reivindicaciones ya parciales como, por ejemplo, los ascensos de categorías.
Marín repite la orientación común a toda la burocracia de los sindicatos. La supuesta fortaleza del gobierno liberticida y de las patronales del sector, que el Gobierno aprovecha para imponer la vuelta de Ganancias, modificar todo el andamiaje legal contra los trabajadores, demoliendo aún más las jubilaciones, etc, es la coartada para abandonar cualquier lucha y reivindicación.
Es una línea de desmoralización y derrota, porque la adaptación y sumisión debilitan las fuerzas de los trabajadores, minan su confianza en su organización y, finalmente, facilitan el ataque a los puestos laborales.
La realidad es que Foetra, desde hace muchos años y gobiernos, no pelea por la recuperación salarial, ni siquiera para enfrentar grandes retrocesos salariales como el sufrido en el gobierno de Macri.
Nuestra intervención parte del punto de vista contrario. Para los trabajadores, la depresión salarial es insoportable y sufren el retroceso de su nivel de vida, cuando las empresas tienen los mejores resultados económicos del país; la impotencia gremial es verificada como un fracaso o connivencia.
Debemos enfrentar el ataque patronal y del gobierno, utilizando las asambleas para motorizar respuestas y ganar la confianza de los trabajadores. Esto se logra cuando la organización gremial es un canal de defensa del salario y las condiciones laborales, y rompe la pasividad que habilita que la patronal las ataque.
Levantemos el salario mínimo inicial sobre la canasta familiar. Frente al ataque a la estabilidad laboral, el reparto de las horas de trabajo, volviendo todos a la jornada histórica de 7 horas sin afectar el salario.
