Escriben Leandro Granado y Silvia Allocati
La burocracia de ATE y UPCN, el huevo de la serpiente.
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Los trabajadores de los hospitales Bonaparte y Garrahan unidos al conjunto de los y las trabajadores de la salud pública arrancaron un respiro, momentáneo, obligando al gobierno liberticida de Milei a poner entre paréntesis su intento de avanzar con el cierre de los servicios de guardia e internación y, a término, con el de todo el hospital. También le arrancaron al gobierno el compromiso de la patronal de renovar todos los contratos, al menos, hasta diciembre.
La burocracia sindical de ATE, que en la asamblea del viernes pasado se había manifestado en oposición a la toma del hospital, apareció con todo su aparato el lunes pasado para posar de combativa. A la tarde de ese mismo día, informó haber "logrado" la firma de un acta acuerdo con el Ministerio de Salud, respecto de la continuidad de las prestaciones y el no cierre del hospital. UPCN, que no se hizo presente en ningún momento del conflicto, también difundió un comunicado informando el mismo acuerdo.
El acta firmada por UPCN con el Ministerio de Salud establece la conformación de una "mesa de trabajo conjunta, integrada por autoridades nacionales y por profesionales de la salud propuestos por UPCN a fin de asegurar la prestación de servicios y la atención de los pacientes." y sigue: ..."las autoridades se comprometen a evaluar las variables de reestructuración propuestas por el Ministerio con incidencia directa en la prestación de los servicios sanitarios a la población optimizando los recursos del erario público". Es decir, un compromiso del mismo Ministerio a "revisar" sus propias decisiones, avalando el "no hay plata" de Milei y su runfla. Por su parte, el compromiso "logrado" por ATE es exactamente el mismo al firmado por UPCN, con la salvedad de que serán, en este caso, profesionales propuestos por ATE quienes integren la "mesa de trabajo conjunta."
En cuanto a "las variables de reestructuración" se desconoce cuáles serán. Las actas son lo suficientemente imprecisas y ambiguas, terreno fértil para maniobras y negociados de todo tipo, a espalda de los y las trabajadoras del hospital. Además, en ninguna de las actas (gemelas) se plantea la reincorporación de los 29 despidos ya ocurridos en tandas anteriores. Estos se produjeron, a pesar de haberse "logrado" oportunamente compromisos de renovación de contratos por tres meses, los cuales por supuesto no se respetaron. Ante esto, ATE y UPCN no dieron en ese momento señales de vida, dejando correr los despidos.
Para las derivaciones, según el diario La Nación (9/10), durante la rueda de prensa encabezada por María Locciano, secretaria de gestión administrativa del Ministerio de Salud de la Nación, afirmó que se esperaba el levantamiento de las medidas de fuerza para continuar con la reestructuración del hospital. La primera decisión adoptada es disponer la derivación de nuevas internaciones y consultas ambulatorias "para evitar un aumento de la carga de trabajo de los profesionales que van a estar involucrados en la reestructuración" (sic) El mismo medio informa que estarían en diálogo con el Ministerio de Salud porteño por la proximidad del Hospital Bonaparte con los hospitales especializados en salud mental Moyano, Borda y Tobar Garcia.
A todas luces, pretenden disminuir las demandas de atención en el Bonaparte para, a término, despedir al personal al cual, según el Ministerio, pretende "evitarle" una sobrecarga. Claro que esto implicaría la sobrecarga de los hospitales porteños de salud mental, los que están ya saturados.
Si la lucha logró posponer el cierre previsto por el Gobierno, los trabajadores serán quienes le pongan un freno a estas maniobras.
Las trabajadoras y los trabajadores del Hospital Bonaparte y de la salud pública en general, de manera decidida, tomaron la lucha en sus manos con acciones directas y concretas. Como lo están haciendo los estudiantes universitarios, la ocupación de las dependencias que sufren despidos y/o recortes es el camino para frenar la política criminal de Milei y Macri, en complicidad con la burocracia sindical de todo pelaje.
La burocracia de ATE y UPCN pretenden arrogarse la lucha mientras se sientan a negociar una reestructuración hospitalaria que, por supuesto, nadie sabe en qué consiste. Es esta misma burocracia sindical que ya dejó pasar decenas de miles de despidos sin pena ni gloria hasta el día de hoy inclusive. La orientación de "exigirle un paro general" a esa misma burocracia es llevar las luchas hacia el desgaste y, a término, la derrota.
La lucha del Bonaparte y el Garrahan marcan el camino.
Ocupación de toda dependencia que cierre o despida.
Ninguna confianza en la burocracia sindical.
Por una huelga general para derrotar el plan criminal del Gobierno.
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